Perros guía: un puente entre las personas

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Mila es una Labradora con mezcla de Golden Retriever, de unos seis años de edad, que trabaja como perra guía de Magalí Rossi, una joven estudiante de comunicación social, coaching ontológica y cantante que trabaja en como agente administrativa en el Centro de Mediación Judicial de la Ciudad de Santa Fe.

Maga, nació a los seis meses de gestación, pesando apenas un 1,200 kilogramos y estuvo dos meses y medio en incubadora. Como consecuencia tiene retinopatía del prematuro y sólo distingue luces y sombras, pero nada de colores ni formas.

Ambas viven en Laguna Paiva, una localidad a 40 km de Santa Fe, con calles de tierras y viajan todos los días en colectivo o taxi hasta la capital provincial.

Desde hace cuatro años, Maga es usuaria de perro guía y asegura que Mila hace de puente social entre ella y el resto de la gente. A diferencia del bastón, es un asistente de movilidad, que le permite desplazarse con mayor libertad por todos los rincones de su pueblo, de la ciudad y del país.

Juntas han estado en Buenos Aires, Bariloche, Catamarca y Córdoba, van a bares, conciertos, e incluso Mila la acompaña a su trabajo y llegó a viajar en avión.

En sus redes sociales aprovecha para concientizar sobre el rol de los perros guías, las leyes que los amparan y el trato que deben recibir por parte de sus dueños y el resto de la gente.

La labradora fue entrenada en la Escuela de Perros Guías Argentina, y para poder acceder a ella Magalí tuvo que pasar por un proceso de selección, enviar videos sobre su manejo del bastón, y conseguir sponsors para su financiamiento.

Se puede decir que el lazo de ambas nació por videollamada. Como Magalí no pudo viajar a Buenos Aires a encontrarse con Mila, desde la escuela la convocaron por videollamada, le dieron tres nombres de los perros que en ese momento se encontraban y cuando la llamó, la perra fue rápidamente a su encuentro guiada por su voz.

“A diferencia del bastón Mila ayuda mucho a esquivar los obstáculos que con el bastón muchas veces uno se los encuentra muy encima. Además, permite también otro ritmo en la caminata”, recordó.

Un amigo más que fiel

Para Magalí, Mila son “sus ojos” y le facilita mucho el andar en las calles de tierra del pueblo o en las veredas con escasas condiciones de accesibilidad de las ciudades. “Con ella voy más tranquila porque me ayuda a esquivar un pozo, me puede marcar un escalón, frenar y evitar que me tope con columnas”, describe. Además, cumple funciones como buscar asientos, escaleras, y esto le permite tener más independencia y autonomía.

Es un puente social, porque con el perro la gente se te acerca más, te hace más preguntas y eso te permite entablar otro diálogo

“Voy a hacer trámites, voy a trabajar y a todos lados, al hospital incluso a alguna consulta o clínica hemos ido. Solamente ellos no tienen permitido entrar a los quirófanos y donde están las terapias, por lo demás en todos lados deberían dejarlos entrar porque no son mascotas”, remarca.

Cuidado mutuo

El cuidado entre humano y animal es mutuo, así como Mila la protege en la calle, le alerta cuando hay algún peligro, Magalí remarca la importancia de llevar adelante una tenencia responsable con el animal. Cuida de su alimentación, de su estado de salud y de su labor.

Por caso, si bien Magalí remarca que “no son mascotas”, reconoce que cuando Mila no está “trabajando”, se distiende como cualquier perro, corre, juega y le gusta que la acaricien.

Si hace mucho calor, hay que preservarlos de las altas temperaturas, y si tuvo un día largo de trabajo y a la noche Magalí tiene que salir, acude entonces nuevamente al bastón para que Mila descanse.

“Ellos tienen su tiempo y cuando les sacan su traje y arnés son perros que juegan y corren. No son mascotas porque están entrenados para guiar a la persona ciega y ayudarle a la persona, pero es una responsabilidad cuidarlo y que tengan sus vacunas y controles veterinarios al día”.

“No son perros esclavos como dice la gente, sino que uno lo conoce tanto a su perro guía que sabe cómo cuidarlo y también respetas eso”, subraya.

La ley

La Ley es la 26858 que indica el ingreso y permanencia de perros guía y de asistencia, a todos los lugares privados y públicos, medios de transportes, hoteles, restaurantes, bancos, incluso lugares de venta de alimentos.

Fuente: Cadena3

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