Cora Teijeiro de Acosta acumuló una extensa obra literaria durante su vida. Para recuperar la movilidad en las manos tras sufrir un ACV aprendió computación y el resultado fue “Estampas de la Vida”, la obra culmen y la única que escribió en prosa y empleando una PC.
Tiene 94 años, reparte su vida entre La Pampa y Mendoza, con una prolífica obra literaria en su haber, tuvo la virtud y la fuerza de voluntad suficiente para salir adelante tras sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) y a los 80 años aprendió computación como parte de los ejercicios para mejorar su salud.
Pero además de conocer lo mínimo indispensable para manejar una PC, le sacó lustre al teclado al escribir su último y gran libro. En “Estampas de la Vida”, Cora Elsa Natividad Teijeiro de Acosta refleja su vida, su historia familiar, recuerda amistades, también la faceta laboral y hasta política.
La obra culmen de Cora, la única que escribió en prosa y usando una computadora, le valió el reconocimiento de la Cámara de Diputados de Mendoza al ser declarada de interés cultural. El proyecto es autoría de la diputada sanrafaelina María José Sanz.
La vida de Cora Teijeiro de Acosta
Cora Elsa Natividad Teijeiro de Acosta nació en la navidad de 1927 en Realicó (La Pampa) y siendo ella una niña recaló en General Alvear. La familia llegó al sur mendocino atraída por las oportunidades que rodeaban al desarrollo del ferrocarril en la zona. Cora y sus cuatro hermanos fueron a la escuela primaria pero al momento de continuar la secundaria se hizo cuesta arriba para la familia y abandonó después de cursar el tercer año.
Con el paso de los años conoció y se casó con Carlos Octavio Acosta y se instalaron en el paraje alvearense Los Compartos. Tienen dos hijos, Carlos y Graciela. Por cuestiones laborales, Octavio era docente, se mudaron a San Rafael y se instalaron definitivamente.
“Su anhelo era poder terminar la escuela por eso, cuando nosotros éramos adolescentes, ella hizo todo para completar la secundaria y se recibió de docente”, contó Carlos Acosta, el hijo. A partir de ese momento, además de trabajar como maestra y llevar adelante la casa, comenzó a desarrollar a pleno ese amor por las letras.
“Desde chica le gustaba escribir y en la escuela la incentivaron mucho. Canalizaba su tiempo escribiendo”, afirmó el hijo. “Su gran amor es la poesía y ella hoy en día se acuerda de todo y te recita las poesías completas”, prosiguió Carlos. En su larga trayectoria como escritora recibió más de 30 premios provinciales, nacionales e internacionales.
Aprender computación a los 80
Cuando llegó a los 80, Cora Teijeiro de Acota sufrió un accidente cerebrovascular que la dejó cuadripléjica. Pero lo que podría haber sido considerado el final de la historia, no fue más que el prólogo de lo que estaba por llegar. “Primero quedó cuadripléjica, después hemipléjica y como parte de la recuperación le dieron ejercicios para mejorar su salud, entre ellos, para que recobrara la movilidad en las manos”, relató Carlos, el hijo.
Entre los tantos ejercicios que Cora hacía, se puso manos a la obra, aprendió computación y el resultado fue “Estampas de la Vida”, el único libro en el que se aventuró a la prosa.
“Se tomó al menos unos dos años en buscar y releer todo el material que había acumulado a lo largo de su vida, que era mucho, y una vez que unió todo, escribió el libro”, sintetizó su hijo.
En Estampas de la Vida, “plasma sus vivencias, que logran conformar un racimo de sensaciones, sucesos históricos de gran valía y un no menos importante contenido de hechos de la historia, tanto departamental cuanto regional, donde sus actores se nutren de la realidad para posicionarse hacia el futuro”, remarcó la diputada Sanz durante la sesión en la que declararon de interés el libro de Cora.