El maestro jubilado Jorge Martínez Arias logró unir Entre Ríos con Neuquén en una travesía a caballo que duró 42 días y que registró una distancia de 1.450 kilómetros. Junto a su esposa Mónica Cobelli, su amigo José María Basso y el cineasta Kiran Sharbis desembarcó en la tierra que lo vio nacer el pasado viernes 12 de abril.
Jorge fue maestro, desempeñó su profesión en la educación rural, también fue funcionario público, entre distintas labores. Tras jubilarse, se propuso regresar a la provincia, sueño que logró cumplir.
Desde 1981 vive en la localidad neuquina de San Patricio del Chanar en donde se dedicó a la educación rural. En su primer matrimonio tuvo tres hijos y con Cobelli, su actual cónyuge que lo acompañó en esta travesía, concibieron a una niña.
“Un año después de instalarme en Neuquén llegó mi hermano. En ese momento yo era docente en una escuela rural que ya no existe más. Mi hermano es un domador de caballos, aplica un amanse del tipo racional. Yo también estoy convencido de que el amanse del animal tiene que ser racional y no a golpes, ni maltratos. En ese momento él no conseguía trabajo y quería volver a Entre Ríos. Entonces le comenté ‘subite a los caballos y yo te acompaño’. Pero después lo contrataron y decidió no volver. Desde entonces me dije; ‘algún día voy a hacer el viaje yo’”, comentó Jorge según publicó Clarín.
Como en los tiempos en donde no existían los vehículos a motor ni toda la tecnología que hoy hasta abruma, Arias decidió unir dos jurisdicciones argentinas a la antigua. Los caballos criollos “Rodrigo” y “Chimbo”, sus inseparables compañeros de ruta, fueron el vector entre sus dos vidas: sus orígenes, en Hernandarias, y su crecimiento y consolidación en San Patricio del Chanar.
Durante su viaje, expresó que esta travesía “fue un acto de amor por nuestra tierra y una celebración de nuestras raíces criollas”, motivo por el cual, afirmó, “quiero mostrar que todavía podemos conectar con la naturaleza y entre nosotros mismos, a través de aventuras como esta”.
La distancia de 1.450 kilómetros, en números, parece sólo un dato frío. Pero en cada metro que Jorge jineteó le tocó vivir una experiencia nueva, conocer gente que recordará por siempre, aprender historias, enseñar historias. Compartir momentos. Reír, llorar, recordar, olvidar. Todo eso y seguramente mucho más formó parte de este conmovedor viaje que fue retratado por el cineasta Sharbis y que en un futuro se podrá ver en la pantalla.
FUENTE VIA PAIS