La historia de la amiga del Papa Francisco que cumplió 100 años

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Francisca cumplió 100 años. No solo ingresó al selecto grupo de quienes cuentan sus años con tres cifras, sino que tiene una vida acompañando la obra religiosa, social y de caridad del Papa Francisco, que la llamó a su celular para saludarla por su cumpleaños.

“Él me dice comadre, y yo le digo compadre, somos los padrinos de Alejandro, el hijo menor de Alicia Oliveira. Estaba contento y trabajando. Le pregunté sobre las dificultades que está atravesando. ‘Sí, pero con mucho ánimo’, me contestó”, contó la mujer a TN. La relación entre ellos empezó hace muchos años y continuó después de la elección de Jorge Bergoglio como titular de la Iglesia Católica. Se comunican a diario por mails, WhatsApp o llamados telefónicos.

Francisca contó que un sacerdote suele confesarla y la da todos los sacramentos. “Vino de Roma y me contó que vio al Papa muy animado y con mucho entusiasmo. Es más, me trajo un rosario bendecido que me mandó Francisco”, agregó.

Además, recordó que Bergoglio “cambió rotundamente” al asumir como Papa.“Cuando estaba acá (en Buenos Aires) era bastante secote, hoy está diferente, pero siempre tuvo una gran característica: ayudar al más necesitado. Por ejemplo, él se iba a cuidar de noche a algún sacerdote enfermo”.

Francisca contó que el Papa Francisco cambió "rotundamente" desde que se fue de Buenos Aires. (Foto: Fernando Fraquelli).
Francisca contó que el Papa Francisco cambió “rotundamente” desde que se fue de Buenos Aires. (Foto: Fernando Fraquelli).

Francisca Rombola nació el 2 de agosto de 1924 en Brattiró, provincia de Catanzaro, en Italia. Llegó a la Argentina a los seis años, el 18 de noviembre de 1930, junto a su madre y tres vecinos del pueblo italiano. Arribaron al puerto de Buenos Aires en el barco Conte Lerde. Desde entonces, la mujer tuvo una vida llena de desafíos. Su secreto para llegar a los 100 años es “trabajar mucho, estudiar, encomendarse siempre a Dios y la Virgen, y estar al servicio del prójimo”. “Le guste a uno o no le guste, no hay que ser excluyente del prójimo y amar”, sumó.

La celebración

Francisca esperó a todos los invitados antes de ingresar al salón en el barrio porteño de Caballito. Entró acompañada del brazo de su sobrino, Esteban Giuliano, con paso firme, sonriente, mirando hacia su alrededor.

Con un vestido de color negro, se acomodó en el sillón principal y recibió los saludos familiares. Estaban su hermana Chola; la cuñada Virginia; los sobrinos Toni Pugliese, Paula Giuliano y Alejandra Armando; las sobrinas nietas Victoria y Milagros Giuliano y Emma Barreiro; sus amigas Dora, Roxana, Susana, Lita, Nilda, Norma, Omar y muchos más.

Su ahijado y el del Papa Francisco, Alejandro Oliveira Sarrabayrouse, llegó acompañado por su pareja, sus hijos y su hermana, María José. Momentos muy emotivos para quien festejó su centenario cumpleaños. Muchos recuerdos, abrazos y emociones.

Una amistad que los une

Alicia fue una de las grandes amigas de Francisca y de Jorge. Fue abogada y jueza, pero la dictadura militar de 1976 la dejó cesante. En esos años negros de la Argentina, el padre Bergoglio la protegió del régimen y juntos trabajaron en la ayuda de los presos políticos de entonces. Fue convencional constituyente en 1994 y primera Defensora del Pueblo en la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo tres hijos, Mariano, María José y Alejandro. Falleció en 2017.

Francisca narró que “Alicia y Bergoglio trabajaron mucho por los desaparecidos y por la gente”. “Los dos se jugaron, yo compartí también con ellos esas tareas. Trabajé en el juzgado de ella. Fue una época muy extraña. Trabajaba en todas las villas de acá y fue una situación bastante difícil para hacer lo que podíamos por los demás”, detalló.

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-¿El Papa es Francisco o es el padre Jorge?

