POR ALEXANDRA BARRETO
“Muchas veces vamos caminando y no miramos a los ojos a la gente en situación de calle”
Mario es un Papá Noel callejero a quien la vida le cambió gracias a la Fundación Podemos Ser. Le dicen Marito, rosarino, de 69 años, que durante 40 años durmió en la Avenida Santa Fe y Riobamba, posteriormente se reencontró con su hermana por Facebook. “Después de tantos años, optó por un futuro mejor ya que siempre aseguró que vivir solo en la calle evita muchos problemas y no es para cualquiera, conseguimos el pasaje para Cañada de Gómez donde vive su hermana y dinero para que alquilara algo”, le contó a Optimism Tomás Robbio, quien junto a Ignacio Oromí y Lucas Colombres fundaron esta ONG en agosto del año pasado.
“Nos reunimos y vimos de qué manera colaborábamos con las personas que estaban pasando mal en pandemia”, explicó.
Los tres tienen un pasado de solidaridad marcado en sus vidas. Desde adolescentes trabajaron como misioneros en Chaco. “Con Lucas colaboramos en el Hogar María del Rosario (Parque Chas) y Nacho ayuda a la gente de Ricardo Rojas (localidad del partido de Tigre). En primera instancia, teníamos ganas de comenzar con un comedor pero la falta de espacio nos frenó. Otro plan era armar un equipo de fútbol con chicas y chicos del Rojas; anotarlos en un torneo, dirigirlos”.
Agrega que salieron a repartir comida y la labor creció a pasos agigantados. “Empezamos 4 y ahora somos 20 voluntarios, repartimos de 20 a 25 viandas dos veces por semana (lunes y miércoles)”. Pero esta ayuda no es únicamente alimenticia, sino que los integrantes de Podemos Ser “charlamos y damos contención”. Una de las frases más impactantes que le dijeron a Tomás en un recorrido fue: “A mí la comida no me importa tanto, lo que me gusta es amenizar con ustedes”.
Otro de los tantos beneficiados fueron Mirta y José, a quienes llevaron a vivir a un hotel familiar, consiguieron los planes IFE y la tarjeta alimentaria, además festejaron sus cumpleaños. Por otro lado, Daniel, recibió la camiseta de su equipo favorito (Ferro) y una radio para que escuchase los partidos. “También nos piden cortes de cabello y nos donaron una máquina para hacerlo”.
En esta labor no todo es color de rosa, Robbio manifiesta que hay momentos complicados, cuando tienen que tratar con personas adictas al alcohol y drogas. “Un ejemplo es el caso de Andrés, quien nos dijo que no quería estar en la calle, pagamos un hotel para vivir pero quería la plata, se puso violento, nos amenazó; tuvimos que darle el dinero y de nuevo regresó a la calle”.
Robbio, que además trabaja en una productora de televisión, asegura que el objetivo solidario es seguir creciendo. “Tenemos la idea de adquirir una camioneta para poder llevar las donaciones con nosotros y repartirlas en el recorrido. Actualmente estamos tramitando todo para ser una Asociación Civil”.
Muchos de los allegados de Tomás, Lucas e Ignacio se preocupan por el contagio del Covid 19, pero Rubbio acota que hacen la labor con todos los protocolos. “Esta pandemia me enseñó a valorar lo que tengo y hacer conciencia que hay otros que están en situación desafortunada”.
Expresa que piden que vayan más días a visitarlos “pero les hacemos entender que no podemos hacerlo con frecuencia. A veces siento frustración de no saber cómo colaborar más, pero cuando llego a casa se me pasa todo lo malo y quiero seguir adelante. Aprendí lo solidarios que son entre ellos. He llegado a escuchar: ‘Yo no quiero nada, dáselo a alguien que lo necesite más que yo’. Eso conmueve muchísimo”.
¿Por qué el nombre de Fundación Podemos Ser? “Sabemos que a los tres no nos faltó nada, tuvimos suerte de tener oportunidades y de ahí viene el término de “podemos ser”. Muchas veces caminamos y no miramos a los ojos a las personas que están en situación de calle, tienen sentimientos y necesitan que los tomemos en cuenta”.