POR SEBASTIÁN SAAVEDRA
El 18 de julio de 1994 nuestro país sufrió una herida que hoy, 28 años después, aún continúa abierta y muy lejos de cicatrizar. A pesar de lo que muchas voces han hecho resonar a lo largo de los años, el atentado terrotista contra la AMIA no fue algo que solamente le pasó a la comunidad judía, le pasó al país. No fueron solamente 84 personas las que murieron, sino que esas familias perdieron a sus padres, madres, hijos… Les arrebataron el futuro. Para que esta historia no quede solamente en el recuerdo y el reclamo, día a día los familiares de las víctimas luchan para que en algún momento se pueda hablar de justicia, aunque lo que realmente se preguntan es si la Justicia quiere ayudar a que esto se esclaresca.
En esta fecha tan importante para la Argentina, hablamos con Jennifer Dubin, que aquel 18 de julio perdió a su papá Norberto. En diálogo con Optimism nos cuenta cómo es mantener la memoria durante tanto tiempo.
-¿Qué edad tenías cuándo el atentado ocurrió? ¿Entendiste algo en el momento?
Era muy pequeña como para entender la real dimensión de lo que pasaba, ya que cuando ocurrió tenía solamente 8 años. De todos modos, como vivía a cuatro cuadras de la AMIA, vi gente llorar y absolutamente todo en la tele. Lo que menos me podía imaginar en ese momento es que eso también le estaba pasando a mi padre, que lamentablemente se encontraba adentro del edificio.
-¿Qué te contaron de ese momento?
Por suerte mi entorno me contó siempre la verdad, la que sabemos todos. Más allá de mi pérdida debemos entender la crueldad del atentado, la maldad sin sentido alguno. Esto fue totalmente terrorista y antisemita, no hay otra explicación.
-¿Cómo homenajean a las víctimas?
Soy partícipe de homenajear a las víctimas todos los días, teniendo la memora bien activa, que no sea solamente en el momento de recordar las fechas. No se trató solamente de un edificio, sino de gente que trabajaba ahí, que estaba ahí por otras cuestiones, y hasta gente que pasó caminando por la puerta, y eso incluye a todas sus familias: las víctimas son más que las víctimas reales, hay familias que quedaron destruidas. Por eso es clave recordarlos todos los días.
-¿En qué situación está el pedido de justicia?
El pedido de justicia está igual que el primer día: en foja cero. Es como si todos los días explotara la bomba de nuevo, no hay ningún tipo de avance desde hace 28 años.
-¿Creés que alguna vez llegará?
Es feo y lamentable pensar que no va a haberla, pero pienso eso. Aunque ojo, de la justicia divina no se salva nadie, pero siento que los que hicieron esto de un modo terrenal no las van a pagar.
-¿Cómo se lucha para que las generaciones venideras no se olviden lo ocurrido?
Hay que tener la memora bien presente, y hacerles recordar a las generaciones venideras con fotos, videos, y con el constante pedido de justicia. Está bueno conocer, y visualizar a las personas que murireron, sus familias, y entender que esto fue un atentado a toda la comunidad, no solamente a los judíos.
-¿Alguna reflexión que quieras dejar sobre la tragedia, lo que vino después, la memoria o la falta de ella?
Es el atentado de mi vida. Aprendí a convivir con el dolor todos los días, y la ausencia está intacta. Cuando voy logrando metas, y también al crecer la familia, es muy doloroso no poder compartirlo con la persona que tanto amo y que me robaron en ese atentado. La memoria nunca se pierde, tengo fotos de mi papá por toda la casa, remeras con su cara, y mis hijos también. Siempre lo mantenemos vivo por dentro, y nunca me lo van a poder robar. Mi memora sigue intacta.