De vender uvas en Europa a cumplir su sueño y grabar un videoclip de rap: la historia de Marcos Mateu

Historias para contar Slider costado

Marcos Mateu tiene 28 años y la primera vez que escuchó un rap fue mientras caminaba por la peatonal de Las Toninas durante el verano. Desde ese momento, supo bien lo que quería hacer de su futuro. “Cuando los escuché, pensé  que podía hacer lo mismo y empecé a practicar en casa”, sostuvo en una entrevista con Infobae. Y el sueño comenzó a hacerse grande.

 Debutó a los 16 años, en un acto escolar, con un tema que él mismo compuso. Lo que pasó después jamás se lo imaginó: lo invitaron a un evento donde habían 30 mil personas. “No venían a verme cantar a mí, pero estaban ahí. Fue muy fuerte”, recuerda Marcos. Luego entendió que podía ganar dinero con el rap y se instaló en Capital Federal, cantando en la peatonal de la Calle Florida. Pero encontró un lugar mejor: el tren.

Arrancó en el ramal Retiro-Tigre, cantando sobre problemáticas sociales, pero decidió cambiar el rumbo. “Muchos de los pasajeros del tren volvían cansados de trabajar. Si yo me ponía a cantar acerca de mis problemas, se iban a tirar por la ventana. Entendí que necesitaban despejarse un ratito. Entonces empecé a improvisar pidiéndoles una palabra o haciéndoles algún chiste. Terminaba de cantar y empezaban a darme dinero”, cuenta el rapero. Pero no fue todo color de rosas: vino la pandemia y tuvo que dejar el rap. “Juntaba uvas. Arrancaba a las 6 de la mañana y terminaba a las 7 de la tarde. Me pagaban 30 euros por día. En el tren, en cambio, llegaba a juntar el triple. Fueron meses duros”.

Pero un día, todo cambió: “Me llegó un mensaje de Oscu (Nicolás Odetti), un reconocido artista y youtuber. Me propuso hacer el remix de ‘Fin de año’, una canción que había escrito en 2019”, contó Marcos. Así, volvió a Argentina para grabar el video del tema y cumplir uno de sus sueños a nivel profesional. “Quiero que mi música se escuche en todo el mundo. Estoy trabajando en mi productora ‘Últimos primeros’. Pensé en ese nombre porque cuando estoy en el tren, siento que estoy como en el último lugar. Muchas veces, cuando estás ahí, es muy difícil que alguien te quiera dar una mano de verdad, como la que me dio Oscu, que es un número uno, un primero. Por eso, la idea de la productora sería ayudar a los que están últimos para que puedan estar primeros”.

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