Aprendió a vivir sin recto, colon, ni estómago con el deporte como estandarte

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Juan Dual vive sin varios órganos y su cuerpo no genera hambre. El deporte, su gran aliado para continuar la vida al 100%.

Una de las historias más increíbles que combina el deporte y la vida es la de Juan Dual. Él está vacío por dentro. Sin colon, sin recto, sin estómago, sin vesícula. Con un 3% de grasa corporal. Nunca tiene hambre. Se obliga a comer para no desfallecer. Ha estado a punto de morir en tres ocasiones. Y no para de correr. Primero, por asfalto. Enseguida, por montaña. Es una habitual de la ultradistancia. “Si estás encima de una ola, tú decides si te subes encima de la tabla o o te quedas quieto; yo elegí lo primero”, afirma Dual.

Su historia

Su vida cambió con 13 años. Le diagnosticaron poliposis familiar múltiple, una enfermedad hereditaria con un 99,8% de probabilidades de desarrollar cáncer en el aparato digestivo. Una abuela y un tío fallecieron por adenocarcinoma de colon. Comenzaron entonces multitud de pruebas para vigilar el desarrollo de la dolencia. “A mi padre le habían operado ya para evitar que desarrollara cáncer. Veía que él hacía vida normal y no pensé que si me tenían que operar fuera algo raro. Con esa edad haces lo que te dicen tus padres. Yo crecí con ello, es más putada que te descubran un cáncer con tu vida hecha“, apunta.

Con 19 años, en el tránsito entre el Bachillerato y la Universidad, pasó por el quirófano. Le extirparon el colon y el recto. Casi se queda en la operación. Se dejó ir. Llegó a pesar 106 kilos. Con 28 años la enfermedad afectó al estómago. Nueva intervención. Una hemorragia en el postoperatorio casi le impide salir adelante. Se quedó en 57 kilos. Sin masa muscular. No podía andar. Más adelante, una bacteria se adueñó de su vesícula biliar.Se la extirparon. “Hice el tonto una vez, pero no dos. Con el apoyo de Pepa, mi nutricionista, reaprendí a comer. Así volví a andar, luego a trotar y ya a correr“, recuerda.

Su pasión por el deporte

De niño jugó al fútbol y al baloncesto. “Sin cansarme demasiado, como El príncipe de Bel-Air“. Entona, entre risas, la melodía de la comedia protagonizada por Will Smith. Una amiga, que se preparaba para un 15K en Valencia, le invitó a salir a correr con ella. Al poco tiempo empezó a disputar carreras. A los ocho meses de la operación, acabó el medio maratón de Barcelona en dos horas.

Enseguida se encaminó hacia la montaña y la ultradistancia. “El deporte me ayuda mucho y me lo ha dado todo. Cuanto más corro o pedaleo, más como. Si como, tengo más energía y fortaleza. Mi familia se tranquiliza porque me ve mejor. Además, sirvo de motivación para mucha gente que conoce mi historia. Me manda mensajes que son un empujón para seguir adelante. Siempre necesitas aferrarte a algo“, apunta Dual.

La falta de hambre

La ausencia de estómago coarta la aparición del hambre. El cerebro no recibe la señal de que necesita comer. En su día a día tiene fijados los momentos para alimentarse. En las carreras, sigue también su propio ritual. Ha aprendido a escuchar a su cuerpo. Atrás quedaron algunos desmayos por la falta de nutrientes. Ahora reconoce las señales que le manda su organismo. Para una urgencia, en la mochila no faltan geles, chocolates, sandwiches de mantequilla de cacahuete, gominolas… En los avituallamientos, carga agua y come carbohidratos.

No puedo comer en movimiento, me tengo que detener. En muchas carreras me pasan rivales porque me detengo 10 o 15 minutos y luego les vuelvo a pasar. Muchos se quedan extrañados cuando le vuelvo a adelantar y se repite la historia en el siguiente puesto de comida. Empiezas a hablar, ellos te cuentan sus problemas con el trabajo o personales, y cuando yo les cuento lo mío se quedan a cuadros. “Joder, y yo me quejo’, me suelen decir. Yo siempre les digo que cada uno nos quejamos de lo que nos afecta, lo malo es no hacer nada por cambiar eso de lo que te quejas“, sentencia.

