La mendocina comenzó bailando cuando tenía 9 años y ya ha participado en más de 17 vendimias nacionales.
Todos los artistas de la Vendimia se destacan, por su talento y por el reflejo del amor que sienten por Mendoza. Pero desde hace un tiempo, hay una bailarina que tiene un brillo especial, que se hace notar aún más. Ella es Marianita, una bailarina folclórica con Síndrome de Down. Se trata de una maipucina, que ama bailar y que ama todo lo que conlleva la vendimia. No deja que su afección la detenga, al contrario es lo que la fortalece y la anima a subirse a los escenarios año tras año.
Desde niña, una bailarina
Marianita siempre fue una niña feliz, pero su mamá, Juanita, detalla que cuando empezó a bailar encontró una alegría en su hija que no había visto antes.
Fue cuando tenía 9 años que la maipucina descubrió su amor por el folclore. “Dos chicas vecinas la llevaban a los ensayos y el profesor le dijo sí quería aprender. Desde ese momento comenzó”, contó Juanita. De ese primer ensayo no ha dejado de ir hasta este día. Cuando ella tuvo 15 años, participó por primera vez de una Vendimia de Maipú. Era parte de la agrupación ADAEF y fue con ellos que recibió la invitación de ser parte.
A su sorpresa, la actuación de Marianita fue tan llamativa, que desde el municipio maipucino la volvieron a convocar para bailar con su compañero en el festejo departamental.
Cuanto Marianita cumplió 20 años decidió interiorizarse en otra rama de las danzas tradicionales, pero esta vez en el tango. Ella siempre quiso estar unida a su tierra y a sus raíces, sintiendo el baile como el canal adecuado para hacerlo.
La que más brilla en las vendimias
“Este año participa tanto de la Vendimia departamental de Maipú como la Fiesta Nacional de nuestra provincia”, comentó la madre, agregando que en estos días estaban con los ensayos. Desde esa primera actuación arriba de un escenario vendimial, Marianita ha sido parte 13 fiestas departamentales y 17 fiestas nacionales.
Siempre ha sido una alegría para ella volver a subirse a un escenario y bailar. Además, se siente satisfecha por no tener ningún impedimiento para hacerlo, ya que siempre la tratan bien y la reciben con los brazos abiertos. Asimismo, la vuelta a la presencialidad de la fiesta vendimial le permitió volver a encontrarse con sus amigos y compañeros bailarines.
