POR ALEXANDRA BARRETO
Le dicen cariñosamente Mamá Freda porque su amor maternal hacia los ecuatorianos residentes en Argentina lo expresa en cada cosa que hace por la colectividad.
Al iniciar la cuarentena colaboró permanentemente con la Embajada del Ecuador para ayudar a los compatriotas que se habían quedado varados y no tenían dónde hospedarse.
Freda Montaño (70), nacida en Limones, Esmeraldas, reside en Buenos Aires desde hace 28 años, partió muy joven a Guayaquil a probar suerte y formó un grupo de arte en el mercado artesanal de esa ciudad.
Muy atrevida y decidida, en 1993 viajó con su grupo de música, Bejuco, con el cual presentó espectáculos de danza, teatro, música en Colombia, Chile, Perú, Brasil, Bolivia, Uruguay, Paraguay y finalmente, Argentina.
En Buenos Aires, Montaño en 2004 cumplió el sueño de crear su propia escuela integral de arte en el barrio de San Telmo, uno de los pocos rincones que cuenta con una historia afro. “La casa donde funcionaba el centro tiene un subsuelo en el que un antropólogo investigó y descubrió que, siglos atrás, es probable que hayan vivido negros descendientes de esclavos”.
Cuando el contrato de alquiler se venció y el propietario no quiso renovarlo, buena parte de los vecinos del barrio de San Telmo salieron en defensa de Freda.
Se organizaron, incluso, eventos solidarios contra el desalojo. Finalmente, ella decidió mudarse y en el 2007 se trasladó al barrio de Montserrat, formó una agrupación de afrodescendientes en Argentina, es activa participante de la red de Mujeres Migrantes y fue directora del Danzario Americano. Su principal objetivo es acoger a los migrantes, sobre todo los estudiantes universitarios ecuatorianos que se instalan en Buenos Aires. Además es la Presidenta de AERA (Asociación de Ecuatorianos en Argentina).
Su lema reposa en que el ecuatoriano merece contención con comida, alojamiento y todo tipo de guía. Por eso hasta en la Embajada del Ecuador en Argentina cuando alguien va en busca de información, le dicen: “Vayan donde Freda”.
“No siento la nostalgia de mi tierra porque siempre estoy rodeada de ecuatorianos, pero Argentina es mi segunda patria”, asevera Montaño que es amante de la cocina ecuatoriana, no en vano tiene su propio restaurante, ubicado en la calle Moreno 977, donde extranjeros y turistas acuden a deleitarse de las delicias ecuatorianas.
“En este momento estamos sin el espacio para hacer la casa cultural, y eso es muy importante. Mi anhelo es que seamos la Patria Grande. Hace más de 20 años, compartí con artistas, me invitaron a muchas partes, y unimos lazos de hermandad. Recorríamos caminando, subiéndonos a colectivos, cantando, actuando, etc. Me quedé en Argentina porque acá es el núcleo de toda la cultura, cuando llegamos encontramos mucho aprendizaje, más profundo”, confiesa.
Para ella sentir que los compatriotas se sientan bien, le da placer. “Creo que estoy acá más con ellos que en el Ecuador. Vienen los jóvenes a comer, o a darme ideas para que se realicen eventos”.
Dejó algunos familiares en su país natal, pero vive en Buenos Aires su hija Mary, con su esposo e hijos, y su hijo Fabrizio con su familia.
En 2012, presentó una obra de teatro llamada “Una casa y una vela”. A pedido del Gobierno de la Ciudad, Freda escribió el guión, en el que mostró la diversidad del Ecuador. La trama se basaba en una madre ecuatoriana con 8 hijos de diversas regiones del Ecuador, que nunca habían estudiado y salió a luchar por ellos.
Otra de las satisfacciones de la artista, es que el 2010 la ex ministra de Cultura, Erika Silva, la invitó al Ecuador para que presentara un cortometraje que realizó el ecuatoriano, David Rubio sobre la casa de la calle Defensa donde funcionaba el centro cultural de Freda.
En el 2007 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires permitió que realizara espectáculos de danza en las plazas. En 2005 fue seleccionada por el Gobierno Argentino como la ecuatoriana representativa en el libro de la IV Cumbre de las Américas que se efectuó en Mar del Plata. Además, ese año fue condecorada como ciudadana ilustre por el Gobierno de la Ciudad.
También formó parte del evento Buenos Aires Celebra Ecuador que se realizó desde el 2012 hasta el año pasado.
Actualmente sigue trabajando en su restaurante con el sistema delivery, espera pronto con protocolo respectivo, abrir las puertas de su local, que es sitio de tertulias, reuniones de artistas, charlas de mate, de café.
Montaño, para muchos es una Embajadora del corazón, de los que sienten que están lejos de su país y en ella encuentran todo. “Cuando llegué a Buenos Aires, vivía en un cuarto chico con ocho personas y sé lo que es no tener nada en tierra extraña, por eso siempre me comprometí a dar una mano a los compatriotas”.
Su anhelo sigue y seguirá siendo que funcione la Casa de los Ecuatorianos. “Este sitio puede ser el semillero de grandes valores, dictando clases de arte, dando hospedaje a las personas que estén pasando por una emergencia. Ya lo vivimos con la pandemia, muchos necesitaron refugio. Hasta médicos ecuatorianos me sugieren que en un espacio así, podrían atender gratuitamente”.
Faltan dos años para que Freda, cumpla sus bodas de Perla (30 años) en la Argentina. “Espero que Dios me dé más salud para estar en ese momento y quién dice que inaugurando la Casa de los Ecuatorianos”.