La sordera es parte de su día a día, pero Kian utiliza la música como remedio: conocé su historia de superación.
Kian es un pequeño de 7 años con sordera al que su enfermedad no le ha frenado sus planes de seguir creciendo y explorando nuevos mundos como la música. Es un gran apasionado del piano, que le ha servido como terapia para poder continuar con su vida y olvidarse de su realidad por unos instantes.
Francisco Mata, su padre, contó que se mostró muy orgulloso de todos los avances que ha hecho su hijo tras su implante coclear, que lo ayudó a desenvolverse en un mundo que va cada vez más rápido y en el que nos olvidamos de lo realmente importante. Y es que este tipo de dispositivos permiten que la persona que los lleva pueda escuchar por primera vez o volver a escuchar, además de desarrollar el lenguaje.
Poco después de nacer, a los 7 meses, los médicos vieron a través de una resonancia que un citomegalovirus le había afectado al cerebro y había perdido el oído. “Su hijo no va a recuperar la audición así que es mejor implantarle cuanto antes”, avisaron los médicos a los padres del pequeño Kian. Algo que, en un principio, les daba mucho miedo pero que finalmente hicieron tras hacer caso a los médicos. El pequeño ha sido operado dos veces, la primera con 17 meses y la segunda con 2 años, y hasta entonces estuvo sin oír nada.
“Por eso tiene cierto retraso en el desarrollo del lenguaje. Él vivía en una burbuja porque estuvo dos años escuchar. No te miraba a la cara cuando le hablabas. Llegaba de la escuela infantil, cogía sus cuentos y podía estar solo horas”, recuerda su padre. Pero por suerte conforme fue creciendo, hasta ahora que tiene 7 años, ha conseguido desarrollarse y a día de hoy habla 3 idiomas (inglés, coreano y español) y, además, toca el piano, porque la música le ha ayudado mucho como terapia.
Tocar el piano, la mejor terapia
“En el momento en el que empezó a escuchar música, todo fue mucho más fácil. Se pasaba las horas bailando, se aprendía las coreografías del ‘Just Dance’ y luego se aficionó al piano”, cuenta el padre de Kian, al que la música le ayudó mucho desde que empezó a escuchar por primera vez. Y es que incluso es capaz de crear sus propias composiciones e identificar las notas musicales a la primera. Toda una historia de superación que ha sido un proceso lento pero que ha merecido la pena con creces. “Cuesta creer el cambio que Kian dio. Es un niño feliz, extrovertido, habla incluso con gente que no conoce, en el colegio le adoran, él mismo cuenta por qué lleva los implantes…”, dijo muy orgulloso el padre del pequeño.
FUENTE: CADENA 100