Es el tercer título de este tipo que posee la Argentina. Repasamos la historia de uno de nuestros bailes más identitarios y qué tipos hay.
El chamamé es la marca de identidad de gran parte de la Argentina. Se trata de una música y danza propias de la provincia de Corrientes, una manifestación cultural que proviene del litoral y se extiende por todo su territorio.
El chamamé data del siglo XVI y sus orígenes son guaraníes. Actualmente se baila en el Sur y centro de Brasil, en todo Paraguay, Uruguay y al sur de Chile.
Después de la etapa jesuítica de América del Sur, el chamamé se convirtió en una danza festiva. En sí se mezclaban ritmos nativos y algunos detalles de las antiguas danzas cortesanas europeas, como la pavana, la gallarda y el canario.
¿Cómo se baila el chamamé y qué tipos existen?
La danza se baila en pareja. En ella, las manos de las dos personas se unen y los pies se siguen en sintonía absoluta.
La música del chamamé puede tener un ritmo alegre y animado, o, por el contrario, ser triste y alegórica. Existen distintos tipos de chamamé:
- Maceta – Muestra un pulso y ritmo más vivos. Es habitual en los grupos que tocan en festivales y boliches.
- Orillero – Aquél baile en el que se nota la influencia del tango.
- Ganci o canción – Se caracteriza por su tono triste, melancólico.
- Rory – Su ritmo es alegre y su contenido, humorístico.
- Caté – Es el más elegante. Sus canciones están en lengua guaraní.
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
El chamamé fue declarado “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO – la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura-, convirtiéndose así en el tercer bien cultural argentino en alcanzar esa distinción. ¿Los otros dos? El tango y el fileteado porteño.
Fue resultado de un trabajo conjunto entre el Ministerio de Cultura de Nación, la Comisión Argentina de Cooperación con la UNESCO, la Cancillería Argentina y el Gobierno de Corrientes. Las cuatro instituciones vienen impulsando la postulación desde 2016
La decisión de la UNESCO amplifica la difusión del chamamé a nivel mundial, la circulación de sus canciones y artistas, a la vez que promueve el amor por el género y su persistencia en el tiempo.