La historia de Manuel Bustelo, el aventurero que decidió llevar una vida al aire libre

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Manuel Bustelo tiene 44 años y vive, desde hace 20, en Europa. Se fue con un título bajo el brazo, con el objetivo de explorar el mundo. Hoy, junto al amor de su vida, se muestra muy satisfecho con su decisión. “Nací en la hermosa provincia de Mendoza, entre la Ciudad y Chacras de Coria. Pero cada vez que podía me escapaba hacia la montaña con mis padres y mis hermanas. Partí de Argentina cuando terminé la facultad, recibido de Licenciado en Relaciones Internacionales, con la intención de poder desarrollar mi carrera afuera. Me fui solo, con 24 años. En aquel entonces no tenía familia, pero actualmente vivo con la mujer de mi vida. Con quien estaré toda la vida”.

Manu es un verdadero trotamundos: “Afortunadamente he estado en más de 50 países. Te puedo contar sobre los países donde he vivido. Estuve en Escocia, en Inglaterra, mejorando mi inglés. Luego pasé muchos años en Bélgica, en Andorra y en Italia. Lo que he estado haciendo es cambiar de residencia en distintos países europeos. Tengo ascendencia italiana. Eso, como a muchos argentinos, me ha ayudado a moverme libremente”.

Un amante de la naturaleza

Actualmente estoy muy contento. Todos los años de experiencia que he podido juntar, desarrollando una vida al aire libre, me han servido de mucho. Empecé en las montañas de Mendoza, seguí en volcanes y otras montañas de la Cordillera de Los Andes. Pude recorrer muchos bosques en bicicleta. Y, además, he desarrollado otra vida bajo el mar, como submarinista o buceador”. Y tantas aventuras, que bien podrían tomarse como simples horas de ocio, Bustelo las capitalizó: “He logrado unir todas estas pasiones de la naturaleza con el desarrollo de negocios. Actualmente trabajo asistiendo a empresas a desarrollar un área más sustentable, o agregarle valor a la sección económica en la cual están trabajando, de forma de poder resolver problemas sociales y, a su vez, mantener sus ingresos mientras ayudan a la sociedad”.

Y entre tantos viajes, lo que más se deja Manu es la diversidad cultural que abunda en la Tierra: “Las sociedades de los países en los que he vivido son muy diversas. El mundo está lleno de distintas culturas, creencias y maneras de ver la vida. Hay distintas formas del concepto de vivir en sociedad, o de ayudarse el uno al otro. Hay ciertos países que tienen esto muy desarrollado, como Noruega y otros países escandinavos. Pero las culturas de Asia son las que más me han sorprendido, porque son muy diferentes a las nuestras. No son mejores ni peores, son diferentes evoluciones”.

Más que argentino, terrestre

Argentina es el país en el que nací. Uno siempre va a tener una tendencia a amar la tierra en la que uno nación, independientemente de cómo se llama ese país. Pero lo más importante, cuando podés compartir con otras culturas, comenzás a ver que no hay una relevancia tan importante a llamar una nacionalidad o un país con un nombre. Somos todos parte de un mismo planeta, que es la única casa a la cual todos pertenecemos. Probablemente también sea la única casa que todos debemos cuidar. No vale de nada destruir un país y cuidar muchos otros, porque es un ecosistema y estamos todos relacionados. En realidad, las fronteras y los límites son creaciones de los seres humanos y no de la tierra ni de la naturaleza. Para mí la visión de la nacionalidad pasó a tener una relevancia más planetaria, de poder ver el planeta como la casa de los argentinos y del resto de los ciudadanos”.

Sin embargo, el regreso a la Argentina está siempre en su agenda: “Es muy lindo volver a encontrarse con alguien que pertenece a la tierra donde uno nación y compartir vivencias y aventuras. Regreso a la Argentina muy seguido. Tengo amigos y familia. Es la tierra de uno y es necesario poder volver y empaparse de los afectos que quedan distanciados por las decisiones que tomamos”.    

FUENTE: SER ARGENTINO

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