La historia que vivió Matías y cómo hizo para encontrar a la familia que había perdido el dinero
Matías Pauluch esperaba el colectivo a pocos metros de una estación de servicio. Estaba solo en la parada, resguardándose de una lluvia inesperada e incesante. Fue allí cuando observó una moto con tres personas a bordo: la madre detrás, el niño en el medio y el padre conduciendo. Una imagen típica en sus pagos. La secuencia ocurrió en la localidad misiones de Leandro N. Alem, en donde Matías detectó que primero un pañuelo, luego una mamadera y más tarde una bolsa caían de la moto.
“La bolsa estaba bien atada. Me acerqué para ver qué era y descubrí billetes de $500 todos mojados. Abrí un poco más y se veían fajos, claramente de $100.000. Lo primero que hice fue cerrarla y dirigirme a la estación de servicio para ver si los playeros conocían a esa gente”, contó Pauluch.
Uno de los empleados del lugar le respondió afirmativamente: la pareja vivía en el kilómetro 26 de Alem. “Llamé a un amigo porque no podía andar con eso por la calle, en el colectivo, así que le pedí que por favor me buscara”, relató el hombre de 35 años.
Pauluch se dirigió hasta la dirección indicada y fue atendido por la mujer que viajaba atrás en la moto: “Me comentaron que habían vendido una moto y una parte de un terreno para juntar ese dinero. Tenían que hacer un tratamiento con uno de sus hijos que está muy enfermo”.
El misionero agregó: “Yo no conté el dinero, pero cuando entregué la bolsa el hombre me dijo que había $2.500.000. Calculo que un poco menos, pero la cifra era muy cercana”.
La familia había dado por perdido el dinero. Así se lo hicieron saber a Pauluch, con quienes se exhibieron asombrados tras verlo llegar a su casa con la misma bolsa que horas antes no habían notado perder.
“Para mí es un acto normal, si algo no es tuyo se devuelve. Yo no los conocía, ni tampoco me gusta hacer alarde del hecho, pero vi la posibilidad de ayudarlos y no lo dudé”, relató el hombre, a quien la familia le ofreció $10.000 como recompensa: “No los acepté”.
“Tengo una hija de seis años, e imagino que un hijo enfermo es lo peor que te puede pasar en la vida. En ese momento se me vino Catalina a la cabeza. Ellos me abrazaron, me agradecieron y me contaron la historia médica de su hijo. Ese dinero lo iban a usar para el traslado y el tratamiento que necesita”, continuó Pauluch.
El misionero trabaja en una maderera durante la semana y los sábados es el encargado de las relaciones públicas de la disco Amarena. “Encuentro un sinfín de celulares y billeteras cada fin de semana. Siempre los publico en las redes y hasta ofrezco mi casa para que vengan a buscar lo que pierden”, narró. Y agregó: “Son valores que me enseñó mi vieja, no es para que me digan que soy un héroe. Trabajo tengo, estoy buscando comprarme un terreno. No me sobra nada, pero jamás me lo hubiese quedado”.
Respecto a la suma de dinero, Pauluch indicó que “es normal” que la gente se traslade con esa cantidad de efectivo. “No porque sean millonarios, sino porque muchos quizá venden una chacra o un animal y la guardan en sus casas”, completó.
FUENTE: TN