POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
El fútbol es algo que trasciende todo tipo de límites. Tanto que Leonardo Albajari, Productor de televisión y periodista deportivo, fue un poco más allá y generó “No fue un juego”.
Docente de la Universidad Católica Argentina y de la de Flores, juntó 11 historias sucedidas en el ámbito del fútbol durante el nazismo y el Holocausto las cuales son contadas a través de una novedosa muestra itinerante. La exposición se realiza con el objetivo de que los jóvenes entiendan el rol e influencia que tuvo el nazismo en el fútbol alemán.
Su autor y divulgador nos cuenta sobre su pasión, y cómo llego a desarrollarla.
-¿Cuándo se despertó tu pasión por el fútbol?
En el mismo momento que nací en Argentina (risas). Es una cuestión familiar. Luego estudié y me desarrollé como periodista deportivo, y todo esto fue el puntapié para la búsqueda de estudiar el Holocausto y poder encontrar historias del fútbol a través de testimonios sobre leyes raciales, sobre fútbol en campos de concentración. Todo esto pasó a ser determinante en mi carrera y también para “No fue un juego”.
-¿Cómo llegaste a la idea de “No fue un juego”?
Dentro de mi trabajo en el Museo del Holocausto, como guía, pude generar algo nuevo para que todos los argentinos tengan un interés un poco más cercano, más allá de que el estudio del Holocausto es interesante y primordial, la cuestión del fútbol ayuda desde lo cultural a acercanos a la gente. Desde esas historias trato de contar lo que fue la Shoa, y otras cuestiones que tuvieron que ver con el antisemitismo. Es una muestra que arrancó en 2018, y no para: es un proyecto itinerante que nos ayudar a recorrer escuelas secundarias de Argentina, México, Chile, Guatemala, Salvador, y también de forma online a otros puntos del mundo.
-¿Nos contás un poco sobre el fútbol en los campos de concentración?
Hay tres teorías: los guardias nazis, los días domingo, querían distraerse y jugar al fútbol. De hecho tenían su propio seleccionado. Los campos tenían por dentro y por fuera canchas de fútbol.
Otra es que los nazis organizaban partidos como objetivo de propaganda. Hacían que los prisioneros jueguen, les sacaban fotos, y publicaban para tapar ciertas críticas de maltratos.
Por último, encontré casos de prisioneros que “porque jugaban bien al fútbol” podían sobrevivir mejor. Les daban mejor alimento y menos trabajo forzoso, conozco una historia puntual de una persona que estuvo hasta cuatros años jugando al fútbol.
-¿Cuál fue la historia que más te llamó la atención, o te sorprendió?
Lo más conmovedor, e igualmente doloroso, es que muchos judios recién fueron reconocidos nuevamente en los años 2000 o 2010. Por ejemplo, Kurt Landauer fue presidente del Bayern, fue derrocado, y es una historia de las leyes raciales. Su historial había sido borrado, y la Guerra Fría no ayudó a que se vuelvan a insertar. Hay muchas historias de judíos futbolistas que fueron expulsados y escondidas sus historias. Con respecto al deporte dentro de los campos de concentración es realmente conmovedor y muy movilizante.
-¿Cómo ves la situación en el fútbol de hoy?
En Argentina no se generan mayores situaciones, como sí puede pasar en Europa. El antisemitismo existe en el fútbol, pero es menor y pasa puntualmente con el club Atlanta. En Europa los discursos de odio generalizado se han extendido mucho más y alcanzan a la comunidad árabe, negra y latina. Allá la gente se expresa mucho políticamente en las tribunas con los discrusos de extrema derecha. Por otro lado, el Mundial nos ha demostrado, por parte de algunos jugadores, mucha madurez: se han manifestado contra discursos de odio y transmitieron menajes de paz y solidaridad.