Desde hace un tiempo, las elecciones de los consumidores se inclinan hacia opciones más sustentables y esto se refleja en todas las industrias. En el sector de las fragancias, el 50% de los consumidores ha visto o escuchado sobre propuestas sostenibles en este ámbito, y el 96% estaría interesado en fragancias en formato recargable. La transparencia de las marcas juega un papel crucial en la elección del producto, considerando aspectos como la obtención de materias primas, la cadena de valor y la circularidad del empaquetado, entre otros.
La industria del lujo no está exenta de este punto, por lo que podría decirse que el impacto positivo en lo social y ambiental se espera en todos los niveles de consumo. Es así como estamos presenciando un cambio de paradigma en el entendimiento de cómo la sustentabilidad se encuentra con las grandes casas de belleza, dándole la bienvenida a la tendencia en auge de lujo sustentable.
Es que, ¿no encontramos acaso varias similitudes entre el lujo y la sustentabilidad que invitan a que funcionen juntos? El lujo propone una cultura opuesta a la de “usar y desechar” ya que se trata de productos de alta durabilidad y calidad, quienes los usan pasan a ser usuarios perdurables de la marca. Además, para lograr el estándar de calidad esperado, debe contar con mano de obra calificada, lo cual invita a las marcas a trabajar estrechamente con comunidades autóctonas, ofreciendo capacitaciones y trabajos dignos.
Por otro lado, suelen utilizar materias primas de alta calidad que son extraídas en distintas partes del mundo y directamente de la fuente natural, por lo tanto exige el desarrollo de una cadena de valor lo suficientemente responsable con dichas fuentes de recursos para asegurar la durabilidad tanto de la misma como de la producción. Al realizar estas iniciativas, no solo se tratará de la construcción de reputación de marca basada en la sustentabilidad, sino del acercamiento y la transparencia para con sus clientes.
En esta re-definición del lujo también cabe destacar cómo la promesa de marca en cuanto a calidad y valor se traduce en inversión en tecnología e innovación que permitirá desarrollar procesos responsables con el medio ambiente. Por ejemplo, la marca de moda Ralph Lauren, comenzó un proceso de armonización de los frascos de sus tradicionales fragancias Polo de forma tal que todas pasaran a ser recargables. Esto no provoca ninguna modificación en el aroma pero sí reduce la utilización de vidrio virgen un 22%, un 67% de metal y un 32% menos de cartón sin mencionar que adquirir el refill sería un 35% más accesible para los consumidores.
Por su lado, Giorgio Armani también ha diseñado frascos recargables de las 3 fragancias más conocidas de la marca: Acqua Di Gio, Code y My Way. De esta forma, reduce un 31% las emisiones de carbono, un 43% el uso de cristal, un 67% de metal y un 22% en papel. My Way logró ser la primera fragancia con neutralidad de carbono como resultado de un programa de eco-concepción, abarcando por completo la cadena de producción, desde la recolección de sus ingredientes hasta la realización del producto.
La naturaleza es una de las fuentes de inspiración de la marca y esto se traduce en tres áreas cruciales: la durabilidad de los productos y materiales, el abastecimiento de ingredientes -siendo de origen sostenible y/o solidario con las comunidades locales- y el compromiso contra la escasez de agua. Asimismo, Armani Beauty es pionera en la industria en comprometerse con ser carbono neutral para 2025 y fue la primera marca en lanzar una propuesta recargable en Argentina.
Lancôme también ha creado una opción recargable para su histórica fragancia La Vie Est Belle, permitiendo reducir un 50% el uso de vidrio (y ahorrando 223 toneladas al año), un 46% de plástico y cartón y un 39% la huella hídrica. Pero la marca de belleza francesa no se limitó solo a sus fragancias, sino que además propone la opción de refill en cosmética.
Gracias a la opción recargable de su línea premium Absolue se ahorra un 67% de vidrio y un 43% de plástico mientras que su ingrediente principal, la rosa, es cultivada orgánicamente con floración continua y certificación sustentable. También, la opción refill de la crema RÉNERGIE H.P.N 300-PEPTIDE permite ahorrar un 64% de materiales en su packaging y 70 toneladas de vidrio por año.
En cuanto a la obtención de materia prima, la marca de lujo Yves Sanit Laurent trabaja con una cooperativa de mujeres en los Jardines Comunitarios de Ourika con el fin de empoderar la comunidad, proteger la biodiversidad y practicar la recolección sostenible. Este programa social promueve las habilidades y formas de trabajo tradicionales de las comunidades locales, creando oportunidades laborales para las mujeres.
Este proyecto es una parte integral de la visión sostenible de YSL ya que aborda tanto los aspectos sociales como ambientales al proporcionar a las mujeres de la comunidad medios de vida justos, fomentar su empoderamiento y respaldar prácticas sostenibles y regenerativas de cultivo. El 93% de los productos de la marca de belleza se crea con un enfoque ecológico, resultado de años de transformación sustentable en sus procesos de producción.
Además y al igual que Lancôme, la marca de moda y belleza francesa YSL, ofrece opciones recargables en sus productos de tratamientos como Perfect Plumper Cream, Night Reboot Serum, Light Up Serum, Y Shape Serum y Lines Away Serum y en las fragancias Y Eau de Parfum, LIBRE Eau de Parfum y MYSLF Eau de Parfum. De esta forma, se reduce el uso de un 41% de vidrio virgen, 67% de metal y 38% plástico.
Dichas marcas de lujo forman parte del Grupo L´Oreal, el conglomerado de marcas responsable del desarrollo de Episkin: un modelo de piel humana reconstruido en los laboratorios para elaborar pruebas de seguridad in vitro, permitiendo que no testeen en animales desde el año 1979. L’Oréal ha desarrollado centros Episkin en Lyon (Francia) Shanghái (China) y Brasil donde se produce piel y córnea reconstruida. Asimismo, el grupo ha trabajado con las autoridades y científicos chinos durante más de 10 años para que se reconozcan métodos alternativos y permitir que la normativa sobre cosmética evolucione hacia una eliminación total y definitiva de las pruebas en animales.
Es así como se dio el cambio de paradigma del concepto de lujo: anteriormente era asociado a la opulencia, lo ostentoso y no daba cuenta de los costos medioambientales ni sociales mientras ahora abre paso a un nuevo concepto de crear productos basados en la innovación y tecnología con altos estándares de calidad, sofisticación y diseño pero siendo responsables con el medio ambiente y lo social logrando el lujo sustentable.