La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, propuso en una conferencia realizada en el marco del día de los Derechos Humanos estrategias para hacerle frente a las secuelas sociales de la pandemia.
“Las vacunas por sí solas no pueden curar el daño que ha causado la pandemia.”, expresó Bachelet, asegurando que “El 2020 es un año que ninguno de nosotros olvidará jamás. Un año terrible y devastador que ha marcado a muchos de nosotros de muchas maneras”.
Según la Alta Comisionada, el desenlace de la pandemia tiene tres posibles puertos donde desembarcar: en primer lugar, se puede salir de esta crisis en un estado aún peor que cuando comenzó, y estar aún menos preparados para la próxima conmoción de nuestras sociedades. En segundo lugar, se puede luchar poderosamente para volver a la normalidad, pero la normalidad es lo que nos ha llevado a donde estamos hoy. Y en último lugar, postuló, se puede salir mejor.
Para Bachelet, “un futuro mejor es posible, pero solo si existe la voluntad política de poner nuestro dinero donde más se necesita, no donde se quiere.”
Retomó la temática de los avances científicos que derivaron en una vacuna, y sobre esto declaró que “En las últimas semanas se han producido avances extraordinarios en el desarrollo de la vacuna. Esto es fruto del ingenio y la determinación de las personas en un momento de crisis. Pero las vacunas por sí solas no pueden resolver la pandemia, o curar el daño que ha causado”.
Durante la conferencia, sostuvo que “hay una vacuna para el hambre, la pobreza, la desigualdad y posiblemente – si se toma en serio – para el cambio climático, así como para muchos de los otros males que enfrenta la humanidad. (…) El nombre de esa vacuna es ‘derechos humanos’”, y ante esta declaración hizo un llamado a los líderes mundiales a velar por estos derechos para reconstruir la sociedad en todas sus aristas.
Por último, remarcó la importancia de tomar este contexto como una oportunidad para “reajustar nuestras prioridades y mejorar nuestras perspectivas de un futuro mejor.” “El principal ingrediente que necesitamos para construir ese futuro es la voluntad política. (…) La voluntad de luchar contra la corrupción, porque en muchos países, incluso en los más pobres, hay más dinero disponible, pero se pierde cuando va directamente a los bolsillos de unos pocos. Tenemos que abordar la desigualdad, incluso con reformas fiscales que podrían ayudar a financiar importantes mejoras socioeconómicas”, concluyó.