María José Anaya fue designada para dirigir el Instituto de Formación para el personal de las cárceles de la provincia.
Por primera vez, una mujer se convirtió en la directora de la Escuela de Cadetes del Servicio Penitenciario Bonaerense. Se trata de la prefecto del Escalafón General María José Anaya, de 40 años, oriunda de Junín y vive en La Plata desde que inició su carrera profesional. Fue designada este viernes por una resolución ministerial.
La escuela formativa del SPB, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, hoy tiene una matrícula récord de 1.733 alumnos que se preparan como futuros oficiales. Más de mil, la mayoría, son mujeres.
Anaya, según información del Ministerio, ingresó como estudiante a la Escuela de Cadetes en el año 2003 y en 2005 obtuvo la tecnicatura superior en Seguridad y Tratamiento Penitenciario. Al egresar, fue la primera mujer en obtener el mayor orden de mérito, hasta ese momento siempre ese logro lo habían obtenido varones.
Con más de 19 años de servicio, Anaya detalló que “en los últimos once años cumplí funciones en la Escuela de Cadetes y he pasado por casi todos los roles: instructora, jefa de la compañía femenina, jefa de sumario, secretaria docente, regente de formación y subdirectora de formación”. “Siento una fuerte emoción ante esta designación. Cuando me hicieron el desafío pensé en mi primer día en la Escuela de Cadetes, de lo lejano que veía tener un cargo de responsabilidad”, continuó.
“Siempre me gustó la formación. La Escuela de Cadetes del SPB cumple una función social muy importante. Recibimos a jóvenes de entre 17 y 24 años que vienen a proyectar un futuro y les damos las herramientas necesarias con la enseñanza de valores y un ejemplo a seguir. La Escuela de Cadetes -continuó Anaya- transforma a los jóvenes. Los padres nos suelen decir que sus hijos e hijas manifiestan con hechos su crecimiento como personas, y eso a las autoridades nos gratifica”.
Los y las cadetes deben prepararse para una situación compleja. El Servicio Penitenciario Bonaerense, el sistema de cárceles más grande del país, tenía hasta mediados de julio 45.248 internos en sus penales y alcaldías, un número similar al que sostenía en 2018, en uno de sus momentos de sobrepoblación más críticos. También, tres mil con tobilleras electrónicas. Las problemáticas que enfrenta van más allá de los episodios de violencia entre detenidos o el abuso de poder de penitenciarios. Los delitos cometidos por bandas mixtas con miembros libres y detenidos -usualmente, con los presos en el rol de líder- son la nueva moda en el hampa. Se conocen varias casos cada mes, con estafas y extorsiones como modalidad preferida.
FUENTE: INFOBAE