Otra de las grandes historias que nos dejaron los Juegos Paralímpicos.
Una de las grandes figuras de los Juegos Paralímpicos fue Morteza Mehrzad, el iraní integrante de la selección de voleibol sentado. El jugador de 33 años mide 2,46 metros y es el deportista profesional más alto de la historia. Además, defiende con su equipo el título paralímpico: ganó la medalla de oro en Río 2016 y en aquel entonces fue la gran figura de la final: una muralla imposible de contrarrestar para sus rivales en aquel partido decisivo ante Bosnia, la otra gran potencia en esta disciplina.
Su historia
Nacido en 1987 al norte del país, Mehrzad es el hombre más alto de Irán y segundo del mundo. Sufrió mucho ya desde pequeño: nació con acromegalia, una enfermedad que provoca que la glándula pituitaria produzca demasiada hormona de crecimiento, lo que deriva en que brazos, piernas, manos, pies y cara crezcan de manera anormal. Se calcula que en el mundo existen entre 40 y 70 pacientes con acromegalia por cada millón de habitantes.
A los 15 años, además de todas sus complicaciones, Morteza se fracturó la pelvis. El resultado fue que su pierna izquierda dejó de crecer y quedó 15 centímetros más corta que la derecha, lo que le trajo muchas dificultades para caminar. Un año después, el iraní ya medía 1,90m, pero la silla de ruedas se impuso como el remedio para atenuar sus limitaciones de movimiento. En ese contexto, pasaba cada jornada aislado y deprimido, el factor anímico lo mantenía en jaque para desarrollar una vida normal.
Pero un día de 2011, Mehrzad fue invitado a un programa de TV, en donde darían a conocer la historia de la persona más alta de Irán. Y su vida dio un giro total cuando un entrenador vio la entrevista y días después se comunicó con él. Hadi Rezaei, el DT de la Selección de Irán, fue quien lo invitó a formar parte de su equipo. “No estaba buscando un jugador que, sentado, pudiese ver claramente sobre la red. Sin embargo, todo cambió hace cinco años, lo vi en televisión. Supe que podía utilizarlo en mi equipo”, contó el coach. “Antes de empezar a jugar al voleibol sentado, la gente me miraba con la boca abierta, pero después de unirme al deporte y ganar una medalla de oro en los Juegos Paralímpicos, la gente ahora está feliz de conocerme y tomarse selfies”, contó el voleibolista al sitio Paralympics.org. Además, agregó: “El deporte es vital para las personas con discapacidades. Yo era tímido y no tan hablador, tenía miedo de hablar al principio, pero mis compañeros me trataron bien y me apoyaron. Ayuda a las personas con discapacidad a levantar el ánimo y también colabora a desarrollar la confianza en sí mismas”.
Cómo es el deporte
El voley sentado existe desde la década del ‘60 y en líneas generales tiene las mismas reglas que el vóley. Es un deporte paralímpico: lo juegan atletas que poseen algún tipo de incapacidad corporal. La dimensión de la cancha es de 10 metros por seis en total y la red alcanza una altura de 115 centímetros. La parte del torso siempre debe estar en contacto con el piso, pero Mehrzad corre con la ventaja de que saca varios centímetros de diferencia por encima de la red y apabulla con sus remates y bloqueos.