La startup Loop Biotech fabrica cajones biodegradables utilizando hongos y fibras de cáñamo recicladas que se descomponen en el suelo y aportan los nutrientes necesarios para el crecimiento de especies silvestre. De esta manera, la empresa holandesa propone crear un ciclo continuo de vida.
El cuidado por el ambiente ha llegado a los cementerios con una propuesta que busca generar vida a través de ataúdes sostenibles. Se trata de un producto hecho de hongos y fibras de cáñamo recicladas, también conocido como Loop Living Cocoon, creación de Loop Biotech (una startup holandesa). Este tipo de materiales permite que el féretro se biodegrade en el suelo en menos de dos meses.
Según datos de la ONU, en 2022 fallecieron 67 millones de personas y, si bien no hay manera de medir el tipo de sepultura de cada una de ellas, el ataúd biodegradable supone una solución para reducir la tala de árboles. A su vez, propone un método orgánico para despedir a nuestros seres queridos.
Además, este cajón es más ligero que el tradicional. Con un peso de 30 kg queda por debajo del peso de uno de madera que puede pesar entre 60 y 120 kg. Asimismo, los féretros que se usan en la mayoría de los países del mundo están hechos con madera de pino, roble, arce, nogal y cerezo, árboles que tardan en crecer 20, 40, 10, 4 y 10 años, respectivamente.
El creador de Loop Bitech, Bob Hendrikx, fabricó el ataúd ecológico para cambiar el “paradigma de la muerte”, según afirmó en una nota de WhatsNew. En lugar de ver la muerte como un final, esta nueva alternativa busca dar vida tras una pérdida, ya que los componentes naturales que constituyen el cajón favorecen al suelo con nutrientes que ayudan a las plantas a crecer.
Por otro lado, la misma empresa ofrece una urna de hongos para almacenar cenizas y puede ser enterrada en el suelo con una planta en la tapa, de esta manera, las cenizas se unirían al abono natural de la planta con una mezcla de hongos que promoverán su crecimiento.
Si bien este producto es innovador y enriquecedor para el ambiente, la idea de convertir un cuerpo en una nueva vida a través de las plantas tiene su historia. En 2003, Anna Citelli y Raoul Bretzel crearon el concepto de Capsula Mundi para acercar a las personas a la naturaleza en cápsulas biodegradables en forma de huevo que se entierran debajo de un árbol a elección.
Este concepto no tuvo mucho éxito porque sus creadores no contemplaron que el proceso de descomposición genera un exceso de materia orgánica que termina siendo nocivo para el suelo. Por eso, los nuevos ataúdes de hongos se crearon pensando en el crecimiento de las plantas y la generación de nueva vida de manera natural.
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