El francés Théo Curin, a quien le amputaron ambos brazos y piernas a causa de una meningitis completó este sábado la travesía más larga jamás hecha entre Bolivia y Perú.
El medallista paralímpico francés Théo Curin, completó este sábado junto a otros dos expertos nadadores la travesía más larga jamás hecha en el lago Titicaca. El atleta, a quien le amputaron las extremidades de niño por una meningitis, nadó 122 kilómetros para unir la distancia que separa Copacabana (en Bolivia) de las islas flotantes de los Uros, frente a la bahía de Puno (en Perú).
En esta intrépida aventura marcada por las duras condiciones climáticas, Curin, de 20 años, tuvo como escoltas a la nadadora Malia Metella, cinco veces campeona de Europa y medallista olímpica en Atenas 2004; y al aventurero Matthieu Witvoet, quien en 2017 viajó 18.000 kilómetros en bicicleta donde recorrió 17 países. Nadie antes se había atrevido a recorrer las gélidas aguas a 3.800 metros sobre el nivel del mar, y menos en total autonomía.
Curin junto a Metella y Witvoet arrastraron a lo largo del recorrido una balsa en la que durmieron y comieron durante los once días que les llevó completar el desafío. Se trata del primer desafío que lleva a cabo la asociación sin fines de lucro creada por Curin para hacer proyectos de concienciación sobre la discapacidad, la resiliencia y la protección del planeta. En los Uros, un conjunto de islas flotantes construidas con juncos, fueron recibidos con ofrendas por la tradicional comunidad indígena que las habita. “Por fin es una realidad, y es algo que hemos hecho juntos”, dijo Curin tras estallar de alegría con un sonoro grito y romper seguidamente en llanto, tras haber nadado el último tramo.
Luego de ganar una medalla de plata en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, donde fue el deportista más joven de Francia, los problemas para clasificarse para Tokio 2020 impulsaron a Curin a cruzar a nado el Titicaca, para ampliar sus horizontes, probar su capacidad en otros escenarios y lograr algo único. Durante los once días que nadaron, atravesaron imprevistos como frío, tormentas, rachas de viento y fuertes corrientes de agua. Los tres atletas se entrenaron durante más de un año, en los Pirineos y en una cámara hiperbárica para simular las condiciones ambientales y de hipoxia del Titicaca.