La Selección Argentina de Pádel Adaptado participará del Mundial en España

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 La competencia tendrá lugar del 11 al 14 de mayo en Madrid. Participan las delegaciones del país anfitrión y de Costa Rica, Italia, Francia, Bélgica, Portugal, Países Bajos, Chile y Alemania.

Los jugadores de la selección argentina de pádel adaptado participarán del primer mundial de esta disciplina que tendrá lugar en España del 11 al 14 de mayo.

El equipo nacional de pádel en silla de ruedas disputará en Madrid la competencia en la que participan sus pares de España, Costa Rica, Italia, Francia, Bélgica, Portugal, Países Bajos, Chile y Alemania.

Los jugadores convocados bajo la dirección técnica de Juan Aranda son: Diego Moliner, Lucas Díaz Aspiroz (exrepresentante paralímpico en canotaje en Río 2016 y Tokio 2020), Guillermo Camusso (exrepresentante paralímpico en tenis en Beijing 2008), José Castricini, Gustavo Ibañez y Alfonso Woolley. 

Moliner, Aspiroz, Camusso y Wooley compartieron con la agencia de noticias Télam sus experiencias sobre cómo el deporte cambió sus vidas y las expectativas y desafíos que enfrentan a la hora de practicarlo.

Lucas Díaz Apiroz es de Olavarría y fue representante argentino de paracanotaje en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 y Tokio 2021, pero se retiró de ese deporte luego de nueve años ubicado en el octavo puesto del mundo. Siempre le gustó el deporte, pero tras un accidente en moto a los 19 años lo tomó como un desafío y comenzó a practicarlo de manera competitiva.

A los 42 años sintió que “se terminó un ciclo” con el canotaje y “retomó” el pádel de manera amateur y recreativa con sus compañeros de selección, con quienes, independientemente de la competencia, aseguró tener “una amistad muy linda”. También tuvo un paso por el parabádminton, en donde compitió y se coronó campeón nacional y quinto en el continente.

“Con el bádminton me empecé a relacionar con la silla deportiva, que es la que tiene las ruedas hacia la izquierda, inclinadas, y una atrás para que no te des vuelta. Yo vengo del agua, sé usar la silla de paseo, pero la deportiva es otra cosa”, explicó en diálogo con Télam.

Por su parte, Alfonso Woolley tiene 29 años y empezó a practicar tenis en 2017 como parte de su rehabilitación tras un accidente en moto que tuvo ese año. Después se volcó al pádel con algunos de sus compañeros de tenis, y se adentró al universo competitivo para participar de cinco torneos nacionales, de los cuales logró salir campeón junto a su pareja de equipo en dos ocasiones, y en las otras obtuvo el segundo lugar.

El equipo argentino tiene integrantes de distintos puntos del país como Pehuajó, Olavarría, Cañuelas, Vicente López, Santa Fe y Neuquén, por lo que juntarse a entrenar a veces presenta ciertas dificultades. Por eso los jugadores entrenan de manera individual y personalizada en su ciudad y luego, cada 20 días o un mes, se reúnen para compartir entrenamiento grupal de manera intensiva.

Alfonso aseguró que el deporte es su “cable a tierra” y una manera divertida y lúdica de rehabilitación: “Las rehabilitaciones muchas veces terminan siendo repetitivas, cansadoras y hasta mentalmente agotadoras porque estás en un ambiente en el que no te sentís cómodo”, indicó el joven oriundo de General Belgrano, en la provincia de Buenos Aires.

Los inicios en el deporte adaptado de Guillermo Camusso fueron en 2004 con el tenis, con el que tuvo la oportunidad de representar al país en varias ocasiones. “El tenis tiene un nivel demasiado alto y complejo para poder jugarlo por los costos, es un límite bastante importante”, contó a Télam, tras jugar el año pasado el mundial en Portugal.

“De los 24 a los 43, nunca dejé de jugar al tenis. A mi me encanta competir, esa es la realidad. Hace un par de años empecé a jugar al pádel con mis amigos -ellos parados-, y me di cuenta que si quería seguir jugando con ellos tenía que empezar a entrenar y formarme un poco más”, dijo.

Guillermo, que es bioquímico y vive en Pehuajó, reveló que la traba más grande a la hora de jugar pádel adaptado es poder conseguir la silla adecuada y señaló que hay que “facilitar los medios” para que cada vez más chicos puedan jugar, por lo que fundó una ONG llamada Espiral. “Una paleta es fácil de conseguir. Una silla no”, sentenció.

Diego Moliner, en tanto quedó con una discapacidad producto de un asalto, y para él el pádel fue una forma de reencontrarse con el deporte. Diego juega al pádel desde chico y durante su adolescencia en la década del 90 -cuando ese deporte fue furor en la Argentina-, lo hizo durante tres o cuatro años, pero tras su accidente lo abandonó para regresar al deporte con el tenis y al pádel adaptado.

Fútbol en silla motorizada

Sobre representar al país en el primer mundial aseguró estar “muy emocionado” y “con mucha expectativa” y piensa la competencia como “un trampolín para que se juegue más a nivel internacional”.

“Nosotros somos cabeza de serie y junto con Chile estamos empujando para que otros países también se sumen”, aseguró e indicó que el deporte adaptado “ayuda a romper barreras” y que de las disciplinas en silla de ruedas el pádel “es una de las más inclusivas”.

“Personas de pie pueden compartir con personas que se encuentran en sus sillas y, si bien es un deporte técnico cuando se hace en alto rendimiento, de manera recreativa es fácil aprender y jugar para divertirse”, concluyó.

FUENTE DIVERSIDAD

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