Un club que rompe con modelos deportivos hegemónicos y apuesta a la diversidad

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Un grupo de amigos buscaba retornar al deporte poniendo énfasis en la diversidad. Con el tiempo descubrieron que había varias personas con la misma necesidad, es por esta razón que se convierte en un espacio social y deportivo ( juegan al fútbol y al vóley) y se trabaja desde la diversidad de género y las corporalidades.

En su espacio ponen foco en reparar la relación entre las comunidades del colectivo LGBTQI+ y el deporte. El objetivo es atraerlos a la práctica deportiva, pero desde una mirada amorosa, dejando de lado el preconcepto de ciertas aptitudes físicas para poder entrar a la cancha y de asociar lo deportivo a cierta corporalidad.

Además, ponen énfasis en vincularse a las distintas disciplinas a partir de una manera más lúdica, enriqueciendo las experiencias propias y de pares. “Tensionamos esa idea de que uno tiene que acercarse a aquello que domina y alejarse de aquello para lo que es malo. Rompemos esas lógicas y asociamos el deporte a lo lúdico y al divertimento”, resume Danilo Tonti, integrante de Rayos.

“Creemos profundamente en esta idea de la diversidad porque nos conecta con una pluralidad enorme de historias, de subjetividades, de miradas sobre el mundo y eso realmente en tiempos en donde parece que solo nos conectamos con quienes son iguales a nosotros, tiene un valor enorme”, destacó en diálogo con Diversidad.

Deporte adaptado

¿Por qué son necesarios espacios como Rayos Córdoba Club?

El modelo deportivo hegemónico se estructura en tres ejes: representaciones de género, corporalidades hegemónicas y competitividad. En este sentido, se ha enseñado que hay deportes para mujeres y otros para varones, limitando la diversidad de prácticas deportivas.

Las experiencias en las clases de educación física han estado marcadas por divisiones de género, la idea de que el deporte es rosa o celeste, femenino o masculino, prescripción de ciertos deportes y la idea de que es naturalmente heterosexual. Esto ha generado inseguridad, ocultamiento y disciplinamiento de las corporalidades en los espacios deportivos, impidiéndoles a las personas moverse con naturalidad.

La necesidad de lugares como Rayos, nace para romper justamente con modelos deportivos hegemónicos. “En la escuela la idea de que uno tiene que hacer fútbol por ser varón, nos marcó por años”, cuenta Danilo.

Al respecto asegura que buscan dejar atrás el modelo competitivo y fomentar una práctica desde lo lúdico y lo placentero, sin importar si soy o no hábil.

El deporte como espacio de disfrute y resocialización

En Rayos trabajan con una mirada de resocialización en el deporte, promoviendo la inclusión y diversidad en el ambiente deportivo.

Se enfocan en la perspectiva de género, en la intersección entre deporte y diversidad, en el poder socializador de las prácticas y en la inclusión de la comunidad LGBTIQ+. Apuestan por la construcción de espacios seguros donde cada uno pueda disfrutar la práctica deportiva sin presiones, y promueven el deporte como medio de disfrute y no como finalidad en sí misma. Trabajan para reescribir la historia del deporte y promueven un enfoque desde la alegría y la diversión en la cancha.

“Parte de la experiencia que vivimos con el deporte fue la de borrar nuestra diversidad, por lo que la apuesta de Rayos en este contexto va contramano a ese sentido. Poblar la cancha de toda esa disidencia que buscamos disimular a lo largo de nuestra historia”, explicó Danilo.

“Creemos que desde el deporte hay una posibilidad de construcción de lazos, de una posibilidad de liberación del cuerpo, de constitución de lo subjetivo de la identidad que es profundamente potente”, afirma.

Para lograr esto, el club trabaja en la construcción de espacios seguros, que son esos lugares donde cada uno puede desplegarse libremente, conocer y reconocerse en la práctica deportiva desde el divertimento.

“No hacemos deporte para ganar, no hacemos un deporte para derrotar a un adversario, sino que hacemos un deporte porque algo de esa trama nos ayuda a sentirnos y a ser. (…) La habilidad llega con la tranquilidad y la tranquilidad llega cuando empezamos a relajar las pretensiones y las exigencias que le damos a lo deportivo y empezamos a entender que cada cual está ahí por una razón distinta que ganar a un rival. Rayos trabaja sobre la posibilidad de reescribir una historia sobre el deporte”, añade.

Deporte en entornos seguros

Rayos busca promover la práctica deportiva en entornos seguros y con énfasis en la diversidad. Buscan contar con espacios físicos para albergar a más personas interesadas en el deporte y que este sea un espacio de libertad y construcción personal para niños, niñas y adolescentes.

Buscan acercar la diversidad al deporte desde una mirada amorosa y enriquecedora, rompiendo con estereotipos y prejuicios.

“Una vez que estamos en la cancha, hay muchas cosas que sanar. Sanar supone dejar de sentir esa angustia, esa incertidumbre, esa inseguridad. Siempre que ingresamos a una cancha implica romper los falsos presupuestos de que yo no sirvo para esto, de que yo no soy bueno. Entonces esa reparación permite que la experiencia y el juego empiecen a aparecer para habitar la cancha como un ejercicio lúdico, recreativo, pero también político. No la habitamos tratando de simular quiénes somos. La habitamos por primera vez siendo esto que somos. Y entonces la cancha aparece como un espacio de lo diverso”, finalizó.

Fuente: La Popu

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