De día es albañil y por la tarde se viste de superhéroe: la historia del Batman solidario de Córdoba

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Se hace llamar Bruno Díaz, tiene 51 años y cuando no trabaja en la industria de la construcción, recorre los hospitales de su provincia a bordo de su batimóvil entregando juguetes y sonrisas. Su misión es “regalar instantes de alegría y ayudar a las personas de bajos recursos”.

Hace cuatro años salía disfrazado del Hospital Pediátrico de Córdoba Capital con las manos vacías. Ya había entregado más de 200 juguetes a los chicos internados. Antes de subirse al auto, escucha el llamado de un doctor que le dice: “Batman, Batman, volvé siempre. ¡Un niño con un corazón contento se cura más rápido!”. Eso hace desde entonces. Siempre está volviendo al Hospital de Niños y al Hospital Infantil de su provincia para cumplir con su compromiso solidario. Y siempre lo hace vestido de Batman. Cada batimisión tiene una fecha fija: los miércoles de cada semana. “Cuando termino mi jornada laboral, me pongo el traje y salgo a repartir segundos de alegría”, le cuenta a Infobae.

Tuvo que sortear varios pasos burocráticos para poder llevar a cabo su tarea, incluso pedirle permiso a otro “colega”. “Por los medios me enteré de la fabulosa labor que hace el Batman de La Plata y quise seguir el mismo camino por mi provincia. En 2016 le escribí un mail pidiéndole permiso y, claro, aceptó”.

Se hace llamar Bruno Diaz. Tiene 51 años. Nació en Córdoba y desde entonces vive en el Barrio Bella Vista. Es padre de tres varones que crió solo. “Un día la mamá de los chicos se fue de casa y nunca volvió a aparecer. Siempre intenté cumplir con el rol para que no les faltara nada”. Cuando no se pone el disfraz original del personaje de DC Comics, trabaja de albañil. “De lunes a viernes de 8:30 a 16 horas estoy en las construcciones. El resto del tiempo se lo dedico a mis hijos y a los que más necesitan, porque es lo que me gratifica”, sostiene. Se define como un hombre común pero se sonroja cuando le dicen que tiene un súper poder: su carisma, eso que despierta la risa de los niños. “El regalo es la excusa para conectar con los pacientes que llevan tiempo privados de sus vidas”, dice.

Cuando comenzó la visita solidaria a los hospitales compraba cada regalo con dinero de su bolsillo. “Recorría jugueterías mayoristas y encargaba más de un centenar”, recuerda de su debut. Con el tiempo y el reconocimiento por parte de la comunidad de vecinos, empezó a recibir donaciones. “Muchas veces sigo invirtiendo lo propio porque si bien la gente es solidaria, no puedo dejar de acercarme a las instituciones si no se llega con lo que se precisa”.

En los últimos meses, la demanda creció tanto que ya hace las visitas acompañado por otros superhéroes: se sumaron Robin, Batichica, el Hombre Araña y Capitán América. “Una vez al mes solemos salir en caravana por las principales avenidas de la ciudad para repartir felicidad. Ellos llevan el mismo gen y creo que también es importante contagiar con el ejemplo”. A su vez, lo que comenzó con los chicos se expandió a otro sector de la población que se enfrenta a la carencias. Los fines de semana organiza también grandes ollas populares cerca de la Plaza San Martín.

A cada destino llega con su batimóvil: un buggy con motor de gordini de 1969 adaptado a las características del personaje. “Logré que las puertas se abran para arriba, lo pintamos de negro, le diseñamos el logo y le instalé las alas de murciélagos”, cuenta y aclara que solo lo usa para sus labores solidarias.

También lo contactan de otras regiones del país. “En octubre, una mamá me hizo un pedido muy emotivo. Su hijo Tiziano había sido diagnosticado con cáncer terminal. Él quería conocerme y era una urgencia porque apenas le quedaban días de vida”, retrata. Viajó a Buenos Aires con su batimóvil en un trailer. Allí estaban el niño junto a su madre a la espera para cumplir su sueño. Recorrieron, los tres, las calles del barrio de Palermo. “Si bien el desenlace final fue el pronosticado por los médicos, Tiziano pudo aprovechar otros dos meses más de vida. Ahora es un ángel”.

Diaz convive a diario con la pérdida: es algo que si bien lo atraviesa, no lo frena. Conoce de cerca la historia de cada paciente. “Más de una vez vuelvo al hospital y me encuentro con que ya no están. Es doloroso, pero trato de pensar en los instantes de felicidad que tuvieron”, aclara. Hace una pausa y retoma. “Alguien lo tiene que hacer. Estas misiones me cambiaron la vida de una forma positiva. Me recargo de satisfacción”.

En el fondo, es un idealista que sueña con cambiar el mundo: “Quiero lograr la unión, dejar las diferencias de lado, eliminar las grietas. Mi sueño es lograr una igualdad social. Que los gobiernos ejecuten sus planes con el corazón y no con el bolsillo”. Dice que aún hay un largo camino por recorrer y que él está dispuesto a hacer su aporte. “Soy una persona común. Un hombre que sale a luchar por el pueblo. Quiero que seamos más”.

Para colaborar

Siempre se necesitan voluntarios y donaciones. El contacto se hace a través de Facebook: Batman Solidario Córdoba

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