POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
Fundación Huésped es una organización argentina con alcance regional que trabaja desde 1989 en áreas de salud pública desde una perspectiva de derechos humanos centrada en VIH/sida, otras enfermedades transmisibles y en salud sexual y reproductiva. En esta charla, hablamos con Kurt Frieder, fundador, presidente, y ex director de la fundación, quien nos da una pantallazo general sobre la actualidad y avances de la enfermedad y cómo se la enfrenta.
-¿Cómo nació la fundación?
En 1989 empezaron a aparecer pacientes en el Hospital Fernández, donde Pedro Kahn era el jefe de infectología. En su mayoría eran hombres que venían del exterior y que tenían relaciones con otros hombres. El VIH era una enfermedad reciente y se veía mucha discriminación y estigma desde los servicios médicos. Ahí fue cuando Pedro me propuso, muy atinadamente, hacer una entidad sin fines de lucro que defendiera los derechos a la salud de estas personas.
-Entonces tu rol es, o fue…
Soy fundador de la fundación junto con el doctor Pedro Kahn. Él se encargó de las cosas médicas, y yo del resto de lo que tenía que ver con administración y otras tareas. Así me transformé también el director ejecutivo durante los primeros 27 años (la fundación tiene 32). Después de ese período decidí que era suficiente para mí, y cuando renuncié a la dirección ejecutiva nombré otra personas capacitadas para el cargo. Me pidieron que me quedara como presidente, y finalmente acepté.
-Puntualmente, ¿cómo trabaja la fundación?
En toda nuestra historia atravesamos distintas etapas. Al principio dábamos mucha información, teníamos un abogado amigo que atendía los casos de discriminación, y una psicóloga atendiendo pro-bono porque la gente estaba muy asustada con la información, y desinformación, que se recibía desde Estados Unidos. Con el correr del tiempo hemos desarrollado muchísimas tareas, así que invito a la gente que pase por www.huesped.org.ar y vea todo lo que estamos haciendo actualmente.
-¿Cuánto se ha avanzado, y qué esperan en los próximos años?
Se ha avanzado un montón desde lo médico. Hoy en día una persona puede tener una excelente calidad de vida con una pastilla, siendo que en 1996 debía consumir un cóctel de drogas. De a poco seguiremos avanzando hasta tener en principio una inyección que se dará cada 3 meses. Lo que no hay es cura, ni vacuna, pero creo que con todo lo que se avanzó con la vacuna del COVID, es probable que pronto tengamos alguna novedad.
-¿Cuáles son los riesgos de la persona infectada?
La detección tardía y que paralelamente tenga una enfermedad como cáncer, porque cuando se entera es realmente tarde. Podrá mantener el VIH pero no evita que se agrave la otra enfermedad. Aquellas persona que no tienen otra patología, lo detectan a tiempo y tienen una vida sexual de cuidado (porque hay distintas cepas), tienen una calidad de vida excelente.
-¿De qué manera la gente puede colaborar con la fundación?
De dos maneras diferentes. Una es acercarse a la misma para hacer de voluntarios, y la otra es colaborando económicamente como socio. Esta última es muy importante para sostener la actividad que tenemos.
-¿Alguna reflexión final?
Me gustaría finalmente dejar el siguiente comentario que desde que comenzó esta pandemia, en el año 1980, más de 40 millones han muerto por el VIH. En este momento hay 38 millones de personas enfermas, y el mensaje es que no hay nada mejor que no infectarse. Hay que cuidarse en las relaciones sexuales, y también conocer su propio estado. El virus no es contagioso, sino transmisible por vía sexual y por la sangre: hay que seguir cuidándose.