Juan Carlos Rubiolo le dedicó su vida a la empresa La Italiana, ubicada cerca de Río Cuarto y que pasó de elaborar 30 kilos de ravioles por hora a bastantes toneladas por día. “Estuve noche y día en la empresa, por eso la siento un poco mía”, aseguró el hombre.
Lo material no hace a la felicidad, pero que ayuda, seguro. Si no que lo diga Juan Carlos Rubiolo, un empleado que se acaba de jubilar y a quien su jefe le regaló un auto 0km luego de haber trabajado 50 años en una fábrica de pastas de la localidad cordobesa de Las Higueras, cercana a Río Cuarto.
La historia
Rubiolo comenzó a trabajar a los 14 años en la construcción de la empresa La Italiana, ubicada al inicio de la Ruta Nacional 158. Siempre estuvo al lado de la familia que manejó la compañía, y por eso al final del recorrido tuvo su recompensa. “Empecé con la empresa constructora, a levantar la pared, los cimientos. Estuve desde el comienzo con el señor Humberto Gualtieri, que lamentablemente no está más, él me trajo acá”, contó el afortunado en el programa radial La Mañana del Limón.
A pesar de que a Juan Carlos ya le llegó su jubilación, igual seguirá yendo a trabajar hasta fines de abril, para completar el período correspondiente. “Estoy muy feliz, para mí es como una familia del corazón. Comencé a trabajar en este mismo lugar, y en aquella época era un terreno vacío”, afirmó el hombre.
El trabajador que está a punto de retirarse se desempeña en el área de tapas de empanadas y pascualinas. Un lugar al cual sus compañeros han decidido ponerle su nombre, con una placa que lo identifica. Otra forma de agradecerle por todo el tiempo y esfuerzo realizado por Rubiolo.
Juan Carlos se irá de La Italiana con un vehículo cero kilómetro, un sueño al cual pudo acceder por primera vez en la vida y tras medio siglo de trabajo incansable. “A esto nunca he pensado llegar. Me han apoyado en las malas, hemos pasado juntos los mismos problemas. Porque así como ahora está el progreso, hemos tenido momentos difíciles”, relató el hombre.
En este sentido, el homenajeado con un regalo inesperado agregó: “Es muy difícil decirlo, no sé si me lo merezco, pero ellos han tomado esta decisión. Yo he vivido dentro de la empresa, he trabajado noche y día en la empresa. Si había que venir, venía. Un poco la siento mía, y por eso me cuesta irme”.