-Para mí es el padre Bergoglio, porque nunca le dije Jorge. Cuando me escribe, o yo le escribo, le pongo muchos cariños, o un gran abrazo de su comadre. Tenemos un lenguaje de acercamiento y alegría por el reencuentro por carta.

-¿Cómo fue el comienzo de la relación entre ambos?

-Conocía mucho a los jesuitas por estar en cercanía con el Instituto al cual yo pertenecía en San Miguel. Estuve un tiempo trabajando con los novicios en los diferentes barrios como el Santa Teresita, en el conurbano bonaerense, que recién estaba creciendo. La relación nació cuando Alicia me eligió como madrina de su hijo menor, Alejandro, y elige padrino al padre Bergoglio. En ese momento, él ya era superior de los provinciales dentro de los sacerdotes jesuitas y yo ya había salido de la compañía. Ahí empezó el vínculo hasta que fue arzobispo en Buenos Aires. Venía a Mataderos cuando yo vivía en la calle Molina. Llegaba con el colectivo 104 para visitar la parroquia San Cosme y San Damián. Recuerdo que después que falleció mi mamá, me fracture un brazo, y él entró a la parroquia y me vio con el yeso y me dijo: “Mire Francisca, cualquier cosa que necesite me llama que yo voy a estar enseguida a su lado”. Siempre lo caracterizó ayudar a la persona que estaba padeciendo algo. Después conversamos y nos vimos muchas veces. Se casó a mi amiga Lita (hermana de Alicia Oliveira). Eso fue lo último que hizo en Buenos Aires antes de ser elegido Papa (2013). Lo conocí más cuando compartimos el bautismo de Alejandro.

Francisca cumplió 100 años. (Foto: Fernando Fraquelli).
Francisca cumplió 100 años. (Foto: Fernando Fraquelli).

-¿Cuál fue tu reacción cuando a Bergoglio lo eligen Papa?

-Él iba por segunda vez a Roma. La primera vez casi fue elegido Papa (el cuerpo cardenalicio eligió en 2005 a Joseph Ratzinger, Papa Benedicto XVI), y la segunda vez yo no pensaba que lo iban a elegir. Recuerdo que antes, cuando lo eligieron arzobispo de Buenos Aires, él me decía: “Mire Francisca, ahora me tengo que ir al centro, ese no es lugar para mí”, porque él estaba en Flores. Pero me repetía: “Quiero estar con la gente humilde que viene y me dice padre. Yo los trato, pero eso no es para mí”. En ese momento ya era auxiliar del arzobispado. Cuando lo nombraron arzobispo, dije que Dios lo quiere elegir para ser un cambio como San Francisco (el santo de Asís) en la Iglesia. No sé si él se acordará. Justo cuando lo llaman al cónclave, él ya se había comprometido con mi amiga Lita para hacer la ceremonia del casamiento, pero se tuvo que ir. Ellos postergaron su casamiento, vino, los casó y se fue a Roma. Lo que uno menos esperaba era que lo eligieran Papa, porque ya había rechazado aquella primera vez. Fue un gran asombro cuando dijeron Bergoglio. Fue una acción del Espíritu Santo, porque él acá siempre fue muy serio, y cuando lo nombraron Papa cambió su modo de ser, más sonriente, animoso. No parecía el mismo. Él está sobrellevando todo lo que tiene que sobrellevar en la Iglesia.

-¿Puede haber un reencuentro entre ustedes?

-La realidad es que nos comunicamos a través de la oración o él manda un saludo por algún acontecimiento. Él también saluda a toda la gente conocida. Reencontrarme, no, que esté bien donde está. Si quiere venir a la Argentina, que venga, pero que sea exclusivamente para algo muy específico, no para ser usado por los políticos, de un lado o del otro, que le hacen decir cosas que nunca dijo. No me gusta que lo usen al Papa.

A Francisca le hicieron tres tortas, sopló las velitas y le cantaron el cumpleaños feliz, en castellano y en italiano. Luego, le entonaron el clásico ¿cuántos años cumplís? Y ella respondió: “Por ahora, 100”.

Y por muchos más, feliz cumple Francisca.

Fuente: TN

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