Conversamos con el autor, Gabriel Fernández Chapo, y los actores Fernando Criollo (Ecuador) y Mariana Maciel (Argentina).
Actores de nacionalidades diferentes: una argentina, una boliviana, un ecuatoriano, un chileno, un mexicano y un colombiano, acompañados por un músico en escena, cuentan cómo es su viaje. Los motivos por los que dejaron sus países. Lo que extrañan, lo que quieren lograr en España, una tierra que no es la propia. Aquí se plasma el desarraigo, vencer paradigmas, un cúmulo de cosas que sólo lo entienden los que partieron un día.
Maletas de colores en la escenografía y cada uno de los actores armándolas con estilo propio. Se refleja su idiosincrasia, sus acentos, costumbres y desapegos a la hora de emprender el vuelo, tan diferentes y a la vez tan parecidos. Con historias más impactantes que otras pero, a pesar de la adversidad, tratan de sonreír y a ratos lo logran.
El elenco lo conforman: Mariana Maciel (argentina), Juan Prada (colombiano), Olivia Torrez (boliviana), Vladimir Chorny (mexicano), Paúl Criollo (ecuatoriano) y César Riveros (chileno). Música y composición de Laura Dos Santos, vestuario de Magda Banach, coreografía de Fabián Gandini, dirección general de Greta Risa. El espectáculo contó con el apoyo de Proteatro.
Esta es una obra que deja ver destellos de drama, pero cuenta con muchos segmentos jocosos. Con roles pintorescos donde el cuerpo de los actores, la música y un títere, que refleja de a ratos la voz de la conciencia de todos.
Migrantes fue nominada como Mejor Comedia Dramática, Mejor Dirección y Mejores Actrices Coprotagónicas (Mariana Maciel y Olivia Torrez) en el Festival Iberoamericano de Mar del Plata 2019.
Una de las historias más conmovedoras es la de la migrante boliviana, se refleja el doloroso desarraigo al dejar a su pequeña hija en su tierra, tener que ir a España para alcanzar una mejor situación económica para luego buscar a su hija y estar juntas. Este es un drama diario que viven las mujeres latinoamericanas que negocian con la vida. Soltando una parte familiar para escalar en otra tierra, otras costumbres.
La puesta en escena es creada por ‘Mirando al Sur’, productora de espectáculos y cine franco-argentina, fundada hace 20 años en París por su creadora Greta Risa, quien se formó en el seno de la familia del Théâtre du Soleil, en 2016. La compañía abre su primera filial en Argentina. Funciona como una empresa cultural internacional buscando afianzar alianzas tanto con instituciones públicas como privadas. Sus objetivos se enfocan en la temática de la migración, la nostalgia por lo dejado atrás, la búsqueda de identidad.
EL ARTIFICE DE UN ÉXITO
Gabriel Chapo, argentino, director teatral, investigador y docente universitario es el creador del guión.
¿Cómo nace la idea de escribir Migrantes?
Siempre me interesó la capacidad de refundarse, de renovarse de los seres humanos, esos momentos donde la vida parece permitirnos construir o no una nueva versión de nosotros mismos. Al mismo tiempo, me fascinan los cruces culturales que han sido tan trascendentes para los latinoamericanos. La migración es un gran tema de la agenda política internacional.
¿Tuviste la vivencia de emigrar?
No tuve experiencias prolongadas en mi vida particular. En 3 momentos estuve viviendo por unos meses fuera de mi hogar. Viajé a España para realizar la investigación para éste espectáculo.
¿Cuánto tiempo te llevó elaborar el guión?
Empecé a escribir hace unos 7 años, y uno más la etapa de escritura definitiva; resultó sumamente difícil poder abordar poéticamente la complejidad del tema de la migración. También fue un desafío trabajar la singularidad en el uso del idioma de cada uno de los personajes, oriundos de diversos países.
¿Cómo hiciste la etapa de investigación?
