Rosa María Taliercio habló de sus inicios en la escritura, de cómo surgió su obra y del amor por la literatura heredada de su padre.
Las tareas que le encomendaban sus profesores en secundaria fueron el motivo para que Rosa María Taliercio (22) comenzara a redactar historias, las cuales fue guardando y con el tiempo se convirtieron en “Mujer de carne y hueso”, la obra que presenta en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires que comenzó el 28 de abril y finaliza el 16 de mayo. El 14 es la firma de ejemplares a las 16 horas en el pabellón azul del stand 325.
Su historia
Nació en Misiones, pero vive en Buenos Aires, se recibió de diseñadora textil y de indumentaria, da clases de inglés y estudia francés. Su amor por la literatura comenzó desde que tiene uso de razón. Es que su papá, le leía cuentos todas las noches antes de ir a dormir hasta que un accidente terminó con su vida.
“Estábamos un día en la costa y papá había subido al techo de la casa para poder arreglar un inconveniente del tanque de agua y se cayó. Estuvo tres meses muy mal, en coma, terapia intensiva y pasó por ocho operaciones”, contó Rosa.
“Fue mejorando, fue a rehabilitación, pero la verdad es que después de unas semanas su corazón no pudo seguir, le agarró un paro cardíaco y murió”, indicó y agregó: “Él me estimuló mucho en la lectura porque siempre lo veía leer. En su mesita de luz sigue estando su pilón de libros”.
Su papá fue uno de los motores para que ella se animara a publicar su libro, un poco antes de que él muriera. Junto a la editorial independiente “Dinastía” compartió su creación. “Siempre tuve esa necesidad de que los trabajos no queden guardados en un cajón”, comentó.
– ¿Qué es “Mujer de carne y hueso”?
“Mujer de carne y hueso” nació en realidad de la idea de publicar porque yo tenía varios cuentos, poesías y escritos por separado. Tuve la posibilidad de publicar y ahí empezó un desafío porque mis escritos en realidad no nacieron para componer un solo libro. Buscando una conexión me di cuenta de que la mayoría de las protagonistas eran mujeres en diferentes contextos, situaciones, pero que todas unían de cierta forma lo mismo: dudas acercan de quién eran, que estaban buscando conocerse más o que trataban de descubrir alguna parte de ellas, básicamente buscando su identidad”, cuenta.
¿Por qué el nombre?
“En la materia historia del arte de la facultad empezamos a ver a los surrealistas y había un juego que ellos hacían muy interesante que se llamaba “cadáver exquisito” y que se usó en literatura como método. Por ejemplo, Pablo Neruda y García Márquez lo llamaron “Poemas a la limón”, le cambiaron el nombre, pero es exactamente lo mismo. Así que por eso también se llama el mío “antología a la limón”, con eso traté de buscarle un hilo conductor a todo“.