Con un índice de grasa corporal que no llega al 3%, el cuerpo de Dual no tiene de dónde tirar cuando le llega el cansancio en las carreras. Si le bajan las pulsaciones, es hora de comer. “Y no hago prisioneros, mezclo de todo, me como un donut con jamón y queso por encima, pasta, como de todo”, afirma. Tras una carrera, termina exhausto. Cruzada la meta, se enfrenta a tres días en los que, según sus propias palabras, se vuelve como un bebé. “Sólo como, duermo y cago“, afirma.

Una nueva vida

Tras la operación del estómago Dual abandonó su trabajo como enfermero en Vall d’Hebron. “Me gustaba porque tenía mi visión anterior como paciente y luego como cuidador”. Se define como un nómada. Viajó a Japón. Luego a Inglaterra. De allí, se apuntó a un voluntariado en Nicaragua. Una vez en Centroamérica, hace cinco años se embarcó en el reto de recorrer más de 10.000 kilómetros en bicicleta hasta Ushuaia, en el sur de Argentina. Amigos y familia pusieron el grito en el cielo. “Fue un tributo a la vida, me ha dado tantas oportunidades de seguir viviendo que, ya que estoy vacío por dentro, quiero llenarme de aventuras. Mi vida es ensayo y error“, apunta.

Hace dos años una hemorragia digestiva masiva casi le cuesta la vida. Por tercera vez vio de cerca la guadaña de la parca. “Voy para adelante sin pensar si me puede pasar algo. Cuando nacemos y la matrona nos da la palmadita en el culo ya estamos muriendo. Cuando seamos conscientes de eso, disfrutaremos de una vida plena. A corto plazo nunca sabes lo que te va a pasar”, apunta. Agradece a sus padres que le inculcaran esa curiosidad que le empuja a buscar nuevas aventuras. También el apoyo de sus amigos y el humor negro con el que le ayudan a salir adelante. “Sin ellos no estaría aquí, afronto la vida de este modo por cómo nos tomamos las cosas que nos pasan”, explica.

Además, trabajó en un refugio de montaña. “Hago lo que sea, lo mismo pongo copas que vendo fruta”, recuerda. Ahora es copywriter, escribe textos para web o redes sociales de algunas empresas. La pandemia le dejó en casa de sus padres. Mantuvo sus planes de entrenamiento. Corría 30 kilómetros por el pasillo de casa. “Cuando salimos otra vez a la calle, yo llegue más rápido y fino que cuando nos confinaron“, señala. En noviembre publicará un libro que aúna sus experiencias, el deporte y recetas de comida.

Su gran actividad deportiva

Ultras, carreras de montaña, triatlón de larga distancia… Hace unos meses se estrenó en esta especialidad: 5 kilómetros en kayak, 72 en bici y 135 de carrera en asfalto. Nada le detiene. “Mi meta es estar en la salida. Alguien como yo no debería estar en una carrera, y menos en un ultra. No necesito un dorsal para motivarme y salir a entrenar, para mí es un premio“, comenta el deportista de Merrell Europa. Cuenta con el respaldo de Somos Deportistas y las marcas Arch Max y Saxx Underwear.

Hace meses atrás, tomó la salida de la Val d’Aran by UTMB. Corrió y acabó la modalidad de 55 kilómetros y 3.100 metros de desnivel positivo.Empleó 12 horas, 10 minutos y 44 segundos. “Fue duro por el calor. Al principio tuve que parar media hora para beber mucho y no deshidratarme. Me lo ha pasado muy bien. He disfrutado como un enano y al final el tiempo no está mal para un tullido como yo”; comenta entre risas, al poco de acabar la carrera.

Dual vive en Valencia y acudió hasta Pla de Beret en su Mari Trini. Así llama a su bicicleta, su habitual medio de transporte. Sus amigos de Suelta Freno se encargan de tenérsela siempre a punto. Es un paso más en su defensa del medioambiente. Está comprometido en reducir su huella de carbono y limitar los viajes en avión o coche.

Juan Dual desprende vitalidad a raudales. Ni una queja. Siempre con una sonrisa. “Si no haces nada para modificar algo que te sucede, el derecho a quejarte se diluye“, incide. Todavía le queda mucho hueco por dentro para llenarlo de aventuras.

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