Mariana Houssay nació en San Isidro, tiene 33 años y transformó una Fiat Ducato modelo 92 en una casa sobre ruedas que la lleva por toda la Argentina.
Cuando el inicio de la cuarentena, allá por marzo de 2020, la obligó a cambiar sus planes, Mariana Houssay. La mujer de 33 años, nacida en San Isidro, debía retornar en aquel entonces a Australia para continuar la vida que había empezado a construir desde 2019. Regresó en enero de 2020 para asistir a un casamiento y a un bautismo familiar. En el país oceánico dejó una camioneta, ropa y demás cosas. El plan inicial era quedarse apenas un mes, pero la propagación del COVID-19 y el posterior cierre de las fronteras impidieron su retorno.
“Tuve que aprender lo que es el desapego. La mayoría de las cosas se donaron. La camioneta la puse a alquilar y luego se fundió. La solté, agradeciéndole a la Kiya Van -así se llamaba- por todo lo vivido”, contó. Mariana es Maru para su familia y amigos. A los tres años se mudó junto a sus padres (Guillermo y Clara) y sus tres hermanas mayores a la ciudad de Rafaela, provincia de Santa Fe.
“Viví ahí hasta los 16. Mi infancia fue bastante tranquila, mucha vida de naturaleza. Mi papá es veterinario y trabajaba en Santiago del Estero. Nos mudamos a Santa Fe para que no le quedara tan lejos de casa. Sin embargo, a los pocos años consiguió un trabajo en una empresa láctea de Rafaela y no se volvió a ir”, recordó. “Hice hasta tercer año de Medicina. Una de mis hermanas estaba haciendo la residencia, así que básicamente vivía sola. Después dejé y me recibí en la carrera de Diseño Gráfico. Trabajé cinco años en una empresa de desarrollo inmobiliario, pero sentía que tenía un límite. No era libre”, explicó Houssay.
Una nueva vida en Australia
“Me fui a Australia. Saqué una visa de trabajo, la de Working Holiday. Acá básicamente tenía un techo en mi trabajo, no me sentía motivada. Y surgió aquella idea por varias cuestiones. Entonces renuncié a mi trabajo, vendí todas mis cosas (vivía en un departamento en Tigre) y me fui”, contó.
Viajó en febrero de 2019 y al poco tiempo se adentró en el nomadismo. Se compró una camioneta y recorrió más de 4000 kilómetros sobre la costa este australiana a bordo de un vehículo en el que, además de hallar otro estilo de vida, se descubrió a ella misma.
“Soy diseñadora gráfica, muralista, ilustradora, tarotista, vanlyfer, viajera. Soy inquieta. Soy muchas cosas. Siento que todo forma parte de quién soy, uno nunca sabe dónde termina eso”, sentenció.
El regreso a la Argentina y otro proyecto sobre ruedas
“Hacía más de 10 años que no vivía con mis papás. Fue volverme a encontrar, y más después de haber estado un año afuera. Duro por el desapego, por tener que soltar, pero, por otro lado, increíble porque me reconecté con mi familia desde otro lugar. Empecé a hacer un trabajo introspectivo, con el tarot y la meditación”, dijo Houssay. El tiempo libre también lo utilizó para leer. “La vida del tarot”, de Alejandro Jodorowsky, la inspiró a diseñar su propio mazo de cartas, el que más tarde digitalizó y comenzó a vender. “Nació el concepto de Marulandia. Comencé a darle más interés al Instagram y así nacieron otras cosas”, agregó.
Entre ellas la posibilidad de comprar otra camioneta. “Cuando me volví de Australia me habían quedado unos dólares en la cuenta y me los hice traer. El proyecto de la nueva Van nació a fines de 2020. Fui a ver tres y la tercera la compré, una Fiat Ducato modelo 92″, explicó. Gastó US$7000 en la compra del vehículo y en la adaptación. Diseñó la estructura, compró aislantes y maderas para las paredes e invirtió fuerte en la cama más grande que podía caber.
“Tiene un sistema de agua con bomba manual, conectado a un bidón. Un anafe con garrafa y otro con gas butano. Un panel solar que dura casi cinco horas y me permite estar conectada por si me sale algún trabajo free lance de diseño”, narró Houssay.
El 14 de febrero de 2021, casi dos años después de su partida australiana, salió a la ruta. Chapadmalal, Necochea y Mar del Plata fueron sus primeros destinos. Después viajó al sur del país, en donde estuvo casi cuatro meses.
Visitó Bariloche, El Bolsón, Lago Puelo, Villa La Angostura, Villa Traful, San Martín de Los Andes, Junín de Los Andes y Villa Pehuenia. Hizo trekking, sufrió el frío, acampó en la montaña, llegó a Esquel y regresó. “Me propusieron hacer contenido para el Ministerio de Turismo de San Juan, así que estuve 10 días viajando por la provincia”, continuó.
Kato Oil -así se llama su camioneta- le permite llevar a cabo diversos trabajos para costear sus viajes. Realiza murales, comercializa sus cartas y remeras diseñadas por ella a través de Internet y otros trabajos remotos como diseñadora gráfica.
“También tiro las cartas. Es increíble. En muchos lugares hay ferias, así que voy con la camioneta, bajo y la gente viene. Por mis redes comunico el tema del tarot. Ofrezco un tarot evolutivo, entendiendo que cada carta (22 arcanos mayores) representa un escenario. Y cada escenario, una situación de la vida”, relató.
Su camioneta posee dos tanques de combustible. En uno reutiliza el aceite de cocina: lo filtra y luego debe esperar que el vehículo esté caliente para pasar de gasoil al aceite. “La utilización del aceite como combustible es para ser más sustentable y amigable con el planeta. Somos energía y todo se transforma”, sostuvo.
Y concluyó: “Intento vincularme el tiempo que sea. Estando en Australia lo experimenté un montón, como que es eso, cuando empezás a viajar te das cuenta de que todo el mundo tiene algo para aportarle a tu vida. Hoy no sé para dónde voy. Tengo un pasaje abierto a Europa y es probable que vaya a conocer. Después no sé”.