Juan, el recolector urbano que caminaba descalzo en Rosario, comenzará una nueva etapa gracias a la cadena solidaria que despertó el video en el que se ve a Gastón De Vito regalándole su calzado y que se hizo viral gracias a su hija de 10 años
Hace unas semanas, Gastón De Vito emocionó al país cuando se viralizó un video en el que se lo ve sacándose sus zapatillas para entregárselas a Juan, un recolector urbano que caminaba descalzo por las calles de Rosario mientras buscaba cartones. El momento quedó registrado porque Martina, su hija de 10 años, lo filmó y él decidió compartirlo en las redes con la simple idea de contagiar solidaridad.
“Me dio mucha pena pensar que estuvo caminando así y vaya a saber por cuánto tiempo”, le admitió a Infobae el administrador de empresas que le hizo ese comentario a su hija y le propuso dar una vuelta más para preguntarle al hombre cuánto calzaba. “Me dijo que 41, igual que yo, así que no lo dudé y le pregunté si podía darle mis zapatillas. Me dijo que no, pero en su mirada noté un sí, así que se las di… ¡Se le llenaron los ojos de lágrimas!”, dijo.
Eso sucedió en la tarde del sábado 1° de abril cuando padre e hija iban camino a visitar a la abuela de la nena.
Fue tal la repercusión y la cadena de solidaridad que se despertó luego de las imágenes, que Gastón no sólo lo buscó para saber cómo ayudarlo sino que comenzó a recibir mensajes de desconocidos y cercanos que querían colaborar con el hombre.
Las segundas partes a veces son buenas
La historia del encuentro entre Gastón y Juan no terminó cuando el joven le dejó su calzado. Ese fue sólo el comienzo. Ahora, con entusiasmo vive la etapa que cambiará la vida del hombre al que la vida lo dejó sin nada.
“Conseguimos muchas cosas. La firma Puma le mandó una caja, que llegará la semana que viene, y contiene camperas, zapatillas; otra marca también le mandó buzos y remeras. Un periodista de Buenos Aires trajo donaciones, pero lo más importante es que le conseguimos un trabajo digno. Él sabe de albañilería, así que una empresa de construcción le ofreció pagarle un salario por día, le ofreció estadía (porque donde trabajan se quedan a dormir) y los trabajadores van de obra en obra con hospedaje y comida, además del sueldo. El lunes arranca y yo lo llevaré hasta la terminal de ómnibus porque de ahí sale para Alvear y se quedará allí trabajando”, resumió emocionado Gastón.
Gracias a esta gran ayuda, Juan “ya no va a dormir más en la calle, en la plaza donde estaba viviendo. Salió todo muy bien gracias a toda la gente que colabora”, agradeció.
Pese a la cantidad de donaciones que quieren llegar a Juan y que hasta el momento Gastón se ocupa de recolectar, o busca la manera de organizar para que la reciba, ninguna compañía de celulares le colaboró con un equipo ni un chip para lograr que Juan esté comunicado, sobre todo ahora que ya tiene empleo.
“Es algo que también estaría pendiente, porque todo fue muy rápido. Sería genial conseguirle un teléfono porque yo recibo muchos mensajes, muchas llamadas de gente que quiere solidarizarse con él, y no tengo ningún teléfono que no use para darle, sino ya se lo hubiera dado”, lamenta el joven.
Además, aclaró que aunque Juan se la rebuscó toda su vida para trabajar de lo que fuera, pero que “él es panadero”. “Si bien ahora agarró este trabajo de albañilería, también sabe hacer el trabajo de panadería, que es lo que lo apasiona”, asegura.
Este tipo de acciones, aunque esta vez se viralizaron, son frecuente de realizar para Gastón y su familia. “Estamos acostumbrados a este tipo de situaciones, por eso nos llamó mucho la atención que haya tenido tanta repercusión, cuando sólo pensamos que iba a ser un video que quizás le generaba una sonrisa a alguien que pudiera querer ayudar a otra personas y que entienda que se puede ayudar a cualquiera de las tantas personas en la calle”, dijo al referirse a la viralización del video.
Emocionado, finaliza: “Es sólo acercarse y preguntar si necesita una botella de agua, un sándwich, un buzo o lo que sea. Eso es lo que le enseño a mi hija. Martina tiene en su cuarto una bolsa en la que cuando alguna ropita le queda chica, la deja ahí; si hay un juguete que sabe que no usará, lo deja ella sola para que eso sea donado a quien lo necesita. Creo que se trata de darnos cuenta que todos podemos ayudar. Cambiar el mundo es un sueño enorme, pero sí podemos sacarle una sonrisa a alguien y, quizás, cambiarle el día o la semana. ¿Por qué no hacerlo?”.
FUENTE INFOBAE