La emotiva historia de la niña pampeana de 8 años que ganó un concurso de literatura y llevó su libro a la pantalla

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¡Pero yo ya quiero aprender! El piano es mi inspiración -exclamó Ada. Entonces se sentaron a tomar mate con su perrito Chilote mientras pensaba en la manera de tocar el piano –¡Ya sé, exploramos el sótano! Llevaremos una linterna, lupa, y un plumero para sacar el polvillo– exclamó Ada entusiasmada. Si bien este pasaje es parte del cuento que escribo Ada Azul Portillo (8), durante el 2020 en plena cuarentena en su casa de General Pico, La Pampa, la ficción tiene cierta coincidencia con la realidad.

Azu, como le dicen cariñosamente, es hija de Melina Scheffer (39) y Martin Portillo (40) y hermana menor de Ignacio. Y desde hace mucho tiempo deseaba aprender a tocar el piano que estaba en el living de su casa. Pudo poner en palabras e ilustraciones ese anhelo, que se convirtió en un libro llamado Ada y su piano.  “Cuando nació Azu le empecé a leer para dormir o para la hora de la siesta. Era nuestro momento. Siempre percibí que le gustaba, y a medida que fue creciendo lo seguí haciendo. En la cuarentena al tener más tiempo libre le sumamos la hora de la siesta”, cuenta Melina, empleada del Poder Judicial de La Pampa.

Ya en la salita de cuatro, Azu aprendió a leer y escribir, y le pidió a su mamá que le comprara libros. El ritual entre madre e hijo se convirtió en una pasión. Ada Azul, que significa el cielo más bello, es muy entusiasta asegura su mamá. “Mi hijos son mi mayor riqueza y apoyarlos en sus pasiones es por lo que lucho a diario junto a mi marido”, reafirma. Por su don para la narración, en 2020 Azu fue convocada para participar de un concurso de escritura infantil “Un cuento de película” (organizado por la cooperativa La Comunitaria) donde obtuvo el primer lugar. Su historia se convirtió en un cortometraje. “Había chicos de todas las edades y nacionalidades. Todo lo hizo por Zoom, y estaba súper entusiasmada”, dice Melina.

Durante ese taller, Azu escribió Ada y el Piano a mano, en su cuaderno preferido. La protagonista podría ser la propia Azul, el piano el que está en el living de su casa, y Chilote el perro chihuaha que tiene como mascota. “Es un cuento dulce como ella. Se trata de una nena que veía un piano en su casa, al que describe como algo luminoso, mágico. Se acercaba a tocar las teclas pero no sabía como generar la melodía. Le preguntaba a su madre, que tampoco tenía conocimiento en el tema, entonces se le ocurre ir al sótano a explorar junto a su perrito. Allí encuentra una caja resplandeciente, la abre y encuentra partituras. De ahí surge la magia”, resume su madre. Pero eso no fue todo. A los pocos días, la joven escritora sorprendió a sus padres con otro pedido: “Quiero hacerlo libro”. “Nos tomó por sorpresa, algo casi inalcanzable, pero como vimos que no se trataba de un capricho, la apoyamos e incentivamos”, destacó Martin.

Azu fue por más, también quiso hacer las ilustraciones. Para eso tuvo la ayuda de su maestra de arte. Durante algunas semanas se reunieron a pintar en acuarela y darle color a las palabras. “Me contacte con su editorial, cerca en Santa Rosa, y les conté la idea, no dudaron en darme el sí. Hace 10 días llegó la caja con los 12 ejemplares para regalarlo a las personas especiales. Nuestro objetivo no es comercializarlo, queremos que sirva de inspiración a otros. Todo lo que sembramos en casa se ve materializado en este libro. No es la historia, ni el relato, es su dedicación, perseverancia y constancia. Todo lo que se propone lo logra. Las realidades se inician con un sueño y es importante acompañar comprender y apoyar a los niños”.

Martin, el padre de Azul, sigue: ”El libro es bastante autorreferencial, porque habla del piano que tenemos en casa. No es el mismo pero lo representa. Ella quería aprender a tocarlo, y lo deja por escrito”, cuenta quien comparte con su hija tardes de música.

En la historia también hay un perro, que es su propia mascota. Mucho antes de que se lo regalaran, había narrando un cuento con un perrito chihuahua imaginario con el cual jugaba en una plaza. Ambos padres e incluso Ignacio -su hermano mayor- la acompañan en este proceso. “Nos pregunta cómo se escribe tal palabra o de qué manera podría expresar tal otra, es muy curiosa y observadora”, coinciden.

Aunque ya publicó su primer libro. Azu sueña con convertirse en bailarina y presentarse en el Colón. Durante los meses de restricción por la cuarentena, para que no pierda la práctica de sus clases de ballet, su padre le construyó una barra en su cuarto donde podía seguir ejercitándose a través del zoom. “No falta ni faltó a una sola clase, ahora hace de todo”.

Desde marzo volvió a sus clases presenciales. Arrancó tercer grado donde se reencontró con sus amigas, a quien les entregó su libro. “Están ansiosas por leer la segunda parte”, dice Azu.

FUENTE: INFOBAE

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