En la enfermedad encontró un camino hacia la salud

Salud y medio ambiente Slider costado

Durante la pandemia, Eugenia López Ardiles enfrentó los primeros síntomas del Parkinson, comenzó con un poco de rigidez en el lado izquierdo de su cuerpo, en la pierna y el brazo. Después de algunos controles y estudios más precisos, llegó a un diagnóstico de Parkinson rígido.

“Lejos de ser un balde de agua fría, fue un cascotazo en la nuca. Fue un proceso masticarlo, digerirlo, aceptarlo y abrazar lo que estaba haciendo en ese momento. Personalmente no me quedó otra que reinventarme”, contó Eugenia a Diversidad.

“El Parkinson me voló la cabeza, porque si bien me trajo rigidez, me trajo flexibilidad en torno a cuestiones que estaba sosteniendo en mi vida y que ya no podía sostener más. Fue desarmarme para armarme de nuevo, más blandita, más flexible”, agregó.

Esta transformación le trajo cosas nuevas y hermosas en torno a su trabajo, su vida personal y sus actividades, que la llevaron a pensar que la “enfermedad” fue en realidad un camino hacia la salud, una oportunidad para aprender y crecer. Cambió hábitos, creencias y descubrió una nueva forma de cuidar su cuerpo y su mente.

Hoy participa en diversas actividades, como talleres de canto, folclore y percusión, afirmando que “esto es darle movimiento a la vida”.

Entretenimiento y terapia

En este andar decidió crear una página de Instagram llamada “Baila La Vida” @bailar.la.vida16, con el objetivo de “contagiar, arengar, motivar” y abordar la enfermedad desde una perspectiva más empática y saludable. “La movida es esa”, enfatizó.

Además, se vinculó con el movimiento “Hazmelo Fácil” @hazmelofacil, que busca visibilizar el Parkinson joven y romper estigmas, alrededor de todo el mundo. “Generar espacios en donde saber que no estamos solos, que estamos acompañados”, es una de las metas de esta campaña.

La aceptación de su condición ha sido clave en su vida diaria. “Hago absolutamente todo para que hoy mi cuerpo funcione como funciona”, comentó, destacando la importancia de los rituales y hábitos que ha instaurado, como estirarse y bailar cada mañana. “Los resultados están a la vista”, concluyó, invitando a otros a unirse a su causa. “No estamos solos, somos un montón para acompañarnos”, comentó.

Además, en su trabajo incorporaron las pausas en movimiento que le hacen bien a ella y a sus compañeros. “Así es como transito mi vida, amigándome con esto porque soy muy amiga de él y les puedo asegurar que mi vida ha cambiado radicalmente desde la aceptación total de lo que me sucede, con actitud, poniéndole mucho amor y mucha dedicación”, finalizó.

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