Un equipo del municipio de Bariloche acompaña infancias y adolescencias trans

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Además de debatir sobre temáticas y conflictos que aparecen durante el proceso de transición, también se dictan talleres de literatura, salidas recreativas y espacios deportivos como parte de las políticas de inclusión.

El equipo del Área de Género y Diversidad Sexual del municipio de San Carlos de Bariloche lleva adelante encuentros para acompañar infancias y adolescencias trans en dos grupos –uno destinado a las familias que acompañan y otro para jóvenes- en los que se debaten temáticas y conflictos que aparecen durante el proceso de transición.

En la sede del Área, también se dictan talleres de literatura, salidas recreativas y espacios deportivos como parte de las políticas de inclusión a las infancias y adolescencias LGTBQ+.

Kali tiene nueve años y vive con su mamá y uno de sus hermanos y este año, para la jura de la bandera, eligió unas hebillas con los colores del orgullo.

“Tiene una madurez tan intensa que no tiene miedo de mostrarse y sostener su elección. Para su edad, es una nena muy fuerte por las decisiones que ha tomado”, señaló Vanesa.

Ella se acercó a la Defensoría del Pueblo de Bariloche cuando Kali estaba por cumplir los siete años. “Leí la historia de un niño trans y me di cuenta de que era eso lo que estaba viviendo mi hija. Nos acercamos en noviembre, antes de su cumpleaños, y el 2 de diciembre empezamos a hacer los trámites para el cambio de documento”, contó Vanesa.

Si bien pensó que su hija esperaría al año siguiente para contarlo en la escuela, “ella tomó la decisión y les contó a sus compañeros, les dijo su nuevo nombre y así la llamaron desde ese día

“Después nos citaron a una reunión para saber más sobre la transición, les transmití la duda que tenía sobre los baños y lo que hicieron fue pintar las puertas de amarillo y sacar los carteles de nenas y nenes; desde entonces los baños son mixtos”, relató.

Ese verano le cambió la vida a Kali, que actualmente tiene su DNI con el cambio de nombre y el año pasado participó por primera vez de la Marcha del Orgullo, que en Bariloche se celebra el primer sábado de diciembre.

Foto Eugenia Neme



“Fuimos con mis tías, mi mamá y otras personas de la familia, fue muy emotivo. En un momento se nos acercaron unas mujeres trans más grandes que querían conocer a Kali. Me imagino por lo que habrán pasado ellas y me alegro de poder acompañar a mi hija desde un primer momento en su decisión”, reflexionó Vanesa. Y aclaró que “el cambio de nombre fue un antes y un después para ella; dejó de tener enfermedades en la piel que evidentemente era psicosomáticas”.

A comienzos de 2020, la familia de Kali estaba de vacaciones en la costa cuando le agarró una gripe muy fuerte. “Fuimos a la guardia y el expliqué a la enfermera que todavía no teníamos el nuevo DNI de mi hija, pero que tenían que llamarla por su nombre autopercibido. Ella estaba con un vestidito porque hacía calor, y el médico la llamó por su nombre anterior. Fue un momento incómodo para todos. Salimos de ahí y me di cuenta de que no quería que esto le pasara nunca más a mi hija”, remarcó la mujer.

Tanto Kali como Vanesa asisten a los encuentros de diversidad de la municipalidad, que se llevan a cabo, una vez por semana el de jóvenes, y de forma mensual para familiares.

“Hay mucha gente que necesita encontrarse con una historia parecida y recurrir a alguien que les dé una mano. Les da la posibilidad de entender mejor a sus hijes, de que no se queden sin saber y que no tengan miedo”, señaló Vanesa.

Paola y Esteban, la madre y el padre de Zoe, se acercaron a Fernanda Ganuza, abogada del Área de Diversidad Sexual, porque necesitaban asesoramiento para el cambio de documento de su hija, que en ese entonces tenía once años. “En la escuela ella quería ir al baño de chicas, no al de varones, y se armó un debate por este tema. Nos dijeron que sin el cambio de DNI no se podía, entonces arrancamos el trámite”, destacó Paola

Resaltó que “en ese espacio ella ya había hecho la transición; aunque nosotros no estábamos tan al tanto, ahí todas las maestras, directivos y compañeros le decían Zoe”.

Su ejemplo sirvió para que otras infancias trans no tengan que lidiar con ese problema ya que ahora la escuela a la que asistía, en el barrio de Melipal, tiene baños mixtos.

Foto Eugenia Neme




Paola, docente de Historia que en su trabajo también acompaña a chicos y chicas trans, explicó que “uno de los temas que más charlamos en los encuentros es el de los bloqueadores y la hormonización, porque son tratamientos muy caros y aunque la Ley de Identidad de Género obliga a las prepagas y obras sociales a cubrir los medicamentos, muchas veces no los cubren al 100%”.

“Tengo estudiantes trans que se esconden un montón dentro de la institución y afuera en otros ámbitos tienen una vida totalmente distinta. No es que nadie sea gay o trans en ciertas escuelas, sino que no lo pueden decir”, señaló la mamá de Zoe y subrayó que, aunque muchas veces a los docentes y directivos les faltan herramientas, otras veces las barreras aparecen en el ámbito familiar”.

Claudia, mamá de Max y docente de primaria sostuvo que su “gran miedo era equivocarme, no saber qué hacer o cómo acompañar. Aparecen culpas al principio, pero te das cuenta de que no se trata de vos, sino que es la vida de otra persona que decide qué hacer por sí misma”.

Máximo Esteban, como figura actualmente en su documento, tiene quince años y su identidad es fluida, es decir que usa tanto pronombres neutros como masculinos, algo que aún tiene que explicar en reiteradas situaciones.

Foto Eugenia Neme



“Las personas disidentes siempre tenemos que estar pensando adonde podemos expresarnos y adonde no, es cansador”, expresó Max y narró que “la consulta con la ginecóloga fue una situación muy rara. No entendía que le estaba diciendo que soy trans y se pasó toda la sesión dando a entender que yo estaba confundido”. Según coincidieron todas las familias consultadas, una de las herramientas más importantes del espacio de Diversidad es la información sobre profesionales de la salud con perspectiva de género.

“En las escuelas también es complicado todavía”, advirtió Claudia y explicó: “Yo misma tengo alumnes que usan lenguaje inclusivo en una institución que a mí como profesora no me dejan usar, o me piden que no diga que tengo un hije trans”.

Max manifestó que tiene “muchos amigos trans que fueron recibidos en sus casas con negación, con agresividad. Yo fui recibido con un abrazo y un té. Tuve un apoyo inmediato, un reconocimiento que no muches pueden tener”.

Foto Eugenia Neme



“Una persona apoyada y contenida puede salir a apoyar a quienes no tienen ese amor en la familia, y puedo ser su familia si lo elegimos así”, destacó.

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