POR: FERNANDA DI BENEDETTO
Popularmente, se dice que quienes ayudan a los animales les dan voz a quienes no pueden hablar. En este caso, no sólo les dan voz, si no que también les dan otra oportunidad para disfrutar de la vida sin limitaciones.
Nayla Belén Almonacid considera que no tiene la receta para la felicidad, pero seguro incluye a un perro. A través de su proyecto Patitas en 3D, lo demuestra diariamente y en cada acción que realiza a beneficio para aquellos amigos de 4 patas que necesitan una ayuda.
https://www.instagram.com/patitas.en.3d/?hl=es
En el 2018, esta chica oriunda de Floresta vio la oportunidad de llevar su vocación al nivel que hoy disfruta con los pedidos que le llegan. “Cuando por fin compraron una impresora 3D en mi colegio, pude ver cómo iba materializando en plástico todo lo que te imagines y me pareció fascinante realmente, se me explotó la cabeza”, cuenta sobre cómo surgió este proyecto. Si bien en ese momento no contaba con el dinero para adquirir una impresora de ese tipo, se lo puso como objetivo y logró fusionarlo a la perfección con la idea principal que era involucrarse más con los animales, pero no estuvo sola en el proceso. “Le mandé un mensaje a Geo Cabrera, un chico que le dicen ‘el chico de las manos’ porque imprime manos de plástico para donar a todos los chicos que lo necesitan. Me tiró un montón de ideas, se súper ofreció, pero en ese momento era solamente una hermosa fantasía porque era imposible comprar la máquina”.
¿Difícil? si, ¿imposible? nunca. Después de arduo trabajo y de juntar peso a peso, pudo comprar la impresora, e inmediatamente comenzar con Patitas en 3D y, con ayuda de su papá, diseñan y ejecutan las piezas. “El proyecto consiste en imprimir férulas, aros guías para los perros ciegos, prótesis, carritos y chapitas, entre otras cosas que puedan necesitar, dependiendo la necesidad de cada caso”, comenta, y agrega “donamos hasta 20 chapitas para los refugios, y si necesitan mas, lo único que pedimos es una contribución a voluntad”, mientras que para particulares también realizan encargos personalizados a cambio de una donación voluntaria, que va directamente para pipetas, mantas y medicamentos para los refugios, haciendo de esta acción una iniciativa que llamó Una Chapa por una Pata.
El trabajo solidario de Nayla no termina acá, ya que dedica las ganancias de su trabajo como revendedora de cosméticos a los materiales necesarios para armar lo que cada animal necesita. A través de un formulario que tienen en la bio de su página de Instagram, reciben los casos, los analiza y busca la mejor solución para el perro, a veces con asesoramiento de veterinarios. “Les damos ejercicios de adaptación para que el animal realice en la casa, y si luego de 48-72 horas va todo bien, se las dejamos”.
“Mi motivación por supuesto que son los animales y principalmente ser parte del cambio, pensar que le cambiaste un poquitito de su vida es realmente fascinante y estoy convencida de que hay que ser el cambio que uno quiere ver en el mundo”, concluye Nayla, dejando todo a disposición de todas aquellas personas cuyos animales requieran asistencia, o de todos aquellos refugios que no den abasto y necesiten una mano.
