POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Patricia Alfie no es solamente una excelente cocinera, sino una generadora de una experiencia que, según ella, se logra con iguales cantidades de buen gusto, dedicación, y excelente presentación. Apasionada por la cocina y los viajes, te entregamos una entrevista que puede ser sazonada con unos mates, y un agradable clima.
– ¿Cuándo se inició tu pasión por la cocina?
Dentro de mí se inició sin darme cuenta, pero si tengo que pensar en un tiempo cronológico fue mientras estudiaba en la facultad. Hice la carrera de licenciatura en música en la UCA, y cada vez que tenía exámenes, o estaba muy nerviosa, me refugiaba en la cocina para calmarme. Después que mi mamá falleció (yo tenía 22 años), me empecé a ocupar de la cocina en casa. Eso me acercó mucho a mi abuela paterna, ya que la llamaba constantemente para que me diera recetas y me enseñara cosas. No quería perder la costumbre de hacer reuniones, ya que vengo de una familia donde siempre se reciben amigos y familiares.
Más adelante, cuando me casé, empecé a tomar clases de cocina formalmente. Con Gustavo, mi marido, construimos una casa y quise tener dos hornos en la cocina porque sabía que en algún momento próximo iba a querer trabajar en catering. Seguí estudiando y formándome en lo que iba necesitando. Cuando decidí poner la casa de té Sabores con Herencia, una casita hermosa por Palermo en la calle Gorriti donde a parte de tomar el té, se hacían eventos, comencé a dar clases de cocina, tarea que continúo hasta ahora.
– Y lo fusionaste con los viajes, ¿también es una pasión viajar?
Viajar me encanta, ir a mercados, tomar clases de cocina en otros lugares, alquilar un departamento y vivir como una persona de esa ciudad, además de hacer turismo tradicional. En 2019 decidí viajar a Israel con un grupo de alumnas, y la experiencia fue hermosa; tenía toda la intención de continuar sumando diferentes destinos, con la pandemia se interrumpió, pero este año decidimos junto a mi hermana retomar el proyecto, y viajar a la India. Nos estamos yendo con un grupo de 11 mujeres.
– ¿Querés contarnos sobre los viajes a Israel para enseñar la comida israelí?
Israel es un destino fantástico a nivel gastronómico. Con una base de comida de Medio Oriente propia del lugar, sumada a la cocina que fueron trayendo los diferentes grupos de inmigrantes, tiene una cocina más tradicional que se ve en Jerusalén: una cocina orgánica de productos frescos, granjas característica del norte y una fusión totalmente renovada que encontramos en Tel Aviv. Cuando viajamos recorrimos bodegas, mercados, hicimos queso en una granja láctea, visitamos una aceitera que es una ONG árabe-israelí y tomamos clases de cocina. Además uno de los días alquilamos un departamento con una cocina muy grande que nos permitió ir al shuk y preparar nuestra propia cena.
– ¿Estás planeando alguna otra acción para el corto o largo plazo?
Con Verónica, mi hermana, y 11 señoras viajaremos a la India. Vamos a hacer Delhi, Agra, Jaipur, Jodhpur, Udaipur y Varanasi. Queremos volver en marzo, y en octubre nuevamente a Israel. Además estamos planeando visitar Lima este verano, como para agregar una propuesta corta durante el 2023. Seguiremos sumando destinos, siempre con esta idea de incluir gastronomía y también artesanía y moda.
– Hablando puntualmente de comida ¿Qué debería tener un buen plato?
Para mí tiene que poder unir sabor y presentación. Son dos aspectos fundamentales que van de la mano.
– ¿Querés dejar algún mensaje final?
Es fundamental empezar a elegir qué compramos a la hora de cocinar. Un buen producto nos garantiza un mejor plato. Comer vegetales en temporada, elegir productos frescos y de estación nos permite alimentarnos de una manera más saludable.
