Laura Bustamante tiene 22 años y vive en México; sus padres son sordos y desde chica siempre quiso aportar su granito de arena para ayudar a las personas con discapacidad auditiva
En las escuelas, en las redes sociales y en muchas actividades en general se habla de la inclusión para aquellas personas que tienen capacidades diferentes. Pero, como en muchos aspectos, las palabras toman dimensión cuando están acompañadas de hechos concretos. Toda su vida, Laura Bustamente tuvo esto en claro y, desde su lugar, aportó su granito de arena sobre todo para visibilizar a la comunidad sorda. Con solo 22 años, la joven oriunda de México fue parte del nuevo proyecto de Coldplay que promete generar un cambio: incluir un intérprete de lenguaje de señas en sus shows.
Hasta el momento, Coldplay brindó tres recitales -uno en Costa Rica y dos en México en el marco de la gira Music of the Spheres- en los que incorporó un sistema de interpretación para que personas no oyentes puedan sentir su música, como lo hace el resto de sus fans. Si bien la iniciativa tiene una incipiente historia, buscan implementarla en un futuro en sus conciertos bajo la premisa “para todos y todas”.
Este primer paso no solo significa que una persona con una discapacidad auditiva pueda sentir la música en cada fibra del cuerpo, sino que demuestra que hasta las barreras creídas imposibles de derribar, pueden caer. Esto lo comprobó en primero persona Bustamente, quien fue una de las dos intérpretes que formaron parte de este evento.
“Me puse a pensar todo lo que había pasado en mi vida hasta llegar al recital de Coldplay y me di cuenta que todo había empezado desde siempre”, reflexionó Laura, al recordar su participación en los recitales que brindó la banda en Monterrey el 29 y 30 de Marzo. Esos dos días marcaron el principio de lo que promete ser un revolucionario cambio para las personas sordas.
La historia de Laura Bustamante: ser hija oyente de padres sordos
“Hija oyente de padres sordos”, dice la biografía de Laura. Y es que desde que tiene uso de razón vive de esa manera, como la voz de sus seres más queridos. Cuando tenía apenas un año supo como captar la atención de sus padres. “Mi abuela me contó que una vez llegó a la casa y mi mamá estaba limpiando, dándome la espalda y cuando ella giró, yo me puse a llorar. Me dijo que ahí notó que yo sabía que solo cuando me veían me hacían caso”, recordó. Desde aquel entonces, creció y comprendió que con señas podía transmitir sus palabras y sentimientos.
Sus conocimientos sobre comunicación gesto-espacial fueron aprendidas de forma natural, con el diálogo diario con sus padres, tíos y primos, que tienen esta condición. Tanto ella como su hermana son oyentes, dado que su carga genética es variable debido a que su papá es sordo de nacimiento, mientras que su madre sufrió la pérdida auditiva con el paso del tiempo.
“Nunca sentí discriminación pero si me sentí incómoda en algunas situaciones. Más que discriminación me causaban nervios y preocupación. La gente no tiene presente que puede estar rodeada de gente sorda y por ahí se enojan si no hacen caso a un pedido, por ejemplo que se corran de un lugar”, señaló la joven mexicana sobre las situaciones que vive a diario.
Para Laura, esta comunicación es algo natural pero no lo es para gran parte de la sociedad. Por eso no le pareció descabellada la sugerencia de un amigo que le dijo que podría convertirse en una influencer de lenguajes de señas. Su experiencia de vida podría ser un interés en las redes y funcionar a la vez como herramienta de comunicación para difundir información al respecto. Alentada por su entorno, abrió su cuenta de TikTok y rápidamente sus videos generaron un gran impacto y despertaron la curiosidad de miles de usuarios.
Totalmente relajada, Laura ubica su celular frente a ella y ahí comienza su labor. Todos sus videos tienen la doble modalidad de comunicación: con la voz y con las manos. Su contenido va dirigido a responder cada pregunta que sus seguidores le hacen, desde cómo se dice una palabra en lenguaje de señas hasta de su día a día con padres sordos. Con total naturalidad, revela aspectos de los que no se se suele hablar. Su influencia se ve reflejada en la cantidad de mensajes que recibe, donde muchos la consideran como una inspiración para los que decidieron aprender esta forma de comunicación.
Laura, tiktoker
Pero, sus ganas de difundir información surgió mucho antes del auge de las redes sociales. Desde muy pequeña observa el día a día de personas sordas y las distintas situaciones que atraviesan y desde ese entonces comenzó a sentir el anhelo de formar parte de proyectos que le permitan cumplir con su objetivo: visibilizar esta discapacidad auditiva. Fue intérprete de señas en la escuela de enseñanza de su padre y a los 18 años inició un emprendimiento laboral cuyos puestos de trabajos solo eran ocupados por personas sordas.
