Una argentina de 19 años fue convocada por la WNBA

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La joven resalta en Italia, pero sus aspiraciones se depositan en brillar en la mejor liga del mundo para desarrollar su talento y conformar un gran equipo en la Selección para los Juegos Olímpicos de París. Uno de los referentes que la inspiran es Facundo Campazzo.

“Estar en el Draft y tener la chance de jugar en la mejor liga es un objetivo que nunca voy a dejar de buscar”. Hace poco más de tres meses, Florencia Chagas nos contaba su ilusión y, a la vez, el objetivo. A los 19 años, mientras se destaca en el Empoli de la primera división de Italia, la base-escolta de la Selección sabe que tenía condiciones para soñar con lograr lo que ninguna compatriota había alcanzado y que este jueves se confirmó.

En un par de días, esta chica de 1m78 pasó de no querer anotarse en el listado de jugadoras elegibles (hay una sola posibilidad en cuatro años) a hacerlo, a última hora, por la insistencia de tres equipos de la NBA femenina que se lo pidieron exclusivamente a la competencia. Indiana, Connecticut y New York fueron los que mostraron más interés y justamente fue Indiana Fever el que la terminó seleccionado.

“Si bien hoy lo principal es afianzarme en Europa, estar en el Draft sería un sueño. Es algo que me ilusiona mucho”, adelantó. La joven que hizo historia se inició en Casa de Padua, un club del Oeste en el que cuentan que, con 12 años, jugaba con varones más grandes. Luego pasó por Vélez, Indios de Moreno y Berazategui hasta saltar a la fama en un campus internacional en Bahamas, en 2017, cuando fue la MVP del All Star y empezó a recibir propuestas importantes de distintos países.

Ella se ilusiona con que se siga potenciando el básquet femenino en el país. “En estos meses se hicieron muchas cosas positivas: las escuelas de básquet en provincias del interior, los entrenamientos de las formativas en el Cenard y el plan formativo se lanzó para potenciar el desarrollo de las chicas que van surgiendo. Seguro que hay cosas para mejorar, pero ojalá se siga por este camino”, cerró.

Hace años que el básquet argentino la mira con mucha ilusión y le ha puesto un mote que lleva con naturalidad. “Que me digan que soy la joya del básquet femenino argentino es algo que me despierta gratitud y me llena de orgullo. Quiere decir que todo lo que tengo no llegó por arte de magia sino por mi esfuerzo diario. No me genera nada negativo, lo tomo con un lindo mimo de esta hermosa profesión”. Flor sabe lo que puede.

Este jueves rompió otra barrera, logró un hito y, sin marearse, va por más. Seguramente en la pretemporada que viene será invitada a entrenar y de su nivel, dependerá un futuro que se ve cada día más brillante.

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