Sabrina Miossec abrió una pastelería y “petit café” en La Feliz, su lugar en el mundo desde hace unos 10 años. Busca “cambiar el paradigma” y “dar más lugar a las mujeres en la gastronomía”.
Hay varias vidas en una en la de Sabrina Miossec. Primero está la de la joven estudiante de Letras que a los 25 llegó desde Francia a la Argentina para terminar una tesis sobre la escritora Angélica Gorodischer; y luego la de la pastelera y emprendedora de 42 años que hace un mes cumplió uno de sus sueños al abrir Dinette, una pâtisserie y petit café en Mar del Plata, donde busca ofrecer una “auténtica experiencia francesa” a los vecinos y turistas.
Desde hace más de 20 años, Sabrina está en pareja con Germán, un marplatense al que conoció en su ciudad de origen, Tours, una pequeña localidad estudiantil atrapada entre los ríos Loira y Cher. Hace 17 años cruzaron el Atlántico y la francesa sigue rodeada por el agua, pero a 11.104 km del lugar que la vio crecer, junto a “son argentin” (“su argentino”), como llama cariñosamente a su marido.
Irse de Francia fue solo el primero de los grandes cambios en la vida de Miossec. Rondaba los 30 cuando decidió dar otro golpe de timón en su vida. “Me di cuenta de que había cumplido un ciclo, no tenía ganas de seguir con las Letras y a la vida académica. Quería hacer algo más manual, comenzar una nueva experiencia”. Y fue así que dio rienda suelta a su otra pasión: la pastelería francesa. Ya pasaron nueve años desde que Miossec creó su primer emprendimiento gastronómico: L’atelier sucré, con el que hacía catering para eventos como lanzamientos de colecciones de ropa, aperturas de empresas y casamientos.
“Estábamos en pleno apogeo de Facebook”, recordó, y gran parte de su crecimiento se dio por el boca a boca virtual.
Dinette, unos bocaditos de Francia en Mar del Plata
Hace un año, decidió que era tiempo de tener un local propio. Así nació Dinette, tras 8 largos meses de obras, en la zona de la vieja terminal. “Es un típico café/ petit bistrot francés”, con además venta de pastelería y viennoiserie para llevar, explicó.
El nombre del local remite a la vajilla de juguete que usan los chicos para simular que cocinan y comen. Pero para Sabrina, está muy lejos de ser un juego, aunque nada está exento de placer. “Todo está hecho en el lugar, en el día, desde las cuatro de la mañana, en nuestra cocina a la vista”, explicó Miossec, que se formó en la prestigiosa escuela Ritz Escoffier, en París.
Con su emprendimiento, la gastronómica busca recrear la experiencia de los cafecitos de Francia, con unas veinte mesas redondas en el salón, y otras tantas a la calle. “Buscábamos algo chico y cosy”, dijo al respecto, en un lugar luminoso, con muchas ventanas y delicados pisos de mosaicos. Lo que Sabrina quiere ofrecer es “un bocadito de Francia”, un “rico croissant como el que se puede encontrar hecho por cualquier artesano respetado en cualquier ciudad de Francia”.
Por eso, Miossec le da mucha importancia a que todo lo que prepara sea “lo más natural posible” y amigable con el ambiente.
“Elaboramos todo sin colorantes ni aditivos y usamos materias primas orgánicas”, detalló. La mayoría de sus proveedores, desde los quesos al café de especialidad, son pequeños emprendedores independientes de la zona, como la miel, que trae de la Sierra de los Padres.
“Queremos hacer un producto natural, a la antigua, que se siente que está fresco”, explicó. De su horno salen “los clásicos franceses” como croissants, pains au chocolat, brioches, moelleux de chocolate, macarons, magdalenas, el bretón kouign amann y esas típicas minitortas de masa sablée de frutilla, arándanos, chocolate o limón. También piensa ofrecer algunos productos efímeros “para mover las cosas, que Dinette no sea una cosa estática y dar ganas de volver a los clientes”.
Acompaña la propuesta una serie de platos salados como la inevitable soupe à l’oignon (sopa de cebolla), o el croque mademoiselle (un tostado con salsa bechamel y huevo mollet), tablas de quesos y ensaladas con sus vinagretas caseras. En Dinette todo lo que se puede es “fait maison”, desde el pan hasta el yogur o las mermeladas.
Miossec optó por una carta reducida y platos livianos, pensados para “almorzar y volver al trabajo sin sentirse demasiado pesados”. Según dijo, las comidas vienen acompañadas de una pequeña ensalada, “una propuesta común en Francia y que no se ve tanto en Argentina”.
Cambiar el paradigma de las cocinas dominadas por hombres
Miossec explicó que su público es mayoritariamente femenino, al igual que su equipo. “Somos una docena y casi todas mujeres”, destacó Sabrina, y dejó en claro que fue algo intencional.
“Con Dinette quería cambiar el paradigma gastronómico en Mar del Plata, donde casi todo está gerenciado por hombres. Quería mostrar que las mujeres podemos emprender y darle más lugar a las mujeres en la gastronomía. Es mi lado feminista”, sostuvo.
En su cambio de vida, Miossec no ve una ruptura, sino un continuo con el feminismo como hilo conductor. También encuentra vínculos entre la literatura y la pastelería, en cuanto a la búsqueda estética. “Una persona puede ser muchas cosas a la vez. Pertenezco a esta generación bisagra que por ahí no se queda toda la vida en una profesión”, resumió.