Tamara trabaja con su mamá Claudia en Neuquén. Terminaron de cocinar de madrugada y ante el engaño decidieron llevar la comida para los pacientes y el personal de salud. También les vaciaron la cuenta de Mercado Pago.
Tamara tiene 28 años y vive en Neuquén. Siempre se dedicó a la gastronomía, pero el rubro fue uno de los más castigados por la pandemia y se quedó sin trabajo. Sin embargo, con sus conocimientos y con la ayuda de la familia se convirtió en emprendedora.
En su casa cocina pizzas y empanadas. El sábado a la noche se entusiasmó porque recibió un pedido muy importante: un hombre le encargó 20 pizzas. Pero en poco tiempo la alegría se transformó en frustración porque fue víctima de una estafa virtual.
Antes de aceptar, decidió revisar el stock y como no llegaba a esa cantidad le ofreció llevarle 17 pizzas y cuatro docenas de empanadas. “El hombre desde el otro lado del teléfono me dijo que aceptaba porque la empresa de catering que había contratado para el evento no le había entregado el pedido. Nunca desconfié de esta persona”, contó angustiada la joven.
Fue así que se subieron a dos autos con la mercadería y se dirigieron al Parque Industrial para entregar el pedido. Pero se llevaron la amarga sorpresa de que en el lugar no había ninguna fiesta. Los habían estafado de manera virtual a través de la aplicación Mercado Pago. Tamara contó que está pagando un terreno con su novio, y que al principio había llorado de la emoción porque con lo que le habían encargado llegaba a pagar la cuota del mes. “Pasé de llorar de alegría a llorar de tristeza”, dijo.
Desilusionada y camino de vuelta a su casa, decidió que las pizzas y las empanadas no las iba a vender, sino a donar. Fue así que siendo las 04:00 del domingo llegó al hospital Heller y se las entregó a médicos, enfermeras y pacientes. Una vez en su casa y charlando con la familia, se dieron cuenta de que había sido víctima de una estafa virtual. “El hombre que llamó le dijo a mi mamá que iba a hacer la transferencia a la cuenta de Mercado Pago y le envió un código que mi mamá le reenvió y así le vació la cuenta”, detalló Tamara.
La característica del teléfono que llamaron era 011, de Buenos Aires. La policía le dijo que es probable que la comunicación se haya hecho desde una cárcel, pero hasta el momento no le dieron más detalles. Más allá de la estafa, Tamara va a seguir adelante y agradece el apoyo de mucha gente que se acercó a colaborar. “Después de lo que nos pasó aumentaron los pedidos”, dijo entusiasmada.