Dogos, el equipo deportivo para la comunidad LGBTIQ en Neuquén

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Practican natación y bicicleta, y planean sumar más disciplinas en base a las inquietudes de los deportistas que no encuentran otros espacios para entrenar.

A pesar de los avances de los últimos años en ampliación de derechos, la identidad de género y la orientación sexual aún se mantienen como una frontera difícil de atravesar en los ámbitos deportivos. Mientras hay muchos que todavía se molestan por la participación de atletas trans en las competencias, un grupo de neuquinos gestiona una filial de Dogos, un equipo pensado para brindar contención y más oportunidades para el colectivo LGBTIQNB+ en la región.

César Mercu es el impulsor de esta propuesta. En 2020, en un contexto donde escaseaban las oportunidades de participación entre pares, se decidió a crear una filial neuquina de Dogos, que es un equipo deportivo pensado para un colectivo que suele sentirse discriminado en los grupos deportivos tradicionales. Así, Neuquén contó por primera vez con una filial de un espacio que funciona desde 1996 a nivel nacional y que ahora sumó una nueva disciplina gracias a los neuquinos: el ciclismo.

“En las demás provincias funcionan con otras disciplinas como fútbol, básquet y tenis”, dijo César sobre la iniciativa, que en Neuquén sumó atletas en natación y ciclismo. Aunque los grupos son dinámicos y hay personas que ya se alejaron del equipo, en la actualidad hay ocho nadadores y seis ciclistas que se juntan de forma semanal a entrenar en encuentros que son gratuitos.

“Somos los primeros en incorporar bicicleta y ahora queremos sumar también trekking y running”, detalló sobre la metodología del grupo, que suele sumar nuevos deportes en base a las inquietudes del propio colectivo LGBTIQNB+, que acuden a ellos porque no encuentran otros espacios amigables para practicar deportes.

Además de ser un equipo deportivo, Dogos también es un espacio de recreación que busca plantar una bandera política. Es que se propone instalar los debates necesarios para erradicar la discriminación en ámbitos deportivos, ya que circulan muchos discursos que no permiten, por ejemplo, la integración de las personas trans en las competencias porque consideran que las mujeres trans son demasiado fuertes para competir con mujeres cis y que los hombres trans son demasiado débiles para enfrentarse a la par de otros hombres.

De esta manera, las actividades de Dogos exceden los entrenamientos y las competencias. El grupo planea desarrollar campamentos abiertos al público y hasta clínicas de formación para poder integrar a más personas del colectivo a la práctica del deporte. César explicó que la esperanza de vida de las personas trans es muy baja, y que muchas veces se vincula a la falta de acceso a la actividad física, que es beneficiosa para la salud.

Por ahora, el equipo de Dogos entrena en piletas prestadas, mientras gestiona sus propios turnos en un natatorio que sea su sede oficial. Según detalló el impulsor del equipo, la natación es una disciplina aún más complicada para el colectivo, ya que la vestimenta específica de este deporte y el uso de los vestuarios potencian los casos de discriminación.

César describió el caso de un chico trans que nadó en el equipo y por primera vez se sintió cómodo al usar un traje de baño y dejar expuestas las cicatrices de su masculinización del tórax. Las mallas ajustadas o que dejan parte del cuerpo al descubierto son sólo una parte del problema. “También es una situación difícil el acceso a los vestuarios, si muchas piletas no tienen vestuarios accesibles para personas con discapacidad, menos van a tener para personas de este colectivo”, aclaró.

Con estos detalles que parecen mínimos, Dogos planea dar un mensaje político sobre la inclusión en el mundo del deporte. Así, buscan que más personas que no se sienten incluidas a otros espacios por su orientación sexual o de género encuentren en este lugar un ámbito para canalizar sus inquietudes y practicar nuevas disciplinas que, de otra manera, parecían imposibles.

Así fue como empezaron también con la práctica del ciclismo. Por ahora, hacen circuitos cortos en la ciudad, pero quieren sumar también recorridos en la barda e incluso viajes hacia localidades más lejanas, con el objetivo de recorrer distancias más largas. Pronto, el objetivo es sumar también el trekking y el running, que son deportes que cada día suman más adeptos en la ciudad.

Por ahora, en Dogos entrenan 14 personas que son mayores de 18 años y que se sienten identificados con el colectivo LGBTIQNB+, pero el espacio está abierto para sumar a más atletas que practiquen estas disciplinas o que quieran proponer una nueva. Para el impulsor del grupo, el fútbol es el deporte más difícil de gestionar, ya que hay una cultura patriarcal que aún rige la actividad y que impide que las personas del colectivo se sumen a los equipos ya existentes.

“La discriminación sexual o de género es distinta a las otras porque se da por partida doble, las personas discriminadas por religión o raza suelen volver a su casa y estar otra vez contenidos por sus pares, pero una persona trans se siente discriminada muchas veces en la sociedad y en su propia familia”, dijo y agregó que, de esta manera, los entrenamientos de Dogos suelen ser un refugio para muchos atletas que no se sienten cómodos en otros ámbitos.

Si bien el rasgo distintivo de Dogos es la inclusión social, los atletas no olvidan la exigencia deportiva. Así, se han sumado en el pasado a equipos de otros natatorios para participar en competencias de piletas, y planean a futuro participar por su cuenta. “Muchas veces nos sumamos a los natatorios para tener una mejor posición en las tablas de puntajes, pero queremos competir sólo como Dogos para poder visibilizar al grupo y llevar un mensaje”, afirmó.

FUENTE: LM NEUQUEN

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