Stella Zuñiga se vio forzada a abandonar sus estudios siendo una niña, pero culminó la escuela Primaria y el mismo día que se recibió, se inscribió para continuar con los estudios secundarios.
Stella Zuñiga tiene 52 años y se crio con sus abuelos. Por vicisitudes de la vida y cuestiones económicas, sus nonos no pudieron financiarle sus estudios y con dolor debió dejar de acudir a la escuela primaria.
Guardo sus sueños en ese rincón del alma donde se guardan las cosas nobles. Ella sabía que llegaría su momento.
Stella se casó, tuvo dos hijos y se convirtió en Pastora Evangélica para dedicar su vida a ayudar a los demás, se dedicó a la acción social voluntaria en distintos barrios de la ciudad, regalando a quien lo necesitase su don de buena gente, solidaria y comprometida con sus pares.
Fue durante la pandemia que aquella chispa, que nunca se apagó, volvió a brillar en su interior. La necesidad de ayudar a sus hijos con las tareas escolares durante las clases virtuales, fue despertando su curiosidad y aquella niña que cada mañana se despertaba feliz para ir a la escuela Nº 27, se reencontró con la mujer en la cual se convirtió.
En aquella oportunidad, durante el encierro por la pandemia, se dio cuenta que comprendía y entendía las tareas que las profesoras de diferentes asignaturas le enseñaban a sus hijos, que era capaz de ayudarlos, que podía aprender; y su niña interna tomó definitivamente de la mano a la mujer de hoy.
Se inscribió en la primaria. Mágicamente la Escuela de Adultos funciona en la Escuela Primaria Nº 27, ese lugar que se vio forzada a abandonar de niña y al cual regresó para cerrar un circulo que tiene más de causalidad que de casualidad.
Se recibió con las mejores notas y siendo abanderada. El mismo día que le entregaron su boletín se inscribió en la Escuela Nº 15 para continuar con los estudios secundarios y ya proyecta que al concluir los tres años obligatorios, continuará estudiando para convertirse en Comunicadora Social.
Stella Zuñiga dialogó con Vía Tres Arroyos para contarnos su experiencia:
“Fue maravillosa, extraordinaria, soñada, volver a la Escuela Primaria Nº 27 para cerrar un ciclo de mi vida es una de las sensaciones más lindas.
Durante la pandemia descubrí cosas que ni yo misma me creía: tengo dos hijos, un varón en el secundario y una mujer cursando los estudios terciarios, y ayudarlos con las tareas me hizo dar cuenta que estaba a la altura y me asombré por ello. Descubrí que yo podía.
Fue muy frustrante y decepcionante para mí, cuando mis abuelos me dijeron que no podía seguir estudiando, limitaron mis expectativas, mi vida, mi futuro. Yo crecí con ellos, y bueno, no se podía en realidad.
Después me casé y me brindé de lleno a ayudar a mucha gente a nivel social, dedique mi vida a ayudar a los demás. Soy Pastora Evangélica y realizo trabajos voluntarios de Acción Social en distintos barrios de Tres Arroyos”.
Sobre las puertas que volvieron a abrirse para ella a los 52 años, Stella Indicó:
“Creo que hay un tiempo marcado para todo y este era mi tiempo. Fue un año maravilloso compartiendo con mis compañeros que estaban en condiciones similares a las mías.
La escuela es un espacio que abraza las diferencias, donde todos somos iguales y estamos en la misma condición, donde todos nos podemos ayudar, todos podemos crecer y aprender sin que importe la edad. Nunca somos viejos, lo sos cuando dejás de soñar, cuando dejás de tener expectativas, esperanza o cuando dejás de proyectar.
El día que me anoté en la primaria decidí continuar la carrera de Comunicación Social y el mismo día en el cual me recibí de la primaria, siendo abanderada, me anoté para continuar con mis estudios secundarios en la Escuela 15″.
“Fue casi mágico porque yo durante mi infancia era alumna de la Escuela Nº 27 y hoy, haber tenido la posibilidad de concluir mis estudios en la misma institución fue increíble, cerrar ese círculo inconcluso de mi vida, en la misma escuela porque allí funciona la Escuela de Adultos, fue maravilloso.
Ahora tengo por delante tres años en el secundario que seguramente también serán maravillosos.
Mi familia me acompañó mucho. Que mi marido me lleve a la escuela, que mis hijos me pregunten como me había ido durante el día son sensaciones increíbles”.
El mensaje final que nos legó Stella para concluir la nota, nos involucra a todos, es un mensaje para todos lo que se sienten excluidos del sistema, para todos aquellos que piensan que su tiempo ya pasó, que no tienen más nada que entregarle a la vida, pero también para una sociedad ansiosa de recuperar la esperanza, la fortaleza espiritual para transitar los avatares de la vida:
“Nunca dejemos de soñar, nunca dejemos de proyectar, nunca dejemos de creer que se puede porque nunca es tarde. Muchas veces la sociedad nos pone el rótulo de que estás viejo, que ya es tarde, pero si tenés ganas, si quieres superarte, si quieres avanzar en la vida, nunca es tarde.
Si superamos la pandemia, ¡Mirá si no vamos a poder con los estudios primarios, secundarios o con cualquier otra cuestión! , solamente hay que tomar la decisión de hacerlo e ir por tus sueños” – concluyó.
FUENTE VIA PAIS