El profesor de un club barrial de San Justo subió a las redes un video en el que los invita a sus clases.
¿Cuántas personas deben pensar que les van a decir que no pueden hacer este deporte por tener un problema auditivo? Esa pregunta fue el puntapié inicial para que Emmanuel Troncoso (37), un instructor de taekwondo de San Justo, en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, planificara un proyecto inclusivo: clases para sordos. Fue en el peor momento de la pandemia de coronavirus cuando aprovechó el parate que impuso la cuarentena y para poner en marcha la iniciativa: empezó a aprender lenguaje de señas.
Hoy, sus clases del arte marcial que lo apasiona para la comunidad sorda ya tienen días y horario en la Sociedad de Fomento El Trébol, y el comprometido profe sueña con, poco a poco, recibir cada vez más gente con problemas auditivos que se animen a subir al tatami.
Para eso, su primer paso fue sorprender en las redes con un video en el que invita a participar en lenguaje de señas.
“Hola a todos! ¿Cómo están? Me llamo Emmanuel. Estudio lengua de señas y soy profesor de taekwondo. Soy cinturón negro 6to Dan. Enseño a personas sordas. Las clases con inclusivas, todos juntos. ¿Y cómo? En lengua de señas”, explica moviendo sus manos.
“¿Por qué no abrirle la puerta a cualquier persona? Quiero dar esta herramienta para que puedan hacer la actividad física, marcial y que se sientan cómodos, incluidos. Que pueden tener un grupo con sentido de pertenencia. Todos podemos entrenar”, dice el instructor sobre la idea que lo movió a lanzar la iniciativa.
Emmanuel es cinturón sexto Dan, una alta categoría dentro del arte marcial, y si bien da clases hace muchos años, ahora se convirtió en el primero haciéndolo con lenguaje de señas en el país.
“En la Argentina y en el mundo se abrió el taekwondo adaptado, donde pueden practicar todo tipo de chicos, con síndrome de down, autismo, retraso madurativo, hipertrofia”, explica sobre una tendencia de los últimos años en su actividad.
Más allá de ese movimiento, él siempre tuvo interés por aprender el lenguaje gestual de los hipoacúsicos, pero no fue hasta el inicio de la pandemia, en 2020, cuando encontró el tiempo para estudiar de forma virtual desde su casa.
Durante esa pausa obligada, también hizo un curso de acompañante terapéutico en niñez, adolescencia y discapacidad en el Centro Psicosocial Argentino.
Con esas herramientas, y apoyándose en sus docentes y alumnos, lanzó sus clases en las redes sociales con un video hablando en lenguaje de señas, que difundió a través de sus redes sociales. Los mensajes de aliento y bienvenida a la idea no tardaron.
Es más, su plan pronto tuvo eco entre sus alumnos oyentes, que enseguida se entusiasmaron. “Mis grupos están fascinados con la idea, se están interiorizando y ya están aprendiendo algunas palabras con señas. Y mis profesores del lenguaje me ayudan mucho porque necesito aprender las expresiones típicas del taekwondo”, cuenta.
Su idea a futuro es extender el proyecto a otros clubes barriales del distrito y convertirlo en algo más amplio e inclusivo todavía. “Me imagino poder darle una mano a las personas que están excluidas por la sociedad o se excluyen por sí mismas, por el hecho del qué dirán. Empecé por la comunidad sorda, pero yo quiero abrirles las puertas de mi club a todos”.
De Bruce Lee a Karate Kid
Emmanuel tiene vínculo con el taekwondo desde muy chico: su papá también entrenaba, y en su casa se veían las películas del inolvidable Bruce Lee y Karate Kid. Empezó a practicar el arte marcial a los 8 y desde entonces está en constante formación. “Para mí es un estilo de vida, mi mejor terapia”, define.
A su vez, rescata los valores que trae involucrarse con un arte marcial y aclara que no hay edad para empezar a interiorizarse en el tema. “Mucha gente que se acerca para hacer un deporte, y encuentra una familia, un lugar de pertenencia. Es también un arte marcial, respeto, cortesía, integridad y responsabilidad”, concluye.