En este camino, en el que las redes sociales jugaron en gran rol, fue como le llegó la noticia sobre la convocatoria de una intérprete de lengua de señas para formar parte de los shows de Coldplay en Monterrey. Allí vio su oportunidad y no dudó en aprovecharla.
Cómo fue la dinámica de los recitales de Coldplay
Con temor pero segura de sus conocimientos, Laura presentó su curriculum y se postuló. Ese fue el primer paso que dio en el mundo profesional de intérprete, ya que nunca antes había recibido un sueldo por este trabajo. Esperó varios días y cuando supo que un recital de Coldplay para sordos se había hecho, se desilusionó.
Pero, lo que ella no sabía en ese momento es que se trataba de un show dado en Costa Rica. Esperanzada nuevamente, recibió el tan ansiado llamado que le confirmaba que fue seleccionada como una de las dos intérpretes que iban a participar de los recitales en México. Luego de secarse las lágrimas de alegría, diagramó y organizó los cinco días que tenía por delante para preparar su performance. Con nervios y emoción, buscó todas las herramientas para dar lo mejor.
La preparación para los recitales
La música suele ser un lugar de refugio. La combinación de las letras con las melodías tocan fibras del alma y generan sensaciones difíciles de olvidar. Este, para Laura, era el mayor desafío que tenía que enfrentar en el Estadio BBVA de Monterrey.
“Empecé con aprenderme primero las canciones de Coldplay, luego traducirlas al español para entender el mensaje y entender cada metáfora”, detalló. Para ello contó con la voz de la experiencia: Daniel Maya, intérprete de las conferencias diarias del presidente de México. “La comunidad de personas sordas es muy unidas. Él me apoyó, me explicó y dio ideas”, precisó.
El siguiente paso fue incorporar aquellos aprendizajes a sus movimientos corporales, al ser ésta una crucial herramienta de transmisión de sensaciones. Apenas 24 horas antes del show, supo que canciones iban a tocar: “Un día antes del concierto fui con la otra intérprete para diagramar cómo hacer, bailar juntas y entrar en sinergia para sacar algo bueno y encontrar la armonía”. En ese momento dimensionó que algo crucial estaba por pasar. Y así fue.
Los shows de Coldplay en México
Fueron dos. Diez personas sordas fueron contactadas mediante asociaciones referidas a esta condición e invitadas a formar parte del evento. En ese momento, Laura supo que un gran número de sordos no aceptaron ir: “Algunos dijeron que no estaban interesados, pero porque nunca fueron incluidos y no es parte de nuestra cultura”. Bustamante siente que existe una diferencia en la nueva generación de jóvenes sin audición que sí buscan conectar con la música. Por eso remarca que estos shows generan una nueva apertura en la vida de muchos, permitiéndoles acceder a aquello que hasta ahora les resulta desconocido. Coldplay tocó 24 canciones, y Laura y su compañera dividieron la lista para que cada una se hiciera cargo de 12 temas, aunque ambas hacían las performances juntas.
Durante los recitales en México
Además de transmitir con lenguaje de señas y movimiento corporales, los invitados utilizaron chalecos que a través de su tecnología les agregaba sensaciones a su experiencia. Se trató de un complemento que les transmitió vibraciones que van en sentido con la música, es decir, la intensidad cambiaba de acuerdo al ritmo de las melodías y a través de brazaletes electrónicos llegaban directo a la piel. “Les intentaba contar el contexto y de repente se dieron cuenta cómo funcionaba el chaleco de acuerdo al ritmo. Los sentidos se elevan”, remarcó.
La emoción no faltó en cada canción, cada movimiento y cada rostro de quienes podían sentir la música por primera vez. Lo que le ocurrió a Laura estuvo marcado por la historia de su vida: “Me puse a llorar de la emoción. Mucha gente pensaba ‘pobrecita tiene papás sordos’ pero para mi siempre fue algo cool y eso me fue abriendo puertas como ahora, que teniendo 22 años fui parte de este proyecto”.
Las noches de los conciertos
La experiencia le reafirmó lo que siempre sintió: que vino al mundo con el propósito de visibilizar. “Me gustaría tener proyectos relacionados con la música”, reconoció esta joven que cursa el último año de la carrera de Negocios en Monterrey.
Cada paso que Bustamante da esta vinculado con su historia y sus ganas de ayudar: “Las personas sordas necesitan ser vistas. La gente cree que la única forma de incluirlos es aprender lenguaje de señas, pero hay que entender que no todos tienen tiempo de hacerlo. Pero algo que sí se puede hacer es ofrecer este servicio y pensar cómo se puede masificar. Me gusta ser ese puente entre la gente sorda y la oyente”.
Por eso, proyecta un futuro donde cada actividad esté adaptada a las necesidades de las personas. Hoy su trabajo colabora para que cada vez se esté cerca de este deseo que construyó con sus padres, hermana, primos y abuelos.