POR SEBASTIÁN KALIK
Alejandra Jonte es una abogada que siempre soñó con escribir un libro. El quiebre en su vida fue cuando le diagnosticaron cáncer de mama y ahí fue cuando decidió animarse a publicarlo. Para escribir sus historias se inspira en su pueblo natal, San Andrés de Giles, donde todavía vive su familia.
¿Cómo empezó el proceso de perseguir tu sueño de convertirte en escritora después de enfrentar el diagnóstico de cáncer de mama?
Antes de ser escritor, uno es lector, toda la vida los libros para mi tuvieron una significancia terrible y antes de enfermarme yo había empezado a escribir, porque una vez leí una novela que era tan mala que dije “si esto está escrito, por qué yo no?” y empecé a escribir en el celular, ya que para mí es el acto más íntimo que uno puede tener porque la computadora para mí es trabajo. Durante la enfermedad, corregir “Ojos de fuego” fue como mi refugio y el día que termine la quimioterapia fui a una editorial y me regalé la publicación del libro. Fue como un proceso sanador, y por otro lado, yo creo que hay que permitirse a tener sueños, de los grandes y de los chiquitos, hay que salir a cazarlos.
¿Cómo describirías el proceso de escribir tu libro en medio de tu batalla contra el cáncer? ¿Fue un escape, una terapia?
Tuve la necesidad de escribir, yo siempre digo que escribo porque soy la hija de mi papá y escribo porque soy de San Andrés de Giles, y mi papá es como la memoria viviente del pueblo. Por eso yo dije: “Tengo que hacer algo con esto porque se va a perder” y entonces la escritura para mí es un lugar de refugio, registro y memoria, mis novelas están ambientadas en los 40′ y 50′ y para escribirlas uso hechos que pasaron en el pueblo, entonces las dos novelas hicieron un movimiento en el pueblo que fue genial, hasta hay vecinos que lo llaman a mi papá para contarle cosas para que yo las escriba.
¿La escritura siempre fue un sueño para vos o hay cosas que escribiste a través de los años que nunca publicaste?
Todo el que lee mucho, como yo, alguna vez quiere escribir algo y en la secundaria tuve un novio que tenía una revista literaria en Giles para la que yo escribía pequeños cuentos. La escritura siempre estuvo en mi vida, escribía crónicas de viaje cuando viajaba con amigas o mi marido, hasta que por mucho tiempo deje de escribir, pero yo siempre dije que algún día iba a escribir una historia que no empezara por “señor juez” ni terminara con “será justicia”.
¿De dónde sacaste la inspiración para las historias de tus libros “Ojos de fuego” y “Aura”?
Siempre mi fuente de inspiración es mi pueblo y cada uno tiene su disparador, San Andrés de Giles es zona ladrillera, donde están los hornos de ladrillo, que siempre me llamaron la atención porque hace siglos que se hacen igual, y fue como rescatar su historia ya que es lo que más lo caracteriza, junto con personajes particulares que trabajaban ahí. Además, aprovecho para contar dos sucesos que pasaron en Giles que no se pueden perder, por eso inventé historias que los acompañen para poder compartirlos.
¿Cuál fue el mayor desafío al enfrentarte a la tarea de publicar tu libro y cómo lo superaste?
Primero fue tomar la decisión y después fue buscar en dónde, entonces me hablaron de la editorial “Autores de Argentina” que publica para autores independientes, ahí me brindaron el asesoramiento para el proceso de elegir el papel, diseño, la solapa. Yo pensé que el libro iba a ser para amigos y gente conocida y nadie más, pero en la pandemia hice un taller literario con una escritora que yo admiro y me tocó estar con tres mujeres más y yo les contaba que publiqué un libro y me pasaron el contacto de una chica que tiene una librería en Facebook con un público para autores independientes, y un chico llamado Martín, que tiene una página de recomendaciones de libros, compró mi novela y le encantó, entonces la fue recomendando y la gente empezó a comprarla, a tal punto que me hicieron una entrevista de agencia EFE y la terminaron traduciendo al inglés y al francés, no lo podía creer.
¿Qué consejos le darías a otros que sueñan con perseguir sus pasiones, especialmente después de enfrentar adversidades como la enfermedad?
Yo creo en la autogestión, absolutamente, uno tiene que salir a la búsqueda, tiene que permitirse tener sueños y creer en lo que está haciendo, se tiene que animar, pero tiene que salir de uno mismo. Es tan satisfactorio cuando alguien te lee, porque te está regalando su tiempo.
¿Hubo algún momento memorable o revelador que hayas experimentado durante el proceso de escribir tu libro?
Yo al escribir necesito emocionarme, para poder volcarlo me tiene que sonar ya que cuando escribo es como que tiene un ritmo, una melodía. Hay una parte de “Ojos de fuego” que mientras la escribía lloraba.
¿Cómo esperas que tus libros inspiren o impacten a otros, tanto a nivel personal como profesional?
Yo agradezco que me lean, después es propio de cada persona lo que la historia despierta, cada lector le pone su impronta y su carga histórica.
¿Cuáles son tus planes futuros como escritora?
Mi sueño algún día es escribir humor, estoy escribiendo sobre un asesinato en Giles en los 60′ que tiene partes tragicómicas, me falta muy poco para terminarlo. Además, con unos compañeros de un taller literario tenemos una revista literaria llamada “Trovairitz Magazine” que es un proyecto que ya tiene un año e invitamos a escritores, hay hasta escritores de la India que nos mandan textos. Mi idea es seguir con los libros pero no me pongo plazos.