El lugar se convirtió en un refugio que él no está dispuesto a abandonar. Su sueño es que algún día funcione para que los que viven allí reciban los tratamientos médicos que necesitan.
Luo Yingjiu tiene 81 años y desde hace más de 30 es el cuidador de un zoológico en China. Ubicado en la región de Hubei, el lugar se transformó en un verdadero refugio de animales. La mayoría de ellos están enfermos. Él se encarga de comprar el alimento para todos con los ingresos que le dejan los pocos visitantes que deciden entrar.
Todo comenzó en la década de los 80′. Por aquellos años, el hombre, que es amante de los animales, se propuso el objetivo de protegerlos. Fue así como decidió comprar y adoptar a todas aquellas especies que encontrara enjauladas por defectos físicos o enfermedades. Poco a poco, su casa se transformó en un verdadero zoológico en donde podía cuidarlos.
A medida que se recuperaban, los devolvía a su estado natural. Sin embargo, su noble gesto no fue bien recibido por los habitantes de su ciudad. Los vecinos se quejaban constantemente por la higiene y la limpieza. Algunos se organizaron y lo ayudaron. Fue así como crearon un pequeño zoo en el Parque Forestal de la Montaña Phoenix.
Cuando lo abrieron, había desde tigres con colas amputadas hasta leones prácticamente sin pelaje. La entrada valía poco más de un euro. Por desagracia, la apertura no tuvo los resultados que se esperaba. Casi nadie visita el espacio porque no les parece atractivo ver animales enfermos, ni siquiera sabiendo que con el pago para entrar ayudan a solventar los costos de los tratamientos y alimentos de las diferentes especies.
Actualmente Luo Yingjiu cuida solo de perros y caballos abandonados. También hay varios monos y hasta un oso de una sola pata. El hombre no está dispuesto a abandonar su proyecto. “Si se cierra el zoo, ¿a dónde pueden ir esos animales? Ni siquiera pueden sobrevivir en la naturaleza”, señala cada vez que puede. “Los animales y los humanos nacen iguales. Deberíamos respetar el derecho a la supervivencia de los animales y respetar su bondad hacia este mundo. Deberíamos tenerlos en cuenta”, se queja Yingjiu con la esperanza de que algún día su refugio de animales pueda funcionar.