Sol Salinas: “La inteligencia emocional es imprescindible para las buenas construcciones en la política”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

Sol Salinas es concejala de la Ciudad de Mendoza. Desde chica comenzó a militar en política y llegó a tener el cargo que tiene hoy en día en base a su vocación y el sueño de construir un mundo mejor. La nueva era de la política está en camino, así que en esta entrevista con Optimism, vamos a darnos un chapuzón en la historia de la juventud política de Sol.

– ¿De dónde viene tu interés por la política?

Es plena vocación, o te diría misión de vida. La política no tiene nada que ver con mis orígenes ni familiares ni sociales. Mi papá es militar, como lo fue mi abuelo, tíos y primos, viví en guarniciones militares hasta casi los 20 años entre el Valle de Uco y la Patagonia. Mi mamá se dedicó a la crianza de nosotros cuatro, y cuando crecimos empezó a trabajar para ayudar económicamente en mi casa.

Tengo recuerdos del 2001, tenía 9 años y habían muchas necesidades en mi casa, pero lo había en el barrio y donde fuéramos. Fue quizás la época que más me marcó, y de más grande entendí la importancia que tenía la política en la vida de una persona, en el funcionamiento de una familia y ni hablar de la sociedad. El centro de estudiantes, la escuela pública, la pobreza rural que rodeaba donde me crié, y el esfuerzo de mis viejos para llegar a fin de mes, fueron creando una personalidad en mí de involucramiento y compromiso.

– ¿Cómo fue tu camino para ser concejala?

Empecé a militar desde muy chica, cuando tenía 19 o 20 años en el 2011, y empezamos armando la Juventud del PRO tratando de poner en regla el partido en Mendoza. Hacíamos actividades sociales en los barrios del oeste de la ciudad, y en el 2014 llevamos de candidato a concejal a Gustavo Senetiner, nuestro presidente de la juventud en ese momento. Caminamos tres veces la ciudad en 45 días, me ayudó a tener un conocimiento impresionante de la realidad y ni hablar cuando entramos al Concejo. En el 2019 encabecé la lista de concejales en una PASO, puse a prueba mi militancia en la ciudad que me permitió conformar por minoría la lista ganadora por 300 votos de diferencia. Una gran experiencia con 26 años, sin dudas mi primera y gran experiencia para el resto de mi carrera política.

– Hace poco pasamos por el 8M, ¿cómo ves desde adentro el trato hacia la mujer en la política?

El protagonismo de la mujer en la política viene avanzando mucho gracias a la lucha de muchas mujeres en los partidos, en las organizaciones, en las calles y sobre todo en legislaciones, como lo fue la última reforma electoral con la Ley de Paridad de Género. Cuesta mucho todavía, sobre todo faltan mujeres liderando, todavía el poder sigue siendo masculino. Las mujeres que lideran, o queremos liderar, muchas veces nos masculinizamos para poder estar en ciertas discusiones, y ese paradigma es el próximo a cambiar.

La convivencia de hombres y mujeres en la toma de decisiones y la disputa del poder todavía está lejos, se adjetiviza a mujeres líderes con mucha violencia: borracha, loca, violenta, malhumorada. Cosas que no escuchamos que se digan de hombres, queda un largo tramo, pero me entusiasma que al menos lo estamos transitando para cambiar.

– ¿Creés que el recambio, la energía joven, es lo que la política actual necesita?

Si, pero no siempre por la edad, sino por las formas. Necesitamos políticos que quieran trascender, que entiendan la necesidad de atender la salud mental para estar conscientes en las tomas de decisiones y los tipos de construcciones que necesita la sociedad.

La inteligencia emocional es imprescindible para las buenas construcciones en la política, y es lo que nos va a llevar a poder hacer grandes acuerdos, priorizar las necesidades de la gente y tener el ego con el control necesario, que emocionalmente no invada nuestro día a día, sino que sea un aliado para tomar impulso y riesgos a la hora de cambiar las cosas. Sí o sí estas cosas tienen que ver con las nuevas generaciones, psicoanalizarse, los hábitos saludables, los vínculos, la estabilidad emocional. Hemos visto durante décadas a políticos volcar sus frustraciones en las construcciones políticas, con una obsesión de reconocimiento público al punto de “inaugurar un cartel de obra en una ruta que murieron miles de personas por negligencia de gestiones públicas”, o “celebrar que un niño abra una canilla de agua en un asentamiento con vulnerabilidad social por 4 décadas”.

La política es quizás la profesión más ingrata si se hace con vocación, con la claridad de que estamos de paso y que nada de todo lo que hacemos nos pertenece, sino que es un servicio. Si lo transformamos en un reservorio de llenar vacíos personales y ambiciones desmedidas, llega la corrupción, los candidatos eternos, el poder enquistado y la degradación social.

– ¿Cual es el objetivo a corto y largo plazo en tu carrera?

A corto plazo ganar las elecciones nacionales, ser Gobierno y estar en el equipo de la próxima Presidenta de la Nación, trabajando en el desarrollo de las medidas imprescindibles en los primeros 100 días de gobierno. Generando consensos para llevarlas a cabo y trabajando en la ejecución. Me propongo tener 4 años, quizás, con mucha carga laboral pero feliz haciendo cosas que transforman, aunque sé que van a ser tiempos muy duros, tengo la fuerza y las ganas de hacerlo.

Y a largo plazo tengo ganas de emprender con el vino, lo holístico y escribir sobre el proceso de transformación de la Argentina desde el 2015, porque sé que lo vamos a lograr, y voy a tener muchas ganas de contarlo para contagiar a otros jóvenes.

– ¿Algo más que quieras agregar?

Para mi generación y para las más chicas, tenemos los cuatro y quizás ocho años próximos para hacer algo por nuestro futuro en este país que me apasiona y amo profundamente. Muchos se fueron a buscar oportunidades, sepan que los que quedamos vamos a hacer todo para que vuelvan, y los que quedan, metámosle a fondo, confiemos, involucrémonos. Es mejor que nos arriesgamos ahora, antes que terminar con la tristeza en los ojos de nuestros viejos. Tenemos un país hermoso, no le concedamos el honor de arrebatarnos el futuro a un par de corruptos ladrones.

Yo estoy y me la voy a seguir jugando, espero que nos crucemos en el camino y reconstruyamos a nuestra Argentina.

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