La realicé durante unos meses en España por medio de casi un centenar de entrevistas a latinoamericanos que habían migrado a Europa; procuraba meterme en los trabajos y espacios sociales frecuentados por ellos y hablar de una forma tranquila, profunda, para acceder a las emociones, desafíos, sueños y frustraciones de quienes habían abandonado su lugar de origen.
De todos los personajes, ¿cuál te movilizó más?
El personaje de la boliviana. Fui a entrevistarla en España el día del cumpleaños de su hija, se había quedado con su abuela en La Paz y vi el dolor de estar separadas. Por un lado, la madre quería sumarse a la alegría del festejo de su hija por medio de video llamada, pero al mismo tiempo luchaba por no llorar frente a ella. La mujer intentaba generarse una mejor calidad de vida para poder ofrecérsela, pero el precio para ese sueño era estar distanciadas por un océano.
¿Aportaste en la puesta en escena?
No, todas las decisiones corresponden a Greta Risa y su equipo de trabajo; tiene relación con la búsqueda estética de su compañía que procura indagar en el teatro físico, el clown y la convergencia de lenguajes. Me encantó la decisión de trabajar con actores y actrices migrantes que fueron de la misma nacionalidad que los personajes.
¿Por qué no se incluyó a un peruano, paraguayo o venezolano en la obra?
Tenía que hacer un recorte, una selección posible para profundizar la mirada sobre estas situaciones humanas. Elegí las nacionalidades que me parecían más numerosas en España en los años que hice la investigación.
¿Qué mensaje intenta dar la obra?
Busca mostrar desde lo humano y sensible la complejidad del fenómeno migratorio. Hay quizás una idea que ronda toda la obra que es el hecho que sin importar a donde vayamos o que hagamos hay una esencia de cada ser que se mantiene y perdura.
MARIANA MACIEL
Tiene 37 años y representa a la chica porteña, desenfadada, arrabalera, frontal y tanguera. Su rol marca fuerza y liderazgo en todo momento.
En la obra se refleja que tu padre fue también un migrante pero él asume con dolor tu partida.
Tal cual, Laly se va en medio de un duelo amoroso, cansada de la rutina que construyó en Buenos Aires. No sabe muy bien lo que busca, pero está convencida que es momento de bucear otros rumbos, lejos de su país.
A pesar que no fue a otro país, tuviste que transitar esa partida de tu hogar, ¿cómo atravesaste esta situación?
Complejo y liberador a la vez. Me fui de la casa de mi infancia a los 17 años, huyendo de problemas familiares muy pesados que afectaron mi salud. Partí con una de mis mejores amigas hacia el barrio de Caballito donde su madre alquilaba un departamento de un ambiente con precio bajo. Recuerdo que aceptamos el desafío sin tener trabajo, pero confiando que a fin de mes lo pagaríamos y así fue. Pasé por muchas situaciones hasta conseguir la estabilidad que tengo. La distancia ayudó a mirar las cosas desde otra perspectiva y a comprender a mi familia. Actualmente tenemos una relación hermosa y seguimos creciendo.
¿Cómo fue compartir esta obra con actores de otros países?
¡Fue maravilloso! creo que la diferencia ayudó a nutrirnos mucho del trabajo de cada uno y eso hacía de cada ensayo un espacio de investigación y crecimiento.
La puesta en escena es colorida, abundan recursos que van más allá de un escenario. ¿Cómo disfrutas esa magia en lo expuesto?
Esa magia al principio fue vertiginosa. No estaba acostumbrada a este tipo de trabajo, recuerdo que llegamos al estreno del 2018 sin tener estructurado el final de la obra, pero una vez más, nuestra directora tenía razón, la confianza en el grupo y la escucha verdadera hicieron que todo salga increíble.
Para ser elegida ¿tuviste que pasar varios castings?
Sí, el primero fue en noviembre de 2016, luego no tuve respuesta del proyecto, más tarde, en agosto de 2017, me convocaron a una nueva audición donde había actrices muy talentosas. Poco tiempo después recibí un llamado de Greta diciéndome que había sido la argentina elegida para el proyecto.
¿Qué sentiste al tener el guión en tus manos?
