Un verdadero milagro ocurrió en Tennessee, Estados Unidos. Emily Brown, una mujer de 30 años que se enfermó gravemente de coronavirus, dio a luz mientras estaba en coma inducido. La mujer luchó por su vida, se recuperó y pudo conocer a su bebé casi un mes después. Emily no se tomaba muy enserio la enfermedad. De hecho, en diálogo con The Sun, sostuvo que “pensaba que el COVID-19 era una simple gripe”. “No me importaba usar barbijo. Pensaba que era una estupidez. Bueno, no lo es”, contó. Esto lo descubría de una manera muy cruda. Después de una cena en un restaurante, se dio cuenta de que no podía oler ni saborear nada. Inmediatamente fue a realizarse el test PCR, que dio positivo. Ambos quedaron aislados en su hogar. Sin embargo, su cuadro se complicaría.
La mujer fue llevada de urgencia al Hospital Erlanger del condado de McMinn el 18 de septiembre pasado después de mostrar síntomas compatibles con la enfermedad, siendo la más preocupante la dificultad a la hora de respirar. Apenas dos días después, fue conectada a un ventilador y puesta en coma inducido, donde permaneció durante 20 días. Pero a la preocupación por su situación de salud, se le sumaba el hecho de que estaba embarazada. Junto a su pareja, llamado Josh, esperaban su primer hijo juntos; ella ya había tenido familia en 2015, con su exesposo. “Antes de entrar en coma, las enfermeras me revisaron. Cada cosa que me decían me daba terror. ‘¿Perdería a mi bebé?’, era lo único en lo que pensaba”, manifestó.
Ante el miedo de que tanto el pequeño como la mujer no sobrevivieran, los médicos realizaron una cesárea de emergencia. De esta manera, Tucker salió al mundo de forma prematura, siete semanas antes de lo previsto. Unos días más tarde, y tras una traqueotomía exitosa, lograron quitarle el ventilador a Emily y pudo levantarse por fin. “Cuando desperté en la extraña habitación, estaba segura de que solo habían pasado unos días. Pero en realidad habían sido tres semanas dormida. Ahí entré en pánico, me preguntaba dónde estaba Josh y me sentí extremadamente ansiosa por Tucker. Afortunadamente, las enfermeras me dijeron que el bebé tenía un peso saludable y que estaba bien”, afirmó.
La mujer tuvo que esperar dos días más para poder conocer a su segundo hijo. Tras un testeo a Josh, que dio negativo por Covid-19, la familia pudo reunirse por fin, tras todo el sufrimiento y la lucha. “No podía dejar de llorar. Estaba devastada y llena de alegría al mismo tiempo”, sostuvo. El 20 de octubre, más de un mes después de ser internada, Emily saldría del hospital y regresaría a su casa. Tucker permaneció dos semanas más por precaución. Brown espera que su aterradora experiencia sirva de advertencia, para que otras personas como ella tomen al coronavirus en serio.
“Es mucho mejor usar barbijo que estar en un hospital con un respirador y que tu familia pregunte si vas a vivir o a morir”, concluyó. Pese a que esto ocurrió en septiembre pasado, su historia se hizo viral en las últimas horas.