Habita en diversos puntos del hemisferio sur, se estudia desde 1846 y, debido a su escasa población, observar un ejemplar es un gran desafío.
La ballena más pequeña del mundo es una especie repleta de misterios, ya que su población es muy escasa y, por lo tanto, no se ha podido avanzar rápidamente con el estudio de los ejemplares, durante los últimos 178 años.
Conocida como ballena franca pigmea, franca enana o “Caperea marginata”, por su nombre científico, este animal habita en las aguas frías del hemisferio sur, cerca de Sudamérica, África y Oceanía.
¿Cuánto mide la ballena más pequeña del mundo?
Los ejemplares de la ballena más pequeña del mundo, una vez que se convierten en adultos, pueden alcanzar una longitud máxima de 6,50 metros. Una cifra mucho menor que la desarrollada por la ballena azul (el animal más grande de la tierra) que se desarrolla hasta lograr 30 metros.
Por otro lado, la ballena franca enana, a lo largo de su vida, nunca supera un peso corporal de 3.500 kilogramos. Una vez más, si la comparamos con la especie más grande, la diferencia es abismal. La ballena azul puede pesar 180.000 kilogramos.
- Tiene un color gris oscuro en el dorso y tonos más claros en el vientre.
- Se alimenta de krill y de pequeños crustáceos.
- Demuestra comportamientos solitarios, aunque también se la puede observar en grupos de hasta 10 ejemplares.
¿Dónde habita la ballena más pequeña del mundo?
Debido a que los especialistas logran visualizar un máximo de 20 ejemplares por año, es muy complejo determinar, con precisión, cuál es el hábitat natural de la ballena más pequeña del mundo.
De todas formas, con el correr del tiempo, se llegó a la conclusión que solo vive en el hemisferio sur, tras avistamientos confirmados en las costas de:
- Tierra del Fuego, Argentina.
- Namibia.
- Australia.
- Tasmania.
- Nueva Zelanda.
A su vez, cabe destacar que, ante la escasez de datos oficiales, tampoco se conoce, de manera oficial, la cantidad de ejemplares que hay en el planeta.
¿A quién se le atribuye el descubrimiento de la especie?
En el marco de una expedición por el hemisferio sur, que duró entre 1839 y 1843, James Clark Ross descubrió un hueso extraño que, sin saberlo, integraba los restos de una ballena franca pigmea.
Es por eso que el descubrimiento oficial de la especie se le atribuye a John Edward Gray, quien la registró en 1846 y le colocó el nombre de “Balaena marginata”. 18 años después, el botánico inglés accedió a un cráneo y otros huesos de la misma especie, a la que integró en un nuevo género: Caperea.
Fuente: Billiken