Uriel Campos tiene 17 años, vive en Villa General Belgrano y tiene un Condición del Espectro Autista y retraso madurativo del lenguaje.
De chiquito tenía una fijación con la temática de terror y Halloween, por lo que sus papás tomaron esto para que él pudiese conseguir herramientas pedagógicas. Así fue que le buscaron libros para que aprendiera a leer y poder llevar esa curiosidad, dibujos y motivación al desarrollo de otras habilidades.
“Hoy en día es su temática favorita, es muy creativo. Tiene habilidad con el diseño y en la computadora hace sus dibujos y máscaras. Ahora está haciendo un curso de máscara de látex en Alta Gracia y le gusta mucho el arte callejero”, contó su mamá Angélica Palavecino.
En diálogo con Diversidad, Uriel también señaló que está terminando la escuela y trabaja como estatua viviente en su ciudad, una de las más turísticas de Córdoba.
“Hago un curso de máscara y un amigo y amiga me ayudan en todo. Me gusta la danza y el teatro. Tengo varios personajes: Pinocho, Willy Wonka, El Sombrerero y Juan El Descabezado”, describió.
“El autismo es parte de nuestra vida, de nuestro día a día. Aprendimos que no había que pensar en curarlo ni en batallar, sino en adaptarnos como familia a este niño que tenía una mirada totalmente distinta de la vida”, reflexionó su mamá.
Su paso por la escuela tuvo momentos difíciles, Uri y su familia son oriundos de Buenos Aires, y aseguran que en Villa General Belgrano encontraron una escuela estatal maravillosa y pública donde actualmente está cursando sexto año del secundario. “Acá pudo hacer amigos y encontrar sus espacios artísticos”, valoró.
Tras la pandemia, sus papás le propusieron que tuviera un proyecto propio y así fue que Uri creó a “Juan el descabezado”, su primer personaje de terror que era un pasajero que perdió la cabeza en el pueblo y la estaba buscando. “Fue hermoso armar ese personaje y pensar una historia, además de hacer que los niños colaboraran con él”, relató su mamá.
Así nació esta profesión como estatua viviente y comenzaron a surgir nuevos personajes bajo la misma temática de terror. Además, en la época de Halloween saca todo su arsenal y participa de la Comic Córdoba que se realiza en Alta Gracia los 31 de octubre.
Su trabajo artístico le permite conseguir dinero para comprar los materiales para sus otros disfraces, pelucas y vestuarios. “Los niños se sacan fotos conmigo y me dan mucha plata”, dijo muy contento Uri. “Le encanta la interacción con los niños y la gente”, agregó Angélica.
Sus papás Angélica y Pablo Campos tratan de aprovechar esta situación para visibilizar el autismo. “Nosotros lo acompañamos y cuando vemos niños con condiciones parecidas a las de Uri les explicamos que él es autista y es increíble cómo impacta en papás que tienen hijos recién diagnosticados o con una dificultad y que están batallando”, planteó. Y agregó: “Ven en Uri cómo pueden proyectar el futuro”.
“A los papás o mamás que tengan hijos con TEA, no se dejen estar, hay que ser perseverantes”, aconsejó su papá.
Este año Uriel termina el secundario, sus papás desconocen qué vendrá después, pero aseguran que ya es un “verdadero artista”. Le gusta la danza contemporánea, el teatro, la música, el piano y ellos tratan de potenciar cada una de sus pasiones.
“Estamos felices de compartir la historia de Uriel. No hay que quedarse en lo que dice el certificado de discapacidad. Eso nunca lo definió. Él dice que es un chico peculiar y para mí es un chico espectacular”, remarcó su mamá.
FUENTE DIVERSIDAD