“El running me devolvió la vida”: la historia de Román Luna, corredor con escleorosis múltiple

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Le diagnosticaron la enfermedad en 2012 y luego entró en un pozo depresivo. Gracias al deporte, la contención familiar y médica, pudo salir. Encontró el running y nunca más lo soltó: aunque no siente sus extremidades.

Román Luna nació en Marcos Juárez, ciudad ubicada en la provincia de Córdoba, en 1974. Su vida siempre estuvo rodeada de deportes, buena energía y alegría, todas características que se vieron amenazadas por una fuerte depresión en la cual entró a causa de la enfermedad que le diagnosticaron en 2012, a sus 38 años: esclerosis múltiple.

Gracias a su fuerza de voluntad, el deporte, y un entorno familiar y profesional que lo contuvo, los momentos oscuros no duraron mucho y lo cierto es que sus cualidades no pasaron de esa amenaza. Román no bajó los brazos y decidió continuar con su vida de la mejor manera posible. Y, en esa búsqueda, encontró el running, y nunca más lo soltó.

Todas las personas que padecemos esclerosis múltiple o alguna patología autoinmune estamos muy vulnerables a lo que es la depresión, y eso fue lo que me llevó a encontrarme con el running. Siempre lo digo: fue lo que me devolvió la vida”, explica.

Sus primeros 10K fueron en 2018 en la tradicional Carrera Maya.

Luna no siente sus extremidades, pero logró volver a correr, aunque no es tan simple: después de cada carrera tiene que someterse a baños de hielo. Además, duerme poco, con máximos de tres horas seguidas, ya que sufre de incontinencia urinaria.

El running en mi vida fue, es y será terapéutico. Forma parte de la recuperación diaria que tiene mi enfermedad”, señala y detalla que corre preferentemente por la mañana, que es cuando su cuerpo tiene mayor energía, ya que la esclerosis múltiple genera una fatiga crónica, y esto hace que esté más predispuesto a hacer actividad física en las primeras horas del día.

Si bien fue deportista toda su vida, años después del diagnóstico llegó a considerarse un runner. Antes, elegía los botines más que las zapatillas. Con catorce años apuntaba a ser un gran jugador de fútbol. Se destacaba en las categorías inferiores de Newell’s Old Boys, River Plate y hasta jugó un partido en Boca Juniors.

Pero su objetivo deportivo de debutar en primera se esfumó y fue reemplazado por otros. Entre ellos: correr un medio maratón, correr 21 kilómetros con esclerosis múltiple. Algo que veía lejano, muy “impensado”, como lo califica él, pero que pudo lograr en la tradicional carrera de Buenos Aires, en 2019. Además, corrió varias pruebas de diez kilómetros. La primera fue en 2018, la popular Carrera Maya.

El deporte me salvó la vida y me saco del profundo pozo al que había caído a finales de 2017. La depresión visitó mi geografía humana”, describe Luna. Por otro lado, y muy a pesar de todas las dificultades físicas que tengo en la actualidad, el deporte y la familia son pilares fundamentales para mantenerme en pie”, asegura el licenciado en periodismo.

Claro que en su entereza también tiene mucha responsabilidad su entorno familiar. Su mujer, Natalia, y sus dos hijos, Valentina y Bautista, son el mayor apoyo de este deportista que se reinventó. “Agradezco que en el momento que me diagnosticaron la enfermedad estaba junto a mi compañera de vida y la madre de mis dos bellos hijos, los tres son mi sostén y, además, mi conexión”.

Con el tiempo, terapia psicológica y psiquiátrica de por medio, Luna fue asimilando esta condición de salud con la que intenta convivir de una manera “no limitante ni de autodestrucción”. Cuando recibió la noticia médica, allá por el 2012, fue un “shock”, apunta.

Esa es la definición exacta, así recuerdo ese momento en el que mi neurólogo, Jorge Correale, me informa del diagnóstico. Fue un shock emocional que jamás voy a olvidar, porque de repente, y para toda la vida, iba a tener una compañera de ruta”, relata.

El deporte que eligió en este momento de su vida lo ayudó mucho. Y no vive pendiente del reloj con GPS, de los ritmos, las distancias extenuantes y las presiones. Tomó el running como “un estilo de vida, un espacio de reflexión”, de encontrarse consigo mismo, “de volar”, en el buen sentido de la palabra.

A pesar de que es un deporte individual, lo practica con un grupo de entrenamiento de elite que se llama SportTream y es monitoreado constantemente por su equipo médico. “Opté por el running y no por otra disciplina porque para mí no tiene límite de edad, y la esclerosis está con vos donde vayas y para toda la vida. Muchas veces digo en mis redes sociales una frase que sintetiza esta idea ‘Mientras pueda, correré’, concluye Luna.

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