Andrea Poretti: “El verdadero desafío es la educación de las nuevas generaciones”

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POR SEBASTIÁN SAAVEDRA

El pasado 9 de diciembre se conmemoró el Día del Laicismo y la Libertad de Conciencia, en el marco de esta fecha conversamos con Andrea Poretti, una de las referentes de la Comunidad Sant’Egidio, quien nos adentró en esta temática y la importancia para nuestro país.

– Para quien no lo sabe, ¿qué es el laicismo?

El laicismo es la condición por la cual hay una clara separación entre el Estado y cualquier organización religiosa. En tal sentido no habría una religión que se identifique con el Estado y viceversa. 

– ¿Y la libertad de conciencia?

La libertad de conciencia es el derecho de cada ciudadano de realizar sus opciones religiosas según sus convicciones y creencias. Asimismo, el Estado debe garantizar esta condición a la totalidad de sus ciudadanos.   

– ¿Cuál es la importancia del Día del Laicismo y la Libertad de Conciencia?

Desde mi punto de vista la importancia es sostener en el tiempo las conquistas en derechos humanos realizadas y que no se diluyan con el correr del tiempo. La memoria siempre ayuda a no repetir los errores del pasado.

– ¿Cuál es el trabajo que vienen realizando desde la Comunidad Sant’Egidio en este sentido?

El trabajo de la Comunidad de Sant’Egidio por el laicismo y la libertad de conciencia es sostener esta postura ya que en sus mismos cromosomas se las practica. Hay numerosos ejemplos que ilustran esta aseveración: en los países de mayoría musulmana se realizan las escuelas de la paz con niños de esa religión, construyendo con ellos y sus familias puentes de amistad y solidaridad. Ha sucedido que en momentos de mayores tensiones, los miembros cristianos de Sant’Egidio han recibido protección de sus amigos musulmanes. También hay niños que por sus convicciones religiosas no festejan sus cumpleaños u otras festividades y en la Escuela de la paz se les respeta esa elección.  

La oración por la paz es otro ejemplo del trabajo que la comunidad de Sant’Egidio realiza a nivel global. Siguiendo el Espíritu de Asís la Comunidad de Sant’Egidio realiza un encuentro anual en el que se escuchan voces provenientes de todas las religiones y creencias, según las más variadas temáticas: la guerra y la paz; la amenaza nuclear; el cuidado del ambiente; el racismo; el antisemitismo y la Shoá; la oración.

Otra realidad por la cual la Comunidad de Sant’Egidio trabaja incansablemente es por los derechos a la libertad de conciencia de los inmigrantes, ayudándolos a poder mantener sus tradiciones religiosas o creencias en los países donde son recibidos.

– ¿Existe un diálogo con el Estado u otras organizaciones para trabajar en este sentido?

Desde siempre la Comunidad de Sant’Egidio ha estado atenta a nivel institucional para que no sea violada la libertad religiosa de las personas. Específicamente con el Estado la Comunidad de Sant’Egidio en Buenos Aires mantiene relaciones tanto a nivel Nacional con la Secretaría de Culto como con la Dirección de Culto del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. También mantiene estrechas relaciones y diálogo fecundo con instituciones musulmanas, judías y del budismo.

A nivel internacional se preocupa con atención particular en la preservación de los lugares de culto allí donde las minorías religiosas pueden ver violados sus derechos.

– ¿Cuáles son las mayores problemáticas que encuentran hoy?

Seguramente una de las mayores problemáticas, a mi entender, es la escasa educación en la convivencia y el respeto de la alteridad, tanto en los sectores acomodados de la sociedad como entre las franjas más pobres de las nuevas generaciones, es todo un desafío. En tal sentido nuestras escuelas de la paz son objetivamente un espacio alternativo frente a la proliferación de bandas juveniles criminales, muchas rehenes de la droga y del narcotráfico. La educación en valores y en el respeto del otro es una apuesta grande que la Comunidad realiza desde hace muchos años y que ha engendrado frutos fecundos y promisorios como el Movimiento “Jóvenes por la paz”.

– ¿Consideras a Argentina como un país pionero en el laicismo?     

Lamentablemente Argentina no ha sido un país pionero en el laicismo ya que durante mucho tiempo nuestra tradición ha quedado anclada en un lazo fuerte entre el Estado y la experiencia religiosa. Es importante, de todos modos, destacar que muchas veces la experiencia religiosa con sus debidas mediaciones, puede evitar cualquier tipo de integralismo y aportar a las instituciones del Estado aquel valor agregado representado por la relación personal, es decir en los términos que expresa el Papa Francisco: la construcción paciente de una amistad social.

– ¿Qué es lo que se puede destacar de nuestra sociedad y en qué hay que trabajar más?

A pesar de su pasado, en nuestra sociedad se ha ido madurando en los últimos tiempos el respeto por la libertad religiosa. Hay instituciones que desde hace años trabajan en este sentido. Pienso en el Calir y también en la DAIA con sus anuales investigaciones sobre el antisemitismo. Pero esto no significa afirmar que ya está todo hecho, bajar los brazos y sentirnos tranquilos. El prejuicio es hijo de la ignorancia y por esto, vuelvo a repetir, que el verdadero desafío es la educación de las nuevas generaciones, incluida aquella perspectiva de “ecología integral” que también tiene mucho que ver con el respeto y la búsqueda de un futuro mejor para todos, tal como lo indica el Papa Francisco.

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