La primera vez que leí la obra sentí que era Laly, sus deseos se parecían mucho a los míos. Justo en el 2017 visualicé la posibilidad de irme a vivir a Barcelona, y cuando me seleccionaron postergué el viaje. Poder vivir todo a través del personaje junto con el teatro fue maravilloso.
FERNANDO CRIOLLO
Nació en la ciudad de Cuenca, Ecuador, su personaje es el de un quiteño que vive un dolor profundo por emigrar. En la vida real, Fernando, dejó todo por cumplir su sueño de ser actor.
Vive en Buenos Aires desde hace 16 años. Llegó ese momento de hacer un cambio, poseedor de una idea obsesiva de actuar, investigó que podía tener una mejor preparación actoral emigrando. En su ciudad natal era parte del equipo técnico de la selección de Azuay, a cargo del grupo de entrenamiento. En su estadía en Buenos Aires trabajó en un call center, de camarero, y en una casa de fotografía como restaurador.
¿Por qué elegiste Argentina?
Este país me apasiona, todo lo que veía, las plazas, los teatros, la vida sin complicaciones. Estudié actuación en Buenos Aires en el Teatro San Martín con Lorena Vega, siempre en talleres diferentes, yo quería y quiero formarme constantemente y lo vengo haciendo desde el 2008. Estudié fotografía en la escuela Andy Goldstein.
Siendo extranjero, ¿cómo pudiste ingresar en el medio artístico?
Empecé a buscar por todos lados, fui a diversos castings, audiciones, conociendo a actores de diversas agencias y productoras. Mi primer trabajo fue una obra infantil La sombra de Peter Pan en el 2009, hice de un niño perdido. Después actué en La Casa de Bernarda Alba al Desnudo y había que desnudarse. No me sentí incómodo hasta que lo vio mi mama, cuando vino a visitarme.
Llegar hasta Migrantes ¿cómo se dio?
Me llevó tres años las audiciones. La directora lo viene haciendo desde hace mucho tiempo. Recuerdo que un día que fui al Teatro Sarmiento, se acercó la asistente de dirección y me preguntó si me interesaba porque buscaba un ecuatoriano. Al elegirme me sentí muy afortunado. La directora supo mezclar sus conocimientos que vienen de la comedia del arte, estuvo en París, sabe de los arquetipos, del clown. La estética que tiene la obra, mezclada con lo circense, lo hace único. En el texto original era un camarero quiteño, al trabajar el personaje lo llevamos a un albañil para que sea más tosco, un arquetipo fácilmente identificable para cualquiera.
Una de las escenas más reflexivas es cuando tu hijo, representado por un títere te dice: “Papá la lengua es la Patria”
Sí, porque mi personaje al comienzo lo obliga a que emule el acento de un español, que hablara como si hubiese nacido ahí pero al inicio se niega, luego trata de integrarse pero no se da cuenta que el papá es el que no se estaba integrando.
Con el paso del tiempo, pasaste la prueba del desarraigo, ¿cómo te sientes con tantos años viviendo en Buenos Aires?
Es extraño porque al comienzo yo pensaba que no era ni de aquí y ni de allá pero ahora me pasa que eché raíces en Argentina y se me hace raro por ejemplo cuando escucho el Himno Nacional del Ecuador. O el día de las madres que se celebra en mayo. Me siento orgulloso de dejar el nombre de mi país en alto porque me esfuerzo en hacer lo que me gusta.
La escena en que arman maletas siempre moviliza ¿sacudió tus emociones?
Soy muy emotivo porque me lleva a recordar que me fui, y cómo lo hice, reconectar con ese sentimiento. En la pandemia falleció gente querida y no las pude ver, hay viajes de los que solo quedan los recuerdos.
¿Cómo es el nexo con los otros actores?
Somos una comunidad, nos hemos integrado, compartimos los cumpleaños, peleas, alegrías, viajes, como una gran familia latinoamericana. Estoy contento de la obra como se lleva adelante, que siga en cartel, agradecido con todo el equipo.
Migrantes se presenta en Espacio Callejón
Funciones: 17, 24 y 31 de agosto a las 20:30